La relación con los padres es el lazo más delicado de la vida, y su naturaleza tiene gran impacto en nuestra existencia. Los padres son nuestros primeros grandes maestros y su influencia, sea cual haya sido, se evidencia en nosotros en diferentes aspectos, desde nuestro proceso de socialización, hasta nuestra relación con la prosperidad.
Si has tenido una relación positiva, nutritiva y feliz con sus padres, continúa nutriéndola. Regocíjate en ella y agradécela. Eres parte de una minoría. ¿Por qué? Porque nuestra alma antes de encarnar es este cuerpo eso fue lo que decidió. Elegimos a nuestros padres de acuerdo con lo que debemos aprender en esta vida, por lo que en cualquiera de los estadíos existenciales en el que te encuentres, eres el fruto físico, mental y espiritual de tus padres.
Aceptar todo ésto no es fácil, especialmente si se proviene de relaciones parentales tóxicas o disfuncionales; pero puede ser sin duda el inicio de un proceso que te conducirá a una profunda sanación, con implicaciones en absolutamente todo lo que haces, tu trabajo, tu pareja, tus hijos (o el no tenerlos) y tu vida interior.
Nadie es perfecto, incluyendo nuestros padres, y cada hijo implica retos particulares en un entorno también particular y los padres, desde su nivel de consciencia, habrán de enfrentarlos.
Cuando los niños son criados bajo la crítica, el juicio, el abuso y el odio, están recibiendo lo que a su vez manejarán y retransmitirán al mundo. Ello formará parte de su marco referencial y de su matriz energética, e integrará su vida en los diferentes planos existenciales, sean o no conscientes de ello.
Los padres también generan programaciones que definen la manera cómo percibimos la vida. “El dinero es el excremento del diablo” o “todos los hombres son iguales”, o cualquier otra frase repetida infinitamente desde nuestros años tempranos conformarán la manera en qué percibimos el mundo.
Dependiendo de nuestros filtros perceptivos, las relaciones con los padres conforman diferentes arquetipos, la mayoría de ellos negativos: pérdida y abandono, represión y castigo, hipercríticismo, negligencia benigna y exceso de permisividad, entre otros.
En casos más graves, pueden producirse incluso traumas que generarán en los niños estrés y estrés postraumático, ruptura del alma y heridas emocionales. Todo ello genera debilidades en la estructura emocional y en nuestra matriz energética y afecta nuestra relación con el entorno, definiendo el desarrollo de nuestra vida.
Ninguna herida es más profunda para los hombres y para las mujeres que aquellas causadas por los padres.
La buena noticia es que a partir de la toma de consciencia de dónde está y cómo fue la relación con nuestros padres, sí es posible sanar, y terapéuticamente se ofrecen sanaciones que limpian, sanan y reprograman la relación paterna y materna en los diferentes ámbitos, favoreciendo el desarrollo evolutivo del SER.
Amor y Luz
*Lidia Nester
Especialista en Medicina Complementaria y Alternativa
Spiritual Coach y Terapeuta Holística
Twitter: @lidia_nester
Instagram: @artesalud
Facebook: https://www.facebook.com/lidianesterint
Web: www.lidianester.com y www.artsaludint.com
Para terapias e información sobre cursos y talleres escribe a:
[email protected]