Economía

Los Bin Laden de las finanzas

¡Qué semana! El secretario del Tesoro norteamericano pide de rodillas que aprueben paquete de rescate, y el presidente Bush dice que no piensa hundirse en la ignominia «como un pendejo»

La catástrofe financiera en Wall Street es casi tan grave o peor que la causada por Al-Qaida en las torres gemelas. Y la comparación no nos pertenece. Ha sido sugerida por periódicos y dirigentes políticos norteamericanos.

He aquí un titular de The New York Times del 16 de septiembre de 2008: «Wall Street sufre sus peores pérdidas desde el 2001 pese a palabras tranquilizadoras de Bush».

He aquí el primer párrafo de la nota: «En otro día que puso nervioso a Wall Street, los inversionistas sufrieron sus peores pérdidas desde los ataques terroristas de 2001, y funcionarios del gobierno trataron de actuar para evitar que se disemine la crisis financiera».

Y he aquí el tercer párrafo del mismo artículo: «En medio de temores de que la bancarrota de Lehman Brothers y la venta de Merrill Lynch durante el fin de semana no sea suficiente para frenar la espiral en picada, las acciones cayeron drásticamente en la última media hora de transacciones. Al concluir el día, el promedio industrial Dow Jones había bajado 504,48 puntos, un 4,4 por ciento». Esa fue «la peor baja desde el 17 de septiembre de 2001 – el día en que el índice volvió a operar luego de los ataques terroristas del 11 de septiembre – cuando cayó un 7 por ciento, o 684,81 puntos».

LA PATRIA FINANCIERA

El 25 de septiembre, el candidato presidencial republicano John McCain pidió una reunión con el presidente George W. Bush y con su rival demócrata Barack Obama, para encontrar una forma de lidiar con la crisis económica. McCain dijo que para enfrentar la crisis había que enrollarse en la bandera. «Luego del 11 de septiembre –declaró– nuestros líderes nacionales se unieron» para enfrentar «una época de crisis. Debemos mostrar ahora el mismo patriotismo».

¿Y cuáles son los Osama bin Laden en esta ocasión? Si no nos equivocamos, los (presuntos) facinerosos que controlan Wall St! reet y que han llevado a la ruina a cuatro gigantescas corporaciones, las empresas de préstamo de hipotecas Fannie Mae y Freddie Mac, la banca de inversiones Lehman Brothers, y American International Group, la aseguradora más importante del mundo.

De acuerdo a The Associated Press, el FBI anunció el 23 de septiembre que ha abierto «investigaciones preliminares sobre un posible fraude» cometido por directivos de esas empresas. Además, el FBI informó que «había abierto 1.400 investigaciones de compañías más pequeñas y de personas que se sospecha cometieron fraude en materia de hipotecas». ( The New York Times, 24 de septiembre de 2008).

Pero no parece que en esta ocasión vayan a sufrir represalias los responsables de este descomunal atentado que ha obligado a George W. Bush a comportarse como un comunista de la vieja escuela.

(¿Qué va a hacer después de nacionalizar la economía, crear koljoses en las zonas agrícolas?). El establishment sólo intenta sacar las papas del fuego a sus amigos, sin rendir cuenta a los contribuyentes que deberán pagar la estafa de sus bolsillos. Y eso, sin reducir una iota las fabulosas ganancias de los ejecutivos. Cuando Obama y McCain pegaron el grito en el cielo por los sueldos de los ejecutivos, el secretario del Tesoro Henry Paulson dijo, como graciosa concesión, que estudiaría el asunto. Y seguramente pronto se le olvidará la promesa, con todo este trajín. Y apostamos a que una vez se silencie este tumulto, los ejecutivos volverán a la carga para conseguir que sus paracaídas dorados sean de platino. Como informó el Economic Policy Institute, en tanto en la década del setenta el director general de una empresa ganaba como promedio 35 veces más que un obrero norteamericano, para el 2007, ese mismo personaje recibía un sueldo 275 veces superior al de un empleado.

Cuando McCain dijo que ningún ejecutivo de una firma que iba a ser rescatada por el gobierno podía cobrar salarios superiores a los del presidente de Estados Unidos (400.000 dólares anuales), l! a revista The Economist le recordó que «el director general de Goldman Sachs», otra empresa en problemas, gana ese sueldo «en dos días». ( The Economist, 25 de septiembre de 2008).

PIDIENDO DE RODILLAS

El pánico que afecta a los principales funcionarios estadounidenses los ha obligado a actuar sin libreto, y a mostrar que cuando se trata de salvar a sus compinches financieros no hay límite a la obsecuencia. El jueves 25 de septiembre de 2008 seguramente pasará a la historia de Estados Unidos por la humillante reacción tanto del secretario del Tesoro Paulson como de Bush, al fracasar la táctica de terror requerida para pagar un rescate financiero por 700.000 millones de dólares.

De acuerdo a The New York Times, Paulson «literalmente dobló una de sus rodillas mientras rogaba a Nancy Pelosi, la presidenta de la Cámara de Representantes» que no «retirara el apoyo de su partido al paquete de rescate».

Los demócratas, cuyos espinazos parecen delineados con saliva, estaban dispuestos a apoyar el descabellado plan de Bush. Pero ocurrió que el gobernante partido Republicano se opuso en principio al » bailout» (rescate) en parte porque sus dirigentes temían que los potenciales votantes se los comiesen vivos.

Cuando Bush pidió a sus legisladores que aflojaran, se llevó la gran sorpresa de la semana. El líder republicano en la Cámara Baja, John A. Boehner, dijo que era partidario de un plan alternativo, que disminuyera el rol del gobierno en el rescate (Y la cantidad de dinero a ser desembolsada).

Fue entonces cuando Bush pronunció la frase posiblemente más célebre de su infausta presidencia: » If money isn’t loosened up, this sucker could go down». Traducción no literal, pero bastante aproximada: «Si no aflojan el dinero, este pendejo se hunde». (The New York Times, 26 de septiembre de 2008).

LADRONES DE GUANTE
BLANCO

! En junio de este año, fiscales federales en Brooklyn presentaron acusaciones de fraude contra dos gerentes de Bear Stearns, otra banca de inversiones que estuvo a punto de derrumbarse, antes de ser comprada a precios de gallina flaca por JP Morgan. En esa ocasión, el subsecretario de Justicia Mark R. Filip reconoció que la crisis de las hipotecas «incluye una vasta variedad de actos delictivos que han causado devastación en las familias estadounidenses».

Y el senador Patrick J. Leahy, un demócrata por Vermont que lidera el comité judicial de la Cámara Alta, dijo que como parte del plan de rescate, había que descubrir «Si algunas personas estuvieron amañando los libros, manipulando, haciendo cosas que no deben hacer». En ese caso, añadió, «Quiero que esas personas se hagan responsables de sus actos».

¿Serán sancionados los Osama bin Laden del capital financiero? Este cronista puede asegurar desde ya que nada de eso ocurrirá. Nadie va a bombardear los reductos de los causantes de esta debacle. Si la historia de Estados Unidos algo enseña, es que al cabo del tiempo, serán vastamente recompensados.

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