España apoya a los nuevos comerciantes
España era un país donde, tradicionalmente, un elevado porcentaje del empleo venía del pequeño comerciante: el de pie de calle, el que heredaba el negocio de sus padres y transmitía sus enseñanzas de generación en generación. Era el país del comerciante “autónomo”, porque era su propio jefe, claro está.
Con la crisis económica, han sido muchos los sectores donde ese “pase de mandos” a las nuevas generaciones no encontró cabida, donde muchos de esos legados no tuvieron más remedio que cerrar, llegando –casi– a desaparecer en muchos sectores del trabajo de agricultura y ganadería, que hoy en día están prácticamente al borde del abismo.
Esto supuso que el enjambre empresarial –dedicado sobre todo al sector de servicios y que tanto empleo generaba– se viera profundamente afectado y comenzara a incrementar las listas de desempleados, sobre todo, las del llamado “paro juvenil”, que más o menos viene a aglutinar a aquellos jóvenes entre 22 y 30 años. Y es que, curiosamente, los índices de desempleo son muy elevados, pero esta es, según las estadísticas, la generación más preparada y formada –académicamente hablando– de la historia reciente de España.
Como suele decir, las crisis son hervideros de oportunidades. Es difícil encontrarlas, sobre todo cuando el desánimo se apodera de la gente, y más cuando una población que no estaba acostumbrada a emigrar, se ha visto forzada a hacerlo, esperando que el mercado se reajuste para volver algún día a su tierra.
Pero entre esas increíbles iniciativas para paliar y afrontar la crisis y fomentar el emprendimiento, el Estado español y los gobiernos municipales han puesto en marcha múltiples iniciativas, enfocadas –en su gran mayoría– a evitar esa llamada “fuga de talentos”.
La idea es apoyar a todo aquel que tenga un proyecto y quiera llevarlo a cabo. Se centra, sobre todo, en promover el empleo juvenil, puesto que a tempranas edades se torna más complicado el acceder a la financiación externa con resultados positivos, por falta de avales y de historia crediticia que pueda hablar en favor de ese joven “inexperto”, pero eso sí, con infinitas ganas de salir adelante.
También se ha apoyado mucho a la población mayor de 45 años, a la que cada vez le cuesta más acceder a un puesto de trabajo pero que, contrario al joven, cuenta precisamente con la suficiente trayectoria y experiencia para asesorar a los más “nuevos”, así como de emprender y llevar a cabo proyectos con garantía de éxito.
Viveros de Empresas
Una de esas iniciativas brillantes que llama mucho la atención –y que lleva ya varios años funcionando con éxito– son los llamados “Viveros de Empresas”, definidos como el espacio físico diseñado para acoger a nuevas compañías durante sus primeros años de vida. De ese modo, permite a los emprendedores acceder al disfrute de instalaciones y servicios, a precios más competitivos que los que pudiera encontrar en el mercado.
Para acceder a esta posibilidad, el emprendedor debe presentar un Plan Económico Financiero que garantice viabilidad a futuro y creación de empleo en la zona o en la región donde se encuentra el emplazamiento, entre otros requisitos a satisfacer.
A cambio, los “Viveros de Empresa” ofrecen asesoría técnica en el área fiscal, laboral, contable, jurídica, financiera e institucional, entre otras.
También desarrolla unas economías de escala muy atractivas para los nuevos empresarios, puesto que en los “Viveros” cohabitan diversas empresas que pueden generar sinergias y networking, cualidades que, de otro modo, serían más difíciles de generar, con un elevado costo para el nuevo empresario.
Una empresa puede formar parte de un “Vivero” solo por un tiempo finito, pero, sin lugar a dudas, los beneficios que genera son tan positivos que las estadísticas reflejan que la posibilidad de fracaso de empresas que han sido establecidas con este sistema es mucho menor de la que se produce en otras circunstancias.
