Economía

Una explicación de la tendencia deflacionaria de los precios al consumidor

Si con alguna buena noticia podemos contar los venezolanos en estos días es con la baja de la tendencia inflacionaria de los precios al consumidor (ver gráfico). Baja ésta que a mi modo de ver las cosas bien puede explicarse en términos de la relación existente entre los precios al consumidor, el ingreso total de las unidades empresariales y la elasticidad-precio de la demanda.

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En efecto, de una parte tenemos que los precios al consumidor es la sumatoria (desde i=1 hasta n) de los precios de los bienes y servicios de consumo, los cuales, a su vez, bien pueden agruparse del siguiente modo: alimentos, bebidas y tabaco; vestido y calzado; gastos del hogar y gastos diversos. Valga la pena acotar que esta agrupación de los bienes y servios de consumo está en desuso. No obstante ello, no altera en modo alguno lo que aquí se quiere demostrar. Su uso por el contrario facilita la exposición.

De otra parte tenemos que la sumatoria (desde i=1 hasta n) de los gastos que las unidades familiares destinan a alimentos, bebidas y tabaco; vestido y calzado; gastos del hogar y gastos diversos, contiene la demanda de consumo. De la multiplicación resultante de los precios al consumidor por la demanda de consumo, obtenemos el ingreso total de las unidades empresariales. Y de las variaciones de la demanda de consumo divididas entre las variaciones de los precios al consumidor obtenemos la elasticidad-precio de la demanda, de cuyo cálculo, como todos los economistas saben, se deriva la curva de demanda de consumo de las unidades empresariales. En términos de la agrupación ya antes descrita, la curva de demanda de consumo de las unidades empresariales bien puede agruparse de un modo similar, es decir, en términos de demanda de consumo de alimentos, bebidas y tabaco; demanda de consumo de vestido y calzado; demanda de consumo de gastos del hogar y demanda de consumo de gastos diversos.

Pues, bien, dado que los bienes y servicios de consumo son diferenciados, las curvas de demanda de consumo de las unidades empresariales son diferenciadas. Quiero significar con ello que las unidades empresariales tienen curvas de demanda distintas. En un todo de acuerdo con la experiencia, la curva de alimentos, bebidas y tabaco, en virtud de que estos bienes son escasamente sustitutos y tienen poco uso, da cuenta de una curva de demanda inelástica. Mientras que, por el contrario, las curvas de vestido y calzado, gastos del hogar y gastos diversos, en virtud de que estos bienes y servicios son mejores sustitutos y tienen bastante uso, dan cuenta de unas curvas de demanda elástica. Sea bueno señalar en este punto que la diferencia atribuida por los economistas a las curvas de demanda elástica e inelástica, es que la primera, a diferencia de esta última, denota una mayor sensibilidad ante las variaciones de los precios. ¡En la que tal sensibilidad ante las variaciones de los precios es lo que precisamente condiciona la política de precios de las unidades empresariales cuando éstas son administradas con criterios de racionalidad económica!.

Un ejemplo numérico podría sernos bastante ilustrativo al respecto: consideremos por un momento que, producto de un aumento en los costos, las unidades empresariales deciden aumentar los precios de 100 a 130 (30% en términos de números índices). Como consecuencia de ello, la demanda de consumo disminuirá en una proporción menor o mayor a la del 30%, dependiendo de la demanda de consumo prevaleciente. Si la demanda es inelástica, como es generalmente el caso de alimentos, bebidas y tabaco, la demanda de estos rubros disminuirá en una proporción menor a la del aumento de los precios, pongamos que disminuya de 100 a 80 (20% en términos de números índices). Luego, al multiplicar 130*80, tenemos que el ingreso total de las unidades empresariales se ha incrementado de 100 a 104 (4% en términos de números índice).

Pero si la demanda es elástica, como es generalmente el caso de vestido y calzado, gastos del hogar y gastos diversos, la demanda de estos rubros disminuirá en una proporción mayor a la del aumento de los precios, pongamos que disminuya de 100 a 65 (35% en términos de números índices). Luego, al multiplicar 130*65, tenemos que el ingreso total de las unidades empresariales ha disminuido de 100 a 85 (15% en términos de números índices).

Consideremos ahora que, con la misma estructura de costos, las unidades empresariales deciden disminuir el incremento de los precios de 130 a 110 (20% en términos de números índices). Como consecuencia de ello, la demanda de consumo aumentará en una proporción menor o mayor a la del 20%, dependiendo de la demanda de consumo prevaleciente. Si la demanda es inelástica, valga la pena recalcar, como es generalmente el caso de alimentos, bebidas y tabaco, la demanda de estos rubros aumentará en una proporción menor a la disminución de los precios, pongamos que aumente de 80 a 95 (15% en términos de números índices). Luego, al multiplicar 110*95, tenemos que el ingreso total de las unidades empresariales ha disminuido de 104 a 100 (4% en términos de números índices).

Pero si la demanda es elástica, valga la pena igualmente recalcar, como es generalmente el caso de vestido y calzado, gastos del hogar y gastos diversos, la demanda de estos rubros aumentará en una proporción mayor a la disminución de los precios, pongamos que aumente de 80 a 105 (25% en términos de números índices). Luego, al multiplicar 110*105, tenemos que el ingreso total de las unidades empresariales se ha incrementado de 104 a 111 (7% en términos de números índices).

Como bien puede observarse a través de este “simple” ejercicio numérico, en condiciones de incremento de los costos, la disminución del incremento de los precios, más que el aumento de los mismos, beneficia en mejor medida el desempeño financiero de las unidades empresariales. La verdad económica de todo el asunto en materia de precios, es que las unidades empresariales cuentan con un margen de ganancias que, si bien es cierto está determinado por la competencia monopolística del mercado, no menos cierto es que este margen de ganancias está regulado por la elasticidad-precio de la demanda de consumo.

Queda así lógicamente demostrado que la maximización de los ingresos a través de la variación de los precios, más que la minimización de las pérdidas a través de la liquidación de los activos, se corresponde en la práctica con el criterio de racionalidad económica anteriormente descrito. Siendo esto así, bien cabría esperar entonces que las unidades empresariales implementen políticas de precios distintas. En este sentido, y valga como recapitulación, bien cabría esperar lo siguiente:

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Quepa finalmente una consideración adicional. El que en la presente fase recesiva de la economía venezolana se esté dando una quiebra de empresas, que no es generalizada, acaso se deba a que tales empresas desconocen sus curvas de demanda y de ingresos. La verdad económica que los economistas tardan en descubrir es que la tendencia descendente de los precios no es otra cosa más que la tendencia descendente de los márgenes de ganancias. Márgenes de ganancias que serán cada vez menores en la medida que la tendencia descendente de los precios se aproxime cada vez más a la tendencia ascendente de los costos totales medios. ¡Acaso sea tal minimización de las ganancias lo que cause en los empresarios nuestros tanto desgano comercial!.

(*) Economista, profesor de la UNELLEZ
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