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La rivalidad entre Riad y Teherán pone de nuevo en jaque Oriente Medio

Los recientes enfrentamientos verbales de Riad y Teherán suponen una escalada en la «Guerra Fría» entre las potencias suní y chií, y amenazan con agravar las repercusiones que ya tiene esta rivalidad en otros países de Oriente Medio como el Yemen y Líbano.

Arabia Saudí e Irán no han llegado a un choque directo pero mantienen una guerra subsidiaria (la conocida como «proxy war» en inglés) en el Yemen, donde el primero respalda al presidente, Abdo Rabu Mansur Hadi, y el segundo, a los rebeldes chiíes hutíes.

Su antagonismo en el Yemen estalló hace cuatro días tras el disparo por parte de los rebeldes de un misil contra la capital saudí, una acción de la que Riad culpó a Teherán por su supuesto papel en armar a los insurgentes.

«Agresión militar directa» y «posible acto de guerra contra el reino saudí», han sido las palabras empleadas entre otros por el príncipe heredero y hombre fuerte saudí, Mohamad bin Salman, quien afirmó también que su país «se reserva el derecho de responder a Irán en el tiempo y forma apropiados».

El presidente iraní, Hasan Rohaní, contraatacó advirtiendo a Riad del «poder» de la República Islámica y de los intentos fracasados de otras potencias como Estados Unidos de doblegarla.

¿Significan estas amenazas que la tensión puede conducir a un choque militar? Los expertos no lo creen, pero apuntan a que el enfrentamiento se puede trasladar a otros países.

«No creo que haya una escalada militar a esta Guerra Fría, pero lo que estamos experimentando es un esfuerzo de la Administración estadounidense y de actores regionales como Arabia Saudí para provocar a Irán», dijo a EFE el director del Centro de Estudios Iraníes de la Universidad de Londres, Arshin Adib-Moghaddam.

En defensa de Arabia Saudí salió de hecho ayer su aliado EEUU, que demandó a la ONU medidas para frenar el contrabando iraní de misiles y sus «acciones desestabilizadoras».

Las autoridades iraníes han negado por su parte transferir misiles a los rebeldes hutíes, quienes según Teherán producen localmente sus armas y actúan de forma «independiente».

Al respecto, Adib-Moghaddam señaló que «es poco probable que Irán diga que no» si un movimiento con el que simpatiza le pide armas.

«Irán, como cualquier otro Estado, tiene interés en salvaguardar sus preferencias estratégicas», subrayó el analista, autor del libro recientemente publicado «Psycho-nationalism: Global thought, Iranian imaginations«.

Asimismo, vinculó la renovada hostilidad saudí con la influencia de EEUU el ministro iraní de Asuntos Exteriores, Mohamad Yavad Zarif, quien denunció ayer que «los provocativos movimientos» de Riad violan las leyes internacionales.

Guerra subsidiaria en curso

Poco después del viaje del presidente de EEUU, Donald Trump, a Riad en junio pasado, Arabia Saudí y otros tres países árabes rompieron relaciones e impusieron un bloqueo a Catar por su supuesto apoyo al terrorismo y su proximidad a Irán.

El pasado sábado, después de una visita no anunciada del asesor y yerno de Trump, Jared Kushner, Arabia Saudí convocó al primer ministro libanés, Saad Hariri, quien renunció al cargo acusando a Irán de interferir en los asuntos del Líbano.

Hariri es un aliado tradicional de Riad y hasta ahora encabezaba un gobierno de unidad integrado también por el grupo chií Hizbulá, que cuenta con el respaldo de la República Islámica.

En opinión del analista Adib-Moghaddam, «la guerra subsidiaria ha estado en curso» como demuestra que se culpara de la dimisión de Hariri a Irán, país que ve en esta decisión un plan de Arabia Saudí, Israel y EEUU para desestabilizar la región.

Rohaní, en conversación con su homólogo libanés, Michel Aoun, expresó su convicción de que el pueblo libanés podrá evitar que su territorio se convierta en «un campo de batalla para las potencias extranjeras».

Además, el presidente iraní denunció este miércoles que Arabia Saudí se está aliando con EEUU e Israel para crear conflictos en Oriente Medio, lo que calificó de «error estratégico y de cálculo».

Los medios iraníes consideraron esta semana que Arabia Saudí ha abierto un nuevo frente en su guerra por el poder regional con Irán amenazando a Hizbulá, mientras que el influyente editor jefe del diario árabe Rai al Yum, Abdel Bari Atwan, indicó que Riad está probablemente trabajando en una alianza con EEUU, Israel y otros países árabes contra el grupo chií.

El aumento de la tradicional animadversión entre Arabia Saudí e Irán solo puede empeorar la ya delicada situación porque, como opina Adib-Moghaddam, el diálogo entre esos países es «la clave de la paz regional» y el único modo de resolver los conflictos actuales.

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