Salud y Bienestar

Exceso de azúcar en sangre puede conducir a nefropatía

«Incluso cuando los medicamentos y la dieta pueden controlar los niveles de azúcar en la sangre, la hiperglucemia puede conducir a nefropatía. Por lo que la diabetes es la causa más frecuente de insuficiencia renal», explicó la médico internista y endocrinóloga Sandra Pino.

Conforme a las cifras, al menos 40% de las personas con dicha condición pueden desarrollar daños en el riñón a lo largo de su vida.

Cuando la diabetes ha evolucionado durante años, la glucosa persistentemente elevada daña los capilares del riñón, causando la eliminación de una pequeña cantidad de proteínas por la orina. Subsecuentemente, esto causa hipertensión arterial, edema y otros síntomas de daño renal. En la etapa más avanzada, el deterioro lleva a una condición avanzada de la patología, conocida como enfermedad renal severa.

“Cuando se diagnostica la nefropatía en las fases iniciales varios tratamientos pueden prevenir que empeore. Sin embargo cuando es detectada en fases avanzadas por lo general resulta en insuficiencia renal severa o en etapa final”, explicó la médico internista.

Controlar y retardar

Conociendo el comportamiento de la diabetes y la importancia del control de la glucosa para prevenir o retardar sus complicaciones agudas y crónicas, es importante conocer los diferentes agentes farmacológicos que permiten lograr los objetivos terapéuticos para disminuir la mortalidad relacionada a esta enfermedad.

Según detalló la galena, diversos medicamentos están contraindicados para el tratamiento de la diabetes en pacientes con insuficiencia renal severa, debido a que, producen graves efectos secundarios para la enfermedad principal, como lo es la hipoglicemia (glucosa baja en sangre), entre otras.

“Estas terapias que representan un riesgo el diabético con enfermedad renal severa son las que se encuentran en el grupo de las metforminas, las sulfonilureas y la terapia insulínica, las cuales son difíciles para el control y manejo de la hipoglicemia. Adicionalmente, las del grupo TZD o glitazonas, producen efectos como retención de líquidos, aumento de peso y osteoporosis”, destacó Pino.

La especialista en endocrinología acotó que, para el tratamiento de pacientes con diabetes con daño moderado a severo en la función renal, los inhibidores de la enzima DPP4, entre los que se incluye la vidalgliptina, permiten una vida media mayor de las incretinas liberadas, lo cual favorece una prolongación de sus efectos fisiológicos, tienen buena tolerancia y además con menor riesgo de hipoglucemia ni interfieren en la función inmune. “Dependiendo del estado del la enfermedad renal se pueden administrar dosis de hasta 50mg de vidalgliptina, inclusive durante la diálisis”, concluyó.

Con información de Comstat Rowland.

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