Mundo Empresarial

Emprendimiento: La Confianza, el síndrome del impostor y el efecto Dunning-Kruger

Rogelio Queijeiro T

Podemos afirmar que la confianza es algo más que la manera en que queremos ser percibidos por nosotros mismos, y por los demás. La confianza, quizás viene de esa sensación de estar conscientes de nosotros mismos, preparados y listos para apreciar quiénes somos, nuestras fallas y aciertos.

Naturalmente que es deseable generar confianza en todas nuestras relaciones empresariales y personales, y obviamente que es el elemento esencial de nuestra propia percepción, y, asimismo, de la percepción que de nosotros tiene nuestro entorno inmediato.

Es eso que podemos definir como nuestro IKIGAI. Para los Japoneses, IKIGAI es eso que puede definirse como la “razón de vida” o nuestra “razón de ser”.

El término IKIGAI se compone de dos palabras: iki, que se refiere a la vida, y kai, cuya traducción se aproxima a «la realización de lo que uno espera y desea». Para algunos es «una razón para levantarse por la mañana».

Kobayashi Tsukasa escribe que «la gente puede sentir el auténtico IKIGAI solo cuando, sobre la base de una madurez personal, de la satisfacción de diversos deseos, del amor y de la felicidad, se encuentra con los demás y con un sentido del valor de la vida, que avanza hacia la autorrealización».

emprendimiento-ideas-foto pixabayEntonces, como emprendedores, quizás podemos preguntarnos ¿Cuáles son nuestros valores más importantes?. A medida que avanza nuestro proyecto, debemos actuar con más asertividad, y ser muy selectivos con el uso que damos a nuestro tiempo, tanto dentro de nuestro proyecto emprendedor, como en la esfera personal y familiar.

Al hacerlo, desarrollamos más confianza en quiénes somos y lo que queremos. La confianza, tiene un elemento esencial: el valor que te das a ti mismo, la fe que tienes en tus habilidades, la persona que eres y cómo eres contigo mismo.

Es sólo la confianza quien nos apunta la seguridad para perseguir nuestro sueño, para enamorar a tu pareja romántica, conquistar esa oportunidad de negocios para la que nos hemos preparado y soñado. La confianza es nuestra manera más auténtica posible de ser. Es nuestra representación de la forma en que queremos ser vistos y cómo queremos vernos a nosotros mismos.

He sido afortunado al contar con padres, quienes como modelos, insuflaron confianza en mí, en mis capacidades, y me exigieron trabajo y esfuerzo, quizás desde muy temprana edad, me enseñaron que la recompensa es fruto del esfuerzo, y siempre me dijeron: «El límite lo pones tú».

Cuando me tocó enfrentar su ausencia, fueron sus enseñanzas las que me dieron la fortaleza para sobreponerme al dolor, y entender que yo era un “Proyecto de Vida”, y que no sería correcto abandonar tantos años de trabajo y dedicación para no alcanzar los sueños que tenía, y para lo que había sido entrenado. Siempre he creído en mí mismo y tengo la confianza para continuar construyendo las relaciones y logrando los objetivos que deseo.

Uno de los muchos errores que cometemos con frecuencia es creer fielmente que el dinero te lleva a la realización. Pensar que si tienes dinero, podrás tener un impacto en el mundo. Lo que debemos aprender, sin embargo, es que la intención es más impactante que todo lo que sigue. Para descubrir tu Ikigai, primero debes encontrar lo que más te apasiona. Luego, encuentras el medio a través del cual puedes expresar esa pasión. Steve Jobs es un fantástico ejemplo de esta idea.

Foto: PIxabay
Foto: PIxabay

A mí en lo personal, y lo pueden señalar quienes me conocen, lo que me apasiona es la Justicia, la transparencia, la verdad y ayudar a las personas a alcanzar su máximo potencial. Ese es mi IKIGAI. Mis Asesorías son el vehículo a través del cual estas pasiones se materializan en las cosas que mis clientes necesitan, y así obtenemos ganancias en el proceso.

Todos cometemos errores, y creo que el mayor de todos es tratar de enmendar o deshacer cada error cometido. Hoy entiendo que es mucho más productivo reírse de ellos y entender que la vida es aprendizaje, y que no es necesario reparar todo lo que has hecho mal, la responsabilidad es responder por el daño causado, no flagelarse por el error cometido. Hay que tratarse con más nobleza.

Según Eric Barker, hay un gran valor en ser amable contigo mismo en un esfuerzo por construir tu confianza: “La investigación muestra que el aumento de la autocompasión tiene todos los beneficios de la autoestima, pero sin los inconvenientes. Puedes sentirte bien y tener un buen rendimiento sin convertirte en un imbécil o no ser capaz de mejorar”.

La confianza, también te puede llevar a identificar eso que se conoce como “El síndrome del impostor”, o “Síndrome de fraude”, que es un fenómeno psicológico en el que la gente es incapaz de internalizar sus logros y sufren un constante miedo de ser un fraude.

El término fue acuñado por las psicólogas clínicas Pauline Clance y Suzanne Imes. No importa cuán contundentes sean las pruebas que demuestran su competencia, aquellos que sufren el síndrome, están convencidos de que son un fraude y no merecen el éxito que han conseguido, asumen que su éxito ha sido resultado de la pura suerte, coincidencia, azar o como el resultado de la impresión que los demás tienen de que son más inteligentes y competentes de lo que ellos mismos creen ser.

Este síndrome, en el que quien lo padece encuentra imposible creer en su propia competencia, puede ser conectado al efecto Dunning-Kruger, en el que gente incompetente encuentra imposible creer en su propia incompetencia.

plan-estrategia-emprendimiento-Foto PixabayEl efecto Dunning-Kruger es definido como un un efecto psicológico que produce una desviación en el procesamiento mental, una distorsión, juicio inexacto, interpretación ilógica, o lo que se llama en términos generales irracionalidad, según el cual los individuos con escasa habilidad o conocimientos sufren de un sentimiento de superioridad ilusorio, considerándose más inteligentes que otras personas más preparadas. Esto se explica por la incapacidad del sujeto para reconocer su propia ineptitud.

Así como la incapacidad de reconocer su propia ineptitud no le hace al inepto menos inepto, el ser incapaz de reconocer tus propios logros no te hace menos exitoso. Si todavía no has alcanzado lo que pensabas que ya habrías logrado, está bien, hay que procurar ser feliz con lo que estás trabajando y haciendo. Continuar, perseverar, insistir y no desmayar. Ese es el camino. Céntrate en los comentarios positivos que obtienes y no enfatices lo negativo: siempre puedes mejorarlo todo, y lo importante no es cómo alguien más te ve, se trata de cómo te ves a ti mismo.

Tener en cuenta que los éxitos y fracasos no son permanentes, que son efímeros, y que lo importante eres tú como persona, como emprendedor. Lo que te forja como persona es lo que ambas experiencias logran sembrar en ti. Como el acero, para templarse, el fuego y el golpe para dar forma, el agua helada para fijarla.

Después de obtener éxito en algo, es importante examinar lo que salió mal durante el proceso, para aprender. Cuando ocurre una falla, lo más importante es tener una revisión posterior al evento para provocar una reflexión, no un reclamo.

Fundado hace 28 años, Analitica.com es el primer medio digital creado en Venezuela. Tu aporte voluntario es fundamental para que continuemos creciendo e informando. ¡Contamos contigo!
Contribuir

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba