Economía

Sidor no se recupera tras la estatización

Desde el 2007, Sidor experimenta una sostenida caída de su producción de acero. Ese año se acercó a los 5 millones de toneladas. Una cifra récord que se erige como un hito en la historia de la industria nacional del acero.

Al graficar la producción de acero, desde el año 2005 –cuando todavía gerenciaba Techint- se observa el declive año tras año. La tendencia de caída es sostenida, y es consecuencia de la administración en manos de los burócratas del Estado.

La revisión de la producción de acero en Sur América nos muestra niveles estables, que solo fueron afectados por un breve período, a raíz de la crisis financiera mundial desatada por el estallido de la burbuja hipotecaria (2008-2009).

Al comparar la producción de acero venezolano con el de los otros países productores de Sur América, encontramos que su importancia se ha reducido a un tercio. En el 2005, Venezuela producía el 10,83% del acero producido regionalmente, cayendo al 3,24% para el 2014.

 

El modelo de desarrollo

de la postguerra

En la década de los años 50, América Latina deshojaba la margarita del desarrollo. Había un solo modelo aceptado para que un país alcanzara el nivel de las potencias que regían el mundo de la postguerra.

El progreso se asentaba en invertir en infraestructura que facilitara la producción, y en las llamadas industrias básicas.

El concepto era muy sencillo. Se debían transformar las materias primas, fundamentalmente petróleo, acero y bauxita, para convertir al país en exportador de productos más elaborados. En una agregación de valor que sirviera para disminuir la dependencia del ingreso que producía la exportación del crudo, las piedras ferrosas y la bauxita.

Venezuela no escapó de esta visión. Asesorado principalmente por profesionales estadounidenses, el régimen del general Marcos Pérez Jiménez emprendió un agresivo plan de construcciones, sembrando la geografía nacional de carreteras, puentes, túneles, aeropuertos, puertos, hoteles, represas, acueductos y todo tipo de edificaciones.

En cuanto al desarrollo industrial, el énfasis se centró en dos sectores: el petroquímico y el minero. Así se aprovecharían las cuantiosas reservas de El estado Bolívar. Zona de gran potencial minero e hidroeléctrico.

En torno a 1955, se emprenden los desarrollos que darían nacimiento a una acería y a una reductora de aluminio en Puerto Ordaz, la primera hidroeléctrica en el río Caroní –para proveer la electricidad necesaria para las nuevas industrias- y la construcción de la primera petroquímica en la zona costera.

Con el advenimiento de la democracia en 1958, los asesores que había contratado el régimen militar, se fueron con sus ideas y proyectos al sureste asiático.

En tanto, América Latina en los años 60 asumió a raja tabla las tesis de la CEPAL, que propugnaba la “política de sustitución de importaciones”. Una política que no se previó su evolución, y que se constituyó en el pivote de un desarrollo, hasta que la realidad obligó a buscar otras tesis.

Treinta años después, los países del sureste asiático se convertían en “dragones” industriales, y los países latinoamericanos sufrían los embates de hiperinflación, desindustrialización, recesión e inestabilidad política.

Corea del Sur, Taiwan, Singapur y el territorio de Hong Kong, a pesar de no disponer de las materias primas, asumía las tesis de la CEPAL, que propugnaba la “política de sustitución de importaciones”.

Treinta años después, los países del sureste asiático se convertían en “dragones” industriales, mientras los países latinoamericanos sufrían los embates de hiperinflación, desindustrialización, recesión e inestabilidad política.

Corea del Sur, Taiwan, Singapur y el territorio de Hong Kong, a pesar de no disponer de las materias primas de los países latinoamericanos, mantuvieron un proyecto de desarrollo que les ha proporcionado por varias décadas, altas y sostenidas tasas de crecimiento.

 

El caso Sidor

El poseer grandes reservas de hierro a “flor de tierra”, animó por varias décadas el sueño de los venezolanos que pensaban en el desarrollo. Al igual que el petróleo, el hierro siempre se concibió como uno de los íconos de la venezolanidad. Por ello en los años 70, la mayor aspiración de la población, fue la nacionalización de estas dos industrias básicas de extracción. Tanto el hierro como el petróleo, eran extraídos por empresas multinacionales.

