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El antiguo Ferrocarril y sus vagones fantasmas del tren El Encanto siguen seduciendo a miles

Daniel Murolo – Miranda
@dmurolo

Como detenidos en el tiempo, en medio de la montaña y cubiertos por la densa vegetación característica de los Altos Mirandinos, unos 30 vagones del antiguo Ferrocarril de Venezuela se han convertido en un atractivo ecoturístico que cada mes atrae a cientos de venezolanos procedentes de todo el país.

Se les conoce como los “vagones fantasmas del tren El Encanto”; llegar hasta el lugar donde hace más de medio siglo se detuvieron en su recorrido entre los Valles de Aragua y la capital mirandina, lleva algo más de cuatro horas en una caminata llena de adrenalina e historia.

La ruta en total tiene 10 kilómetros de distancia. Daniel Matos Monasterio, creador del grupo Marejadan Ten, se topó el 11 de septiembre de 2016 por primera vez con la impactante imagen: el tren abandonado en medio del bosque, desde ese día prometió que daría a conocer esa “joya” escondida.

La estación Independencia del Metro Los Teques es el punto de encuentro e inicio del recorrido. Los guías reciben a los aventureros procedentes de Caracas, Aragua e incluso Carabobo, a las 8:00 am. La ruta la realizan al menos dos sábados al mes.

La caminata comienza por el centro de la ciudad, la primera parada es en la avenida Bermúdez, justo en el punto en el que hace más de un siglo se encontraba una de las estaciones del sistema ferroviario más importante del país; hoy en su lugar hay una tienda de ropa.

Explican en detalle a los asistentes la ruta que seguía el tren, cómo atravesaba la ciudad para adentrarse por lo que conocemos como el parque Los Coquitos y continuar su recorrido hasta Las Adjuntas.

A unos metros de distancia, en la plaza Miranda, el grupo hace una segunda parada; además de conocer sobre este emblemático sitio de Los Teques, es allí donde se toma el autobús que lleva a los aventureros hasta el lugar donde arranca formalmente el trekking.

El contacto con la naturaleza se cristaliza en el sector El Tigrito de Lagunetica; por un camino de tierra que bordea varios sembradíos de flores y hortalizas se inicia el recorrido que en pocos minutos se adentra en la montaña.

Desde este punto de los Altos Mirandinos se disfruta de vista únicas como los Valles de Aragua y parte del tramo de la Panamericana que comunica con la población aragüeña de Las Tejerías; este trayecto se hace junto a un antiguo gasoducto fuera de servicio.

El trayecto es en bajada, dura unas tres horas hasta finalmente “toparse” con los antiguos rieles; el primer contacto con esta antigua vía que comunicaba el centro del país con la capital de la República es uno de los 83 túneles que conformaban la línea férrea de unos 179.6 kilómetros de longitud.

Su construcción inició, al igual que el Ferrocarril Inglés, por orden y concesión del presidente Antonio Guzmán Blanco a Friedrich Alfred Krupp en 1887, siendo ésta traspasada el año siguiente a la compañía anónima “Grosse Venezuela Eisembahn Gesellschafts”. Luego de seis años de trabajo fue finalmente inaugurado el primero de febrero de 1894, durante el segundo mandato presidencial de Joaquín Crespo.

Durante la caminata es posible ver parte de los rieles, algunas piezas fueron robadas y otras quedaron sepultadas en derrumbes y la maleza. A unos tres kilómetros, detenidos sobre uno de los 182 viaductos y 212 puentes, se encuentran los vagones fantasmas.

El ferrocarril tenía 32 carros para pasajeros, 131 para carga y 30 para transporte de ganado. “Tienen más de 50 años detenidos aquí”, reseña Daniel mientras pide a los turistas evitar hablar alto y no golpear las estructuras para evitar molestar a las abejas. En 1966 se realizó el último viaje del Gran Ferrocarril de Venezuela, entre las estaciones Palo Grande de Caracas y San Blas de Valencia.

Están vacíos. Muchos ahora fungen como enormes materos que contienen en su interior árboles, helechos y nidos de animales. Aún se puede leer la placa de su construcción y es posible subirse al techo para desde ese punto observar el paisaje.

La caminata continúa en dirección a la estación El Encanto atravesando unos cuatro túnelas más y tres viaductos, punto en el que se almuerza y se disfruta de los conocidos pozos y cascadas. El camino de regreso se inicia abandonando la vía férrea y adentrándose en un espeso bosque que comunica nuevamente con el sector Lagunetica.

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