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“No me voy, mi propósito está aquí”, por Johan Pullas

La otra vez una persona me preguntó: “Johan, ¿cuándo te vas de Venezuela?” Y mi respuesta fue inmediata y espontánea: “No me voy, mi propósito de vida está aquí”. Y sobre este tema bien conocido y vivido por todos, deseo hacer las siguientes reflexiones:

1. Admiro y respeto a los que se han ido y a los que se han quedado. Los únicos que no tendrán mi admiración, aunque sí mi respeto, serán aquellos que estando dentro o fuera de nuestras fronteras, hablan mal de este país. Ante todo hay que tener la autoestima bien baja para ser venezolano o, peor aún, extranjero que ha disfrutado de esta nación, y hablar mal de Venezuela, un país que nos ha dado todo lo que somos y tenemos. De hecho, los que se han ido lo hicieron gracias a los recursos que de aquí obtuvieron y siguen obteniendo: estudios, dinero, experiencia y mucho más.

2. A los que se han ido –la mayoría– les toca una vida muy dura en otro país (y vale la pena resaltar que ningún lugar es perfecto). Cada una de las personas que se ha ido, y las que faltan, tiene sus propias razones y motivaciones para hacerlo, todas ellas válidas y plausibles. Como motivador, me hace feliz que las personas se superen aquí o en cualquier parte del mundo. Así compren un ranchito para arrancar (por dar un ejemplo de superación), siempre tendrán de mi parte buenos comentarios de ánimo. Y esto lo digo porque admiro más lo que la gente logra con sus recursos, esfuerzo y trabajo, que con las cosas materiales que ha acumulado. Si te vas de Venezuela, vete agradecido, como cuando dejas una pareja amorosa, a la cual le agradeces todo el amor que pudo darte. El agradecimiento es fuente de abundancia.

3. Importante: si no eres feliz aquí, tampoco lo serás en ningún país. Si aquí tienes autoestima baja, en otro país, me atrevo a decir, la tendrás más baja aún. Y ya he visto algunos casos que al irse, agravaron su situación.

4. Irse con un fin: Quien no tiene un propósito de vida claro, irá errando por el mundo, peor que un náufrago.

5. En lo económico: empleado es empleado aquí y en la China. Si ya te fuiste, te sugiero que busques emprender algo propio y con un propósito de altura espiritual, para que sume felicidad a tu vida. A los que se quedan, y desde mis propias experiencias y vivencias, les digo que considero a Venezuela como el país más riesgoso del mundo para invertir y el que tiene más oportunidades –paradójicamente– para invertir.

6. Estoy convencido de que en nuestro hermoso país hay más personas buenas que malas. Cada día me suceden más cosas maravillosas y conozco a más gente extraordinaria, que cada día se levanta con un ánimo increíble para trabajar y luchar por nuestro país.

7. Hay otros venezolanos que sin hablar mal de su país han salido a dar amor al mundo. Amor venezolano, amor del bueno.

8. Recuerda algo: hay dos caras de la calidad de vida. Aquella que te ofrece tu país (sistema de educación, económico, salud, seguridad, alimentación, entre otros) y cuyos factores no dependen de ti y que no puedes controlar (muy poco se puede hacer para cambiarlo, excepto sufragar). La otra cara depende de ti. De cómo ves la vida, de cómo has decidido vivirla, tu carácter, tu actitud, tu inteligencia para darte cuenta (consciencia) de lo que es mejor para ti, tus recursos únicos y propios como individuo, tus talentos y tu autoestima. Y esta otra cara es la que debes aprovechar, porque es la única con la cual puedes empoderarte o morir. Buscar todas las posibilidades, pese a toda la situación, de seguir adelante con tus sueños, con tus anhelos, con tu amor y con tu capacidad para echarle pichón a la vida.

Cabe también señalar que no vivo en un optimismo o positivismo irreal, negando inseguridad, escasez y situación política-económica. O porque a mí me esté yendo excelente en mi vida personal y profesional, el resto no me importa. ¡No! Al contrario, sé que eso está allí y me afecta, que nos afecta a todos (los que estamos aquí y a los que se fueron), pero desde el mismo momento en que decidí dejar la pobreza no he parado por estar mejor y superarme en todos los sentidos. O como dicen por allí: “Los que venimos de abajo nos acostumbramos a ver hacia arriba”. Pues sencillamente me acostumbré a ver siempre esperanza, entusiasmo, excelencia y hoy en día aún más, pues estoy muy claro con mi propósito de vida, mis necesidades, mis talentos y motivaciones. ¡Y si yo puedo, cualquiera puede!

Te vayas o te quedes, ama a tu país. Haz tu trabajo con amor, y si no te gusta, busca hacer otra cosa. Da siempre lo mejor de ti en todas las áreas de tu vida. Es el momento de reinventarnos en lo personal, en lo económico y en lo ciudadano. Al irte de Venezuela, tu amor se ha transformado en amor internacional y deja en alto tu país, porque los trapitos sucios se lavan en casa. Por reverencia a ti, es decir, a tu autoestima y a las personas que aquí nos quedamos ¡Sé más respetuoso!

Johan Pullas Guillén

Profesión: Venezolano.

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