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Seguridad Social

‘La propuesta que en la actualidad se discute en el Congreso tiene como misión modernizar el sistema de seguridad social. La ministra del Trabajo, María Bernardoni de Govea, el presidente de Conindustria, Luis Henrique Ball, y Carlos Navarro, secretario general de la CTV, ofrecen distintos puntos de vista sobre el nuevo modelo, pero coinciden en la necesidad de adaptar el sistema a las nuevas realidades’

El nuevo modelo

Las generaciones del fin de este siglo tienen una tarea fundamental en la comprensión del contenido y alcance de las transformaciones que ocurren vertiginosamente en las relaciones sociales, económicas y políticas, configurando un nuevo rostro a ese conglomerado físico y axiológico que solemos llamar «mundo».

La interdependencia cada vez mayor entre los países ha provocado la apertura de los mercados nacionales y la instauración de una competencia enconada entre éstos, forzando a las sociedades menos desarrolladas a trazar estrategias que les permitan insertarse eficientemente en el nuevo orden mundial que pauta la globalización de la economía.

La desaparición de las viejas relaciones de poder, con el fin de la guerra fría y de la Unión Soviética, plantean un nuevo escenario social y político para el transcurrir de la historia de los próximos años, donde el temor a la confrontación no tiene más cabida como motor del progreso y felicidad de los pueblos. Es preciso repensar y reinventar las ideas e instituciones nacidas en los últimos dos siglos al calor del desafío de dos bloques enfrentados para redescubrir que siempre ha sido el hombre, la dimensión humana, la verdadera razón y centro de las acciones y esfuerzos universales y que, por tanto, hoy y siempre los objetivos de justicia y paz sociales constituyen el soporte de la «nueva visión del mundo».

En este contexto, es menester ofrecer al individuo un sistema amplio y eficiente de protección frente a las vicisitudes que ha de sortear como integrante de la sociedad. De este modo, es necesario admitir la imposibilidad de avanzar económicamente sin equidad, a espaldas de las grandes mayorías marginadas de la riqueza.

El gran paso

En la esfera indicada, Venezuela asume el reto -impostergable- de construir, a pesar de la severa crisis que la agobia, un nuevo sistema de seguridad social, concebido y ejecutado con el concurso de los interlocutores sociales. En efecto, el referido sistema es producto del acuerdo tripartito de marzo de este año y plasmado dos meses después por los actores sociales en un nuevo proyecto de ley (Ley Orgánica del Sistema de Seguridad Social Integral) que desarrolla, por vez primera, el derecho constitucional a la seguridad social (Artículo 94), concibiéndola como un servicio público, con el cual el país no contaba, y superando así la limitada capacidad del Seguro Social fundado en 1944.

Con la ejecución de la norma programática, se salda -consolidando a su vez el tripartismo- una deuda social pendiente desde 1961 en nuestra Constitución, protegiendo a la población ante las contingencias sociales y de cesantía, salud, pensiones, formación profesional, recreación y vivienda, que se desarrollan a modo de subsistemas operativos en la Ley Orgánica del Sistema de Seguridad Social Integral: este es el gran paso.

Un paso que implica modernizar la gerencia, reducir los tiempos de respuesta de las solicitudes de los usuarios, democratizar la información, llevar al día las estadísticas para recoger oportunamente las señales del mercado de trabajo, coordinar los esfuerzos de todos los sectores y evaluar y formular políticas que permitan la atención oportuna de los beneficiarios de la seguridad social.

La anterior demanda de los despachos sociales, como el Ministerio del Trabajo, una actividad creadora en su estructura central y operativa, esencialmente en las dependencias de atención al público, tales como las Procuraduría de Trabajadores, inspectorías del Trabajo y oficinas de empleo. De allí que el Ministerio, llamado por la Ley Orgánica de la Administración Central a formular y aplicar la política laboral y de seguridad social, haya emprendido un proceso de reestructuración que reduce su dimensión burocrática; impone la selección de personal de alto nivel, capacitado y bien remunerado y, finalmente, promueve el consenso social como clave de reforma.

Una seguridad social moderna

La nueva seguridad social define su campo de actuación desde la asistencia médica, pasando por el buen uso del tiempo libre, la vivienda, la capacidad de la población activa, hasta las pensiones de la población pasiva.

Asimismo, refleja los principios rectores que la conforman históricamente, como lo son la unidad de gestión; la solidaridad como deber social; la eficiencia y eficacia del servicio; la participación de los actores sociales, públicos y privados, de intervenir en el control del sistema; la universalidad como ideal progresivo de amparo a los habitantes de la República y el autofinanciamiento para garantizar la dotación de los servicios que se prestan, sin perjuicio de la asistencia social que pueda brindarse.

Cómo se implementa?

Esta trascendental reforma ha requerido de un amplio diálogo social que impuso al Estado, en primer término, el notable esfuerzo de capitalizar el Fondo de Pensiones y, por otra parte, racionalizar el funcionamiento de las instituciones prestatarias.

En este orden de ideas, para asegurar su articulación y eficiencia, la Ley Orgánica del Sistema de Seguridad Social Integral prevé la creación de un Consejo Nacional Tripartito de Seguridad Social, como órgano asesor y consultivo del Ejecutivo Nacional y, adicionalmente, el desarrollo de diversos subsistemas mixtos (público y privado) de atención a las contingencias.

De este modo, a través de la solidaridad intergeneracional, se ofrece una pensión suficiente y nunca menor a una mínima vital, que cubra los riesgos de vejez, invalidez, sobrevivencia, nupcialidad y asistencia funeraria. Al lado, se concibe un fondo de capitalización individual para el pago de pensiones, cuya cuantía dependerá de la suma de los aportes en la cuenta de cada trabajador y del producto de las inversiones, lo que dinamizará el mercado de valores e incrementará el ahorro interno.

Igualmente, se ofrece a través de un régimen también solidario, salud a los trabajadores y sus familias, con financiamiento obligatorio de éstos y sus empleadores, además de constituirse otros fondos públicos, privados o mixtos, encargados de financiar de modo complementario lo que el subsistema de salud solidaria brinda y, por último, se crea a través del paro forzoso un mecanismo temporal de defensa contra la cesantía, por un lado, y de reinserción laboral a través de la capacitación, por el otro.

Una sociedad más justa y solidaria

Tenemos la oportunidad real de garantizar una eficaz protección social a cada ciudadano, que le permita desarrollar sus aptitudes sin el temor a las contingencias del futuro. Para ello el Estado ha asumido a la seguridad social como pieza estratégica, cuyo desarrollo y defensa debe suponer una tarea compartida con los interlocutores sociales.

Es por ello que se vislumbra -sin equívocos- una sociedad más justa, solidaria e igualitaria que persiga objetivos consensuados y garantice a sus integrantes una debida atención a los riesgos que les depara el porvenir.

Ese es el camino que recorremos y ese el reto que debemos superar, sin reparar en el escepticismo de quienes no son capaces de percibir que ha llegado el momento ineludible de los grandes cambios en el país.


El Universal Caracas, lunes 16 de junio, 1997

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