Salud y Bienestar

Expertos buscan alternativas para reducir las dolencias causadas por tabaco

El prohibicionisno no ha logrado reducir suficientemente el número de fumadores ni los daños que sufren por lo que es necesario apostar por medidas alternativas que reduzcan los males que causa el tabaquismo.

Así quedó establecido en la reunión que mantuvieron recientemente en Varsovia medio centenar de científicos y expertos en salud pública de todo el mundo.

«Si simplemente seguimos haciendo las cosas que estamos haciendo ahora, podemos esperar millones de muertes en los próximos 25 años», dijo a Efe David Sweanor, profesor de la Universidad de Ottawa.

Para este abogado, que lleva 30 años trabajando en políticas de salud pública sobre el tabaco en Canadá, las acciones contra el tabaquismo se han centrado en asuntos «como precio, impuestos, quién puede comprarlos o venderlos, qué tipo de etiquetas necesitan o qué tipo de publicidad», pero no en el «propio cigarrillo».

El problema del cigarrillo es que la nicotina se consume mediante combustión, «la gente toma cafeína, otra sustancia adictiva, pero no muere, porque no se quema para tomarla. Los fumadores fuman por la nicotina y mueren a causa del humo», explicó.

Expertos como Sweanor, el cardiólogo Konstantinos Farsalinos, del Onassis Center en Grecia y principal investigador del cigarrillo electrónico, y Clive Bates, ex director ejecutivo de Acción sobre Tabaco y Salud del Reino Unido, abogaron en Varsovia porque el tema cobre relevancia en la próxima Conferencia de las Partes del Convenio Marco para el Control del Tabaco (COP7).

En su exposición en el Foro Global sobre Nicotina, celebrado en la capital polaca, Farsalinos se refirió a los cigarrillos electrónicos y vapeadores y, tras mencionar estudios que muestran una reducción del 95 % de daño con nuevas alternativas en las que no hay combustión, se preguntó si la preocupación debe ser la adicción a la nicotina o las muertes y enfermedades por fumar.

Bates dijo a Efe que la precaución ante nuevos productos es válida, pero citó el concepto de «riesgo relativo» al señalar que restringir el acceso a opciones que, según estudios, son menos dañinas, perpetúa el consumo del cigarrillo tradicional en personas que están dispuestas a hacer un «cambio».

Sweanor aseguró que la lucha de las organizaciones de salud contra el tabaquismo «en realidad está protegiendo al cigarrillo» al limitar el uso de cualquier opción que contenga nicotina, algunas de las cuales pueden hacer que los fumadores se cambien a algo menos dañino.

Adriana Blanco, asesora regional en Control del Tabaco de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), detalló a Efe que este año, en la COP7, que tendrá lugar en India, se espera tratar el tema y que se presenten investigaciones actualizadas sobre la seguridad de esos productos con el fin de tomar decisiones.

«Ha sido difícil tomar una posición, al no existir evidencia concluyente si bien intuitivamente pueden parecer menos dañinos. En este momento para nosotros es como decir que caerse de un piso 40 es mejor que del 50», ilustró.

«No se ha determinado por ejemplo los efectos de inhalar de forma prolongada propilenglicol -que constituye parte del líquido que se utiliza en los cigarrillos electrónicos-«, agregó.

El Convenio Marco para el Control del Tabaco de la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha mostrado cautela ante las alternativas a los productos tradicionales de la industria tabacalera y en 2014 las partes reconocieron la necesidad de regular los llamados dispositivos electrónicos.

Bates y Farsalinos sostienen que al frenar ese «cambio», imponiendo regulaciones más estrictas a las nuevas opciones, se favorece el consumo del cigarrillo combustible.

En la cita en Varsovia, realizada bajo el tema «Evidencia, responsabilidad y transparencia», estos expertos enfatizaron en su independencia del sector tabacalero al aclarar que su objetivo final no es promover el consumo de «e-cigarettes», vapeadores o productos similares sino poner en la mesa de discusión nuevas formas para reducir el daño a las personas que no han logrado dejar de fumar.

«La reducción del riesgo es un área crítica de la salud pública y el tabaquismo es un gran tema porque simplemente no se le puede poner fin abruptamente», puntualizó Sweanor.

«Parece que recomendarle a un fumador simplemente que deje de fumar es como decirle a alguien que consulta por depresión: ‘¿Está triste? pues póngase feliz'», concluyó el médico colombiano Carlos Francisco Fernández en un reciente foro en Bogotá sobre el tema, en el que neumólogos y cardiólogos expusieron el dilema que enfrentan con esos pacientes.

Según la OMS, el tabaco mata a casi 6 millones de personas al año y un 80 % de los más de mil millones de fumadores que hay en el mundo viven en países de ingresos bajos o medios.

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