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En Timotes-Mérida tienen hasta 6 meses sin comer la tradicional arepa de trigo

Nora Sánchez / Mérida
@norasan16

¡Uuufff!!! es la expresión que usan los habitantes de Timotes, Municipio Miranda del estado Mérida, para responder a la interrogante ¿desde cuándo no come arepa de trigo?

En una sola palabra encierran entre tres y hasta seis meses sin degustar el tradicional plato del páramo merideño, pues la escasez también se ha agudizado en las poblaciones lejanas de la capital del estado andino.

La falta de harina de trigo ha obligado a los timotenses a buscar alternativas seguras y hasta económicas de alimentarse, lo que ha conllevado a decirle adiós a la grande, suave y deliciosa arepa que para todos “es muy divina, combina con todo y hasta pura se la come uno”, dicen.

Para sustituir la harina de trigo, la cual no hay o cuando aparece tiene precio elevado, los habitantes del Municipio Miranda han optado por comprar maíz, molerlo y hacer la arepa, ya que es mucho más económico un kilo de maíz que uno de harina de trigo, ya sea “bachaqueada” o incluso importada.

“Harina hay, pero muy cara”

Según Eveling Rivera, habitante de Timotes, en el pueblo y sus campos no se consume con tanta frecuencia la arepa de trigo y si antes era el alimento del desayuno, el almuerzo y la cena, ahora si acaso en una sola comida o cada dos meses “se puedan dar ese gusto los mirandinos”, dijo.

Juana Ruiz Vera dejó de comer la arepa de trigo porque “la harina que se consigue es muy cara, cuesta hasta 20 mil bolívares el kilo y lo que salen de allí son 10 arepas (grandes), eso nos cuesta mucho, ya no comemos esa arepa”, dijo con nostalgia recordando que tiene aproximadamente seis meses sin degustarla.

“Cada día estamos peor porque no conseguimos la comida y cuando conseguimos está cada día más cara, esta semana llegó todo muy caro (a Timotes), expresó Juana quien dijo que compra el kilo de maíz entre 5 y 8 mil bolívares para hacer arepas y así sustituir el plato tradicional.

La harina que se consigue con los llamados bachaqueros es importada y el costo no lo pueden pagar
La harina que se consigue con los llamados bachaqueros es importada y el costo no lo pueden pagar

Para Maritza Abreu, quien comía frecuentemente arepa de trigo con queso, cuajada, aguacate, “con todo, porque ella es tan sabrosa que se le puede comer con todo”, hay escasez de harina de trigo, pero también un elevado precio en el producto, pues señaló que a Timotes llega la harina, pero “muy cara y bachaqueada”.

Dijo que en Timotes un kilo de harina de trigo puede costar en 20 mil y 27 mil bolívares, ya sea la nacional a precio de “bachaquero” o la importada de Colombia, Brasil y hasta de Turquía.

Abreu confesó que no tiene dinero para comprar frecuentemente harina de trigo.

Lo mismo le ocurre a Leonardo Rondón, quien dijo que cuando él y su familia comen la arepa de trigo, es porque “llega harina y hay que hacer cola y esperar que no se acabe tan pronto”.

Recordó que harina de trigo “había en cantidad en Timotes y era lo que más comíamos, la arepa de trigo, la servíamos tres veces a día, la comíamos con lo que fuera, hasta pura porque esa arepa es muy sabrosa”, recuerda añorando tener en sus manos una arepa de esas.

Clap en presentación individual

Eveling Rivera, quien no ocultó su militancia partidista, pues dijo ser la coordinadora de Voluntad Popular (VP) en el Municipio Miranda, aseguró que cerró su panadería porque “el Gobierno me excluyó de la entrega de harina por mi militancia política, aquí la harina de trigo la distribuyen de acuerdo a la simpatía política de cada persona”, denunció, al tiempo que dijo hablar con conocimiento de causa, pues sabe que los timotenses no consumen la misma cantidad de arepa de trigo como años anteriores.

De la situación de la arepa de trigo conoció el candidato a la gobernación de Mérida por el Psuv, Jheyson Guzmán, quien de gira por los municipios Miranda (Timotes) y Rangel (Mucuchíes), recibió la queja que “de manera reiterada” le expusieron los habitantes en torno al plan de distribución de la harina de trigo, porque según dijeron, la misma se distribuye solo para el sector panadero y no para el consumo menor.

Guzmán, atendiendo el reclamo del pueblo, informó que el Ministro de la Alimentación, Luis Medina Ramírez y el presidente de la Superintendencia Nacional de Gestión Agroalimentaria (Sunagro), Menry Fernández, ejecutarán un plan extraordinario para que a través de los Clap llegue la harina de trigo.

Dijo que de esa manera se le garantiza la arepa de trigo a los pueblos del páramo, “en presentaciones individuales que no se presten para lo que ustedes y nosotros conocemos como el bachaqueo. No puede ocurrir porque lo vamos a hacer vía Clap, Dios mediante”, expresó el candidato.

Maniquíes arrumados

La escasez de alimentos sumada a la crisis económica del país, hizo que Astrid Briceño, comerciante de Timotes y quien tiene una boutique de ropa y calzado, decidiera cambiar de ramo para “subsistir”.

Dentro de su local se observan maniquíes desvestidos y alimentos, dijo que tras 34 años vendiendo ropa, tiene que vender comida porque a pesar de que es cara, la gente la compra, contrario a lo que ocurre con la ropa y el calzado.

Astrid Briceño arrinconó los maniquíes mientras vende alimentos y se recupera económicamente de las pocas ventas de ropa Fotos: Alfredo Molina
Astrid Briceño arrinconó los maniquíes mientras vende alimentos y se recupera económicamente de las pocas ventas de ropa Fotos: Alfredo Molina

Aceite, harina de trigo de Turquía, mantequilla, azúcar, entre otros productos colombianos y brasileros están exhibidos en la boutique de Astrid Birceño quien vende harina de trigo leudante a 20 mil bolívares el kilo, especial para tortas, pero no la ideal para hacer la arepa de trigo tradicional de Timotes.

Aunque no tenía harina de trigo en presentación normal, señaló que los últimos paquetes los vendió entre 14 mil y 20 mil bolívares el kilo.

Es así como con la venta de comida Astrid Briceño subsiste y aunque no todos pueden pagar los precios de un kilo de harina de trigo, “siempre hay alguien que la compra”, dijo mientras refiere que desde el mes de mayo no renovó mercancía en su boutique por las protestas y la falta de dinero que ahora regularmente tiene con la venta de comida.

Indistintamente de la situación, escasez, alto costo o poco consumo, la arepa de trigo se niega a morir en Timotes, donde en algunas casas y locales de venta de verduras, maíz y otros alimentos, se consigue a mil bolívares la unidad, la cual a veces compran aquellos que los antojos no miden el bolsillo.

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