Salud y Bienestar

Depresión, una enfermedad que nos apaga por dentro

Alberto Pérez es el alma de la oficina y de las fiestas familiares, donde le esperan con ansiedad por su facilidad para hacer reír a los amigos y por su condición para crear un ambiente de empatía, a pesar de las diferencias de criterios entre los presentes.

A sus 35 años de edad y un oficio de vendedor de productos médicos, además de la buena voz y la habilidad para tocar el cuatro, este barquisimetano no debería tener motivos para enviarles a los demás eso que llaman la felicidad; pero Alberto, aunque cueste creerlo, la mayor parte de las veces no es feliz.

“Caigo en largos estados depresivos, me hundo en la tristeza y paso horas in querer hablar con nadie en casa”, explica no sin preocupación, este hombre casado y con dos hijos. “Siento pena por mi esposa y los niños, pero no se cómo explicar esta situación que se impone a mi voluntad”.

Por fortuna, Alberto Pérez está bajo tratamiento del siquiatra Rafael Aguiar, quien atiende en su consultorio hasta quince pacientes en igual o peor condiciones de estados depresivos, y para quienes debe ingeniárselas para “sacarlos del hueco” adonde han caído.

 Un abismo sin control

Hoy se celebra el Día Mundial de la Lucha contra la Depresión y en todos los países realizarán actividades durante una semana, con el fin de crear conciencia y prevenir la enfermedad.

La depresión es actualmente la primera causa de discapacidad en el mundo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).  Afecta a 350 millones de personas y es responsable de 850 mil muertes anuales, se extiende por todos los países sin excepción y se ha convertido en un gran problema de salud pública.

Pero ¿de qué enfermedad estamos hablando? “La depresión –explica el doctor Aguiar– es la principal causa mundial de discapacidad y contribuye de forma muy importante a la carga mundial de morbilidad”. El siquiatra aporta un dato curioso: la depresión afecta más a la mujer que al hombre, y en el peor de los casos, puede conducir  al suicidio.

Ciertamente. Se trata de una enfermedad frecuente en todo el mundo. La depresión es distinta de las variaciones habituales del estado de ánimo y de las respuestas emocionales breves a los problemas de la vida cotidiana.

“Puede convertirse en un problema de salud serio, especialmente cuando es de larga duración e intensidad moderada a grave, y puede causar gran sufrimiento y alterar las actividades laborales, escolares y familiares. En el peor de los casos puede llevar al suicidio, que es la causa de aproximadamente 1 millón de muertes anuales”.

Aunque existen tratamientos eficaces para combatirla, más de la mitad de los afectados en todo el mundo (y más del 90% en algunos países) no reciben esos tratamientos. Entre los obstáculos a una atención eficaz se encuentran la falta de recursos y de personal sanitario capacitados, además de la estigmatización de los trastornos mentales y la evaluación clínica inexacta.

El problema es que las personas con depresión no siempre se diagnostican correctamente, ni siquiera en algunos países de ingresos elevados, mientras que otras que en realidad no la padecen son diagnosticadas erróneamente y tratadas con antidepresivos.

La carga mundial de depresión y de otros trastornos mentales está en aumento. En una resolución de la Asamblea Mundial de la Salud de mayo de 2012 se abogó por una respuesta integral y coordinada de los países al problema de los trastornos mentales.

Joven deprimido sentado al borde del agua

Tipos de depresión

Dependiendo del número y de la intensidad de los síntomas, los episodios depresivos pueden clasificarse como leves, moderados o graves. Una distinción fundamental es la establecida entre la depresión en personas con y sin antecedentes de episodios maníacos. Ambos tipos de depresión pueden ser crónicos y recidivantes, especialmente cuando no se tratan.

Depresión unipolar: Durante los episodios depresivos típicos hay estado de ánimo deprimido, pérdida de interés y de la capacidad de disfrutar, y reducción de la energía que produce una disminución de la actividad, todo ello durante un mínimo de dos semanas. Muchas personas con depresión también padecen síntomas de ansiedad, alteraciones del sueño y del apetito, sentimientos de culpa y baja autoestima, dificultades de concentración e incluso síntomas sin explicación médica.

Dependiendo del número y de la intensidad de los síntomas, los episodios depresivos pueden clasificarse como leves, moderados o graves. Las personas con episodios depresivos leves tendrán alguna dificultad para seguir con sus actividades laborales y sociales habituales, aunque probablemente no las suspendan completamente.

En cambio, durante un episodio depresivo grave es muy improbable que el paciente pueda mantener sus actividades sociales, laborales o domésticas si no es con grandes limitaciones.

Trastorno bipolar: Este tipo de depresión consiste característicamente en episodios maníacos y depresivos separados por intervalos con un estado de ánimo normal. Los episodios maníacos cursan con estado de ánimo elevado o irritable, hiperactividad, logorrea, autoestima excesiva y disminución de la necesidad de dormir.

¿Qué la genera?

La depresión es el resultado de interacciones complejas entre factores sociales, psicológicos y biológicos. A su vez, la depresión puede generar más estrés y disfunción, y empeorar la situación vital de la persona afectada y, por consiguiente, la propia depresión. Hay relaciones entre la depresión y la salud física; así, por ejemplo, las enfermedades cardiovasculares pueden producir depresión, y viceversa.

Está demostrado que los programas de prevención reducen la depresión. Entre las estrategias comunitarias eficaces para prevenirla se encuentran los programas escolares de prevención del maltrato infantil o los programas para mejorar las aptitudes cognitivas, sociales y de resolución de problemas de los niños y adolescentes.

Las intervenciones dirigidas a los padres de niños con problemas de conducta pueden reducir los síntomas depresivos de los padres y mejorar los resultados de sus hijos. Los programas de ejercicio para las personas mayores también son eficaces para prevenir la depresión.

Mujer con dolor de cabeza

Diagnóstico y tratamiento

Hay tratamientos eficaces para la depresión, trastorno que puede ser diagnosticado y tratado de forma fiable por profesionales sanitarios capacitados que trabajan en la atención primaria.

Las opciones terapéuticas recomendadas para la depresión moderada a grave consisten en un apoyo psicosocial básico combinado con fármacos antidepresivos o psicoterapia, como la terapia cognitivo-conductual, la psicoterapia interpersonal o las técnicas para la resolución de problemas.

Los tratamientos psicosociales son eficaces y deberían ser los de primera elección en la depresión leve. Los tratamientos farmacológicos y psicológicos son eficaces en los casos de depresión moderada y grave.

Los antidepresivos pueden ser eficaces en la depresión moderada a grave, pero no son el tratamiento de elección en los casos leves, y no se deben utilizar para tratar la depresión en niños ni como tratamiento de primera línea en adolescentes, en los que hay que utilizarlos con cautela.

 

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