Es un ser magnánimo y encantador. A la primera vista parece superior al resto de los mortales. Más bello, agradable, más sensual, más fascinante, más todo. De repente, se produce un salto cuántico y aquel ser mágico y fabuloso se transforma en un “algo” insensible y cruel. Y allí quedas tu preguntándole ¿Qué le hice? ¿Por qué actúa así?
Resulta que su comportamiento no tiene nada que ver contigo. Lo que realmente sucede es que hagas lo que hagas, seas como seas o actúes como actúes, nada es ni será jamás suficientemente bueno, grandioso o perfecto para un narcisista.
Ello ocurre, y aquí tampoco tienes nada que ver tu, porque el narcisista está prácticamente “ahogado” en el reflejo “ideal” que ve de sí mismo y que al ser “ideal” no existe, aunque él crea que sí.
El narcisista es en principio, un ser desconectado emocionalmente del mundo y de sí mismo. Alguien con quien puede ser muy complicado relacionarse ya que al elegirlo estamos decidiendo lidiar con una patología que puede causar grandes sufrimientos.
En este artículo ofrecemos una descripción sobre lo que significa tener una relación de pareja con este tipo de personas, ya que ha sido un tema bastante recurrente en mis consultas.
Una de sus características fundamentales es la descompensación entre el acto de ofrecer amor y cariño (abierto, cálido, hasta excesivo), y repentinamente (sin razón aparente) la negativa, distanciamiento, rechazo o maltrato hacia la pareja. Al cabo de un tiempo, la pareja se siente como en una montaña rusa, el narcisista lo hace “tocar el cielo”, para luego dejarle caer y estrellarse violentamente contra las rocas.
El narcisismo es una condición mental en la que quienes la padecen tienen un sentido exacerbado de su propia importancia, manifestando una profunda necesidad de atención y admiración excesivas, y aunque parezca lo contrario, una completa falta de empatía por los demás.
Aparte de su apariencia física, parte del encanto de los narcisistas, es que en efecto, resultan un completo enigma. Nunca se sabe cómo van a responder o qué van a hacer. Ello, porque viven para satisfacer sus necesidades, actuando en completa desvinculación con su pareja. El narcisista está pendiente de él y de sus intereses.
El verbo del narcisista es tajante, siempre encontrará la manera de tener la razón, y su palabra es la última. Tras años de experiencia ha calibrado sus oportunidades, eligiendo instintivamente posiciones de liderazgo o autoridad, que le den cierta ventaja.
Sin embargo, tras esa supuesta fortaleza, el narcisista depende de los demás. Su autoestima se basa en el efecto que produce ante ojos ajenos. Por ello el extremo cuidado hacia la imagen física que a la final es lo que proyecta y en lo cual basa su “ser”.
Si imagen hermosa y bien cuidada oculta una frágil autoestima inmensamente vulnerable a la más mínima crítica. Por ello el narcisista evita dar explicaciones. Ante los requerimientos de éstas, se retrae, asilándose en sí mismo. Para él, las críticas equivalen a un insulto.
El narcisista no acepta lo que le sucede, de hecho, no acepta nada que no pertenezca al mundo de ilusiones que forma parte de su “imagen”; la cual tan cuidadosamente ha creado. Intentar razonar con él conlleva hacia la frustración y el fracaso. Cuando admite, si es que lo hace, la postura del otro, es para lograr zafarse. Cualquier acuerdo de cambio está destinado a ser perecedero. Es “su” tiempo, es “su” estilo, es “su” meta. A fin de cuentas, es lo que percibe de “su” reflejo, lo único que cuenta.
Al basar su existencia en su físico, el narcisista es un mago de la apariencia, experto en reflejar lo que no es. Al ser por él “creada”, su “realidad” responde a los rígidos patrones de su percepción. Por lo que evitará participar en cualquier situación que escape de su control.
La realidad tal y como es (incontrolable), resulta para él inaceptable. Aunque no lo aparente, vive desvinculado y desarticulado del mundo, y por ende de sí mismo, por lo que desarrolla una personalidad fuertemente adictiva. Su necesidad de evasión es intensa.
La imposibilidad de manifestar su ser “real” y su falta de empatía lo mantiene desconectado de sus propias emociones y de las de los demás. Socializa con base a apariencias. Para él, sólo hay dos tipos de personas: las que utilizan o las que se dejan utilizar. Lo que teme de él mismo, lo refleja en los otros. Su tan cuidado aspecto físico, suele ser la moneda de cambio y no duda en utilizar su atractivo para lograr sus fines.
Por la pareja, su interés no pasa de lo superficial. No comparte ni sus anhelos, ni sus sueños, ni su entorno; menos aún se ocupará en satisfacer sus necesidades. Pero en cambio sí exige interés y compromiso para la satisfacción de las suyas.
La desconexión emocional del narcisista le permite actuar con extrema frialdad. Calcula y manipula fácilmente ya que no existe una vinculación emotiva a su pareja. Por ello fragua cuidadosamente estrategias para lograr que el otro actúe a su servicio. Desde la coacción, hasta las amenazas, para él todo es válido si de lograr sus objetivos se trata.
Curiosamente esta desconexión emocional, llevada al otro extremo (cuando no logra ejercer el control del otro), es también la causa de una de sus características más conocidas: la falta de autocontrol. Sus explosiones de ira fuera de cualquier razonamiento o lógica, conducen a la pareja a un estado de confusión, de culpa y de disminución de la autoestima tal, que termina aceptando su culpa (así no la tengan, cualquier culpa será buena), asumiendo posiciones de sometimiento y hasta pidiendo disculpas (así no hayan hecho nada).
Al “castigar” al otro, el narcisista se castiga así mismo por no ser aquel reflejo inexistente y por ende inalcanzable que él mismo ha creado. ¿Y adivinen qué pasa entonces? Pues, que se transforma nuevamente en aquel ser superior al resto de los mortales. Más agradable, más sensual, más fascinante, más todo, capaz de ofrecer cantidades ingentes de amor y cariño (abierto, cálido, hasta excesivo). Y así, continúa una y otra vez.
Luz y paz para ti
Twitter: @lidia_nester
Instagram: @artesalud
Facebook: https://www.facebook.com/lidianesterint
Web: www.lidianester.com y www.artsaludint.com