Salud y Bienestar

Cómo reconocer y minimizar el síndrome postvacacional

Las vacaciones de diciembre, aunque no son tan largas como las del fin de año escolar, suelen desequilibrar un poco la rutina que los padres habían logrado con el inicio de las clases y actividades extra cátedra.

La rutina de los niños, los adolescentes y hasta de los padres que disfrutan vacaciones en diciembre se reduce a levantarse y acostarse tarde, comer a deshora, pasear, jugar y hasta ver televisión sin ninguna restricción.

En estas fechas los libros, el repaso o dedicar algunas horas al estudio es casi tarea imposible. Por esta razón, algunos escolares pueden presentar lo que se llama síndrome postvacacional y comenzar a tener problemas durante el reinicio de clases.

Reconocer los síntomas

Para poder actuar a tiempo los padres deben detectar si su hijo sufre el llamado síndrome postvacacional, pues se estima que entre un 5% y 8% de la población escolar sufre de una patología. Estos son los síntomas más frecuentes:

– Puede ocasionar malhumor, irritación, ansiedad, insomnio, falta de concentración, apatía, decaimiento e inclusive trastornos físicos, como dolores de cabeza o estómago.

-Se reportan también otros síntomas físicos como taquicardia y dolores en el cuerpo, este último que pudiera confundirse con dolores del crecimiento, que afecta a niños entre 5 y 10 años de edad.

-Los síntomas suelen desaparecer a los días, pero si se prolonga por más de tres semanas es necesario pedir apoyo profesional, porque se podría estar en presencia de un cuadro depresivo o cualquier otra patología.

-Maestros y padres deberían estar alertas ante algunos comportamientos, tales como pérdida de interés por la escuela, aburrimiento, falta de concentración, irritabilidad e inclusive, dormir o comer en demasía.

La solución

Aunque el síndrome postvacacional no está considerado como una enfermedad, algunos autores lo clasifican como depresión postvacacional y afecta en un porcentaje importante que también incluye a los adultos.

Para evitar que ocurran estos síntomas, los especialistas recomiendan que días antes del comienzo a clases se inicie un proceso de pre adaptación, el cual consiste en ir gradualmente retomando la rutina, adelantando la hora de acostarse y levantarse y ajustando algunos horarios, entre ellos el de la comida.

No estaría demás realizar un chequeo médico que incluya no sólo un examen físico integral, para detectar si existen trastornos visuales, de audición u de otra índole que esté afectando el rendimiento escolar, sino también como un perfil de laboratorio completo, para descartar anemia u otras enfermedades que también ocasionan flojera y debilitamiento.

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