De lo arcaico y lo contemporáneo en Rufino Tamayo

(%=Image(8751881,»C»)%)Rufino Tamayo ( México, 1899-1991}. Desde joven tiene contacto con el arte prehispánico al trabajar en el Museo de Arqueología en México. Descubre un mundo de imágenes sorprendentes, de absoluta libertad en sus proporciones. Las culturas maya y tolteca son las que más lo influencian. Comienza a observar los colores que emplea el pueblo como los tierra, el blanco y el añil; son colores baratos usados en sus casas, en adornos y en ropa, de modo que dejan los favoritos, los más caros, los chillantes, para las festividades. La cercanía a los mercados de frutas proporcionaron al joven Tamayo una sensibilidad al color y la forma.

Esta figura de mujer esta ubicada de un modo central, simétrica, inmensa con relación al fondo. El fondo está dividido en dos, como para asentar a la figura pero sin hacer alusión a perspectiva alguna, y es que aquí, en el fondo, observamos un empleo de manchas de colores que se confunden con los de la figura. Hace uso de texturas como los que hay en la paredes viejas llenas de las huellas del tiempo, de una finura y elegancia en los tonos. El fondo es plano como los que comienzan a usar los artistas influenciados por las exposiciones japonesas efectuadas en Paris, a finales del siglo diez y nueve, entre ellos Gauguin, quien arremete con una fuerza no antes vista en la xilografía, empleando colores planos en sus versiones de la vida de Tahití. Tamayo comienza en la gráfica con tallas de madera y no conforme con los métodos de enseñanza empleados en la Escuela incorpora las ideas nuevas que traía Rivera, proveniente de su estadía en el exterior. Esto lo sabrá utilizar el joven Tamayo en su momento. Él abandona las tablas y se dedica a la litografía y a la mixografía, logrando series en diferentes momentos de su vida, de modo que ellas varían según el taller donde las hace. La imagen que estamos analizando, hecha en Los Angeles, tiene una calidad excelente en la mancha. Con las aguadas logra que se semeje a una pintura, la manera como esta incorporada la figura al fondo nos demuestra su contemporaneidad en la visión que tenía del mundo que lo rodeaba. El fondo es figura a la vez, convirtiéndose la línea en estructura.

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La mujer es una figura enigmática, solemne, que ha conservado la feminidad en las curvas como en las piezas prehispánicas; sus senos son las líneas de las frutas o sencillamente líneas circulares, transparentes; en ella aflora la textura en la piel, como si la mujer estuviera impregnada de la tierra y del cosmos. Ha perdido las proporciones, los brazos terminan fundiéndose con el fondo, integrándose a él.

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La figura está dividida simétricamente en dos, de un lado, el izquierdo, tiene una serie de franjas de colores entre añil, violeta y rosa, y el derecho, impregnado de una textura producida por la aguada. Esto podría interpretarse de diferentes formas. Una de ellas es la relación entre la vida y la muerte, propia de algunas figuras arcaicas mexicanas, éstas están hechas de una manera dividida, en un lado es carne que semeja la vida en toda su capacidad y en el otro el esqueleto, representando la eterna dualidad entre la vida y la muerte. Es conocido el interés de Tamayo por coleccionar y admirar piezas prehispánicas. Otra interpretación sería la figura vestida con franjas para una festividad, quizás de circo, de un lado, y del otro, desnuda como la tierra, camuflada para integrarse y preservarse de la vida y de la muerte. Aquí notaríamos su apego más arraigado a las tradiciones mexicanas.

La mujer ha perdido identificación para ser sólo feminidad, México, vida, es un diálogo entre lo ancestral y lo cotidiano, donde la figura mítica y los colores se funden para conservar el carácter pictórico.

Raquel Tibol escribió para el catálogo de Rufino Tamayo con ocasión de la VII Bienal de San Juan del Grabado Latinoamericano y del Caribe: “Plásticamente Tamayo habla en maya, en zapoteco, en teotihuacano, en tarasco, en náhuatl, con la naturalidad de quien domina lenguas maternas al extremo de no necesitar articularlas en voces arcaicas sino en las que, brotadas de aquéllas, se han transfigurado en el lenguaje actual, contemporáneo.”