La acción de nacionalizar, que recogía el sentido sentimiento de la población, fue posible cuando la súbita elevación de los precios del petróleo facilitó el financiamiento de la compra de los activos, en manos de empresas extranjeras.

Sin embargo, Sidor siempre había sido del estado venezolano. Un proyecto en el cual el estado privilegió en su presupuesto, inmensas inversiones por varias décadas y a través de varios gobiernos.

Los resultados de esta inversiones fueron mixtos. Sin embargo el agotamiento del modelo político y de desarrollo que signó al país entre 1959 y 1989, fue conduciendo a un callejón sin salida, que para 1997 ya había a su vez agotado las posibilidades de que el Estado siguiera financiando los crecientes déficits operacionales de la acería.

Llegado el momento del estrangulamiento financiero, en el segundo gobierno de Rafael Caldera se privatiza la mayoría accionaria de Sidor (1997). Así entró el consorcio italo-argentino Techint a controlar la empresa.

El desempeño de Sidor privatizada es significativo. La gerencia de este consorcio global de acero, a fuerza de invertir para modernizar las instalaciones, y hacer un buen manejo gerencial y logístico, logró año tras año elevar tanto la producción como la exportación de acero.

En 2007, Sidor logra un récord histórico, al producir 4 millones 300 mil toneladas de acero. Sin embargo para ese momento, se profundizan las discusiones de un nuevo contrato colectivo sin llegar a un acuerdo.

Los gerentes de la empresa observan como todo un entramado, que denunciarían dirigido desde el gobierno, hace imposible llegar a un acuerdo. Sidor sufría la avanzada del “Método Chaz”, que permitía que el Estado asumiera el control de bienes inmuebles y empresas.

De los reclamos salariales, los sindicatos pasaron a la petición de lograr el control obrero de la empresa. El 9 de abril del 2008, el finado presidente Hugo Chávez decidió re estatizar la empresa, para acabar con el conflicto sindical que tenía paralizada la producción por casi 15 meses.

Tachint pasó de negociar sin posibilidades de acuerdo con los sindicatos, a tener que pelear legalmente con el gobierno de Hugo Chávez para que les compensaran económicamente por la estatización.

Chávez en persona asumió el 12 de mayo del 2008 el control de las instalaciones, en un acto público –muy corto en su discurso para extrañeza de los venezolanos.

Allí mismo, a pesar que firmó el contrato colectivo que había estado en discusión por casi año y medio, no concedió la prometida autogestión obrera.

 

Costo de la operación

Aparentemente, el Gobierno trató de comprar el paquete accionario en manos privadas. Techint estimó su valor en 4 mil millones de dólares. El Gobierno por su parte valoró la empresa en tan sólo en 800 millones de dólares. Al no llegar a un acuerdo de compra con los italo-argentinos, Hugo Chávez procedió a decretar la estatización.

Techint lograría finalmente el pago total en el 2010 luego de tres años, tras la intervención del presidente argentino Néstor Kirchner, y previo la introducción de una demanda ante el Ciadi, instancia de arbitraje del Banco Mundial.

En un primer momento, Chávez elevó su oferta a 1.970 millones de dólares. Sin embargo, como ocurrió con otros casos, el Gobierno pagó una parte y luego no honraba la última cuota que ascendía a 255,6 millones de dólares, hasta que Kirchner terció ante Chávez.

 

Consecuencias de la estatización

Con la llegada de los nuevos gerentes públicos, en Sidor se reinició la producción. Retornando la empresa a etapas que ya se creían superadas.

Con la reactivación, Sidor alcanzó en los primeros momentos tan solo producir al 36% de su capacidad, con las consabidas pérdidas operativas.

Para el 2010, año siguiente a la estatización, la producción de acero crudo se situó a niveles de 1978, al tener una reducción de 41,4%, al producir un millón 800 mil toneladas.

Para el 2011, se logró aumentar la producción de acero en 36%, al producirse 2 millones 450 mil toneladas.

En el 2012, se inició un ciclo de reducción anual de la producción que se extiende –por los resultados preliminares de enero y febrero- hasta este año 2015.

En el 2014, la producción de acero reportada fue de un millón 466 mil toneladas. Una tercera parte de lo que produjo Sidor en su mejor año, bajo la administración de Techint.

 

Fuente: World Steel Association

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