Economía

Colombia y Venezuela: ¿socios petroleros? I

Situación petrolera colombiana

La situación petrolera en Colombia es hoy día preocupante, tanto para ese país como para quienes pensamos en la situación energética hemisférica. En el presente, como durante todo el año 2000, continúa el temor en Colombia con relación a posible déficits de suministro por declinación de yacimientos nacionales (especialmente Cusiana -434 mil b/d- y Cupiagua, de los cuales se extrae buena parte del crudo producido en Colombia). Se estima que la declinación ronda el 15% y que de seguir esta tendencia, la autosuficiencia colombiana se vería afectada incluso antes del 2007, como tiene previsto la empresa nacional petrolera (es decir en el año 2004)

Hasta la fecha, han sido poco exitosos los proyectos exploratorios emprendido por la empresa colombiana de petróleo, (%=Link(«http://www.ecopetrol.com.co/»,»Ecopetrol»)%), en asociación con pequeñas corporaciones petroleras internacionales. No obstante, la corporación tiene entre sus planes para el año 2001 dar un impulso importante a las actividades exploratorias. Estas actividades, a diferencia de las que pretendieron en el año 2000 a través de licitaciones, serán canalizadas por ofrecimiento directo a empresas transnacionales petroleras. El número de proyectos exploratorios se estima en ocho (8), de los cuales se asumen como más signifcativos los que ya adelanta la que adelantan la (%=Link(«http://www.oxy.com/»,»Occidental Petroleum»)%) y la (%=Link(«http://www.bp.com/default.asp»,»British Petroleum»)%) en campos de Niscota y Samoré, no obstante los colombianos guardan también expectativas positivas en posibles yacimientos en la región de MAGDALENA MEDIO. El proyecto Guandó, en el bloque Samoré, ha recibido fuertes críticas por parte de expertos y congresistas colombianos quienes señalan allí no hay las reservas anunciadas (200 mm/b) por las empresas que realizan el estudio exploratorio.

Lo anteriormente expuesto pone en evidencia, un cambio por parte de la política petrolera colombiana al proyectar para el 2001, la búsqueda de asociación con grandes compañías petroleras a diferencia de las sociedades que ha sostenido con empresas medianas. Esto da a entender el gran interés del gobierno Nacional Colombiano por adelantar planes efectivos de exploración y explotación de hidrocarburos, con lo cual logre detener la tendencia negativa de su producción petrolera (conservar la autosuficiencia petrolera, la cual se prevé que se verá seriamente afectada para el año 2007, de continuar la situación actual)

Adicionalmente, la corporación petrolera estatal colombiana debe enfrentar otros retos producto de su propia naturaleza estructural y del país, tales como:

    a) rigidez jurídica y política (que aspira superar en breve) en sus relaciones de asociación con corporaciones petroleras globales;

    b) riesgos geológicos dados por las pocas posibilidades de descubrimientos;

    c) técnicas por la existencia de estructuras geológicas complejas;

    d) riesgos políticos-jurídicos dados por la cambiante actitud de los gobiernos colombianos en materia de asociaciones petroleras;

    e) riesgos de inseguridad dado por la inestabilidad interna colombiana causada por los conflictos entre guerrilleros, paramilitares, narcotráfico y gobierno (especialmente los atentados permanentes a instalaciones petroleras);

    f) riesgos en la debilidad financiera local colombiana y su poca fortaleza en los mercados financieros internacionales

    g) Debilidad tecnológica

Indicadores de posible mejora

Por otra, parte, el descongelamiento de las negociaciones de paz entre el gobierno colombiano y las FARC, junto a las igualmente encaminadas con el ELN, podría abrir en futuro cercano –de tener el proceso de paz un curso positivo- un compás importante de confianza para los inversionistas extranjeros. Fundamentalmente, porque el conflicto interno colombiano ha sido el factor fundamental que ha obstaculizado el desarrollo de la industria petrolera colombiana. Los permanentes atentados guerrilleros, por parte del ELN, a oleoductos reporta sustanciales pérdidas anuales a las compañías y retrasa los proyectos de exploración y explotación.

Aun cuando hasta la fecha no existe ningún pronunciamiento ni por parte de Venezuela ni por parte de Colombia, acerca de cooperaciones energéticas, las posibilidades de cooperación en materia petrolera entre Venezuela y Colombia podrían estar enmarcadas en el actual espíritu de expansión de (%=Link(«n»,»t»)%)PDVSA hacia el aumento de su participación en el mercado latinoamericano. Podrían posiblemente manejarse las relaciones petroleras con Colombia, en términos similares a los que se han asumido con Brasil (considerando por supuesto las particularidades del caso).

Sin embargo, es de considerar que pareciera no existir en el Gobierno Nacional venezolano actual, voluntad política de un acercamiento energético con Bogotá. El (%=Link(«http://analitica.com/bitblioteca/hchavez/default.asp»,»presidente Hugo Chávez»)%) ha sido un activo promotor de la cooperación petrolera con los socios venezolanos en la (%=Link(«http://www.opec.org/»,»OPEP»)%), así como también con relación a los países del Caribe a través del Acuerdo Energético de Caracas –del cual dejó erradamente afuera a México-, pero no ha mostrado ninguna voluntad de asistencia o cooperación al gobierno de Pastrana. Convenios de cooperación entre Venezuela y Colombia en materia energética, habrían oxigenado el gobierno colombiano no solamente desde el punto de vista económico y petrolero, donde comporta hoy día preocupaciones, sino también desde el punto de vista político en cuanto a su relación con los grupos guerrilleros. Pero pareciera que alianzas estrechas, de cualquier tipo, entre los gobiernos venezolano y colombiano atentarían contra las simpatías manifiestas de Hugo Chávez hacia todo aquello que represente «irregularidad» y estados caóticos; un poco lo mismo que él no ha dejado de ser.

Pero, la probable cooperación energética colombo-venezolana, en caso de alcanzar estadios como el de la explotación conjunta, tendría que ser cuidadosamente llevada en caso de que fueran tomadas en consideración actividades extractivas conjuntas en las aguas del Golfo de Venezuela. Acciones petroleras conjuntas en la zona, como ya se ha planteado con anterioridad, avivaría, legitimaría el sentido de propiedad que Colombia siempre ha albergado sobre la región. La vigencia del diferendo colombo-venezolano sobre la delimitación de áreas marinas y submarinas en el Golfo, tendría que ser aclarado en su totalidad en caso de que ambos países, en el marco de un programa de cooperación energética, adelantes actividades conjuntas en la región.

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