Entretenimiento

Marco Antonio Ettedgui… Desaparecido en Acción

Este texto está dedicado a la memoria de uno de los más grandes artistas y hermanos Performancistas que he tenido; “Desaparecido en Acción” con la valentía de los bravos guerreros, pero presente siempre en espíritu, siempre conmigo en mi corazón.

Revindico de nuevo mi imagen de artista predilecto… MAE

Marco Antonio Ettedgui, celebraba su cumpleaños en los museos y en medio de una gran fiesta, con bambalinas, pastel y refrescos, cantando, doblando a Pedro Vargas y otras veces a Ima Sumac, otras veces hablaba de como fue exitosa una hospitalización por cálculo renal, del dolor que sentía y como expulsó el calculo por la orina, hablaba sobre estética con un carácter educativo, con un fin comunicativo, de creación y conciencia del arte y de la sociedad; se hacía promotor de eventos, se convertía en un animador cultural, en un gran maestro de ceremonias, luego escribía para la prensa nacional y para la revista “Entendido”, después reviviendo el mundo DADA, se presenta en el Museo de arte Contemporáneo repitiendo poemas al estilo de Tristan Tzara, se bañaba en una tina en público, se desnudaba, se cepillaba los dientes, se ponía una bandera nacional cual minifalda, rompía galletas y botellas, escribía «arteinformaciones» y con una gorra de militar, se desnudaba en un balcón mientras cantaba una merengue popular… Cuantas cosas hacía Marco Antonio, todas sencillas, cotidianas pero elevadas con su magia y encanto a un punto maravilloso.

En sus Performances, el Ettedgui trataba los problemas personales como una obra de arte, hablaba de la soledad o de la enfermedad, trataba los problemas de la ciudad con su infernal tráfico así como también de la neurosis colectiva y aportaba casi como un embajador cultural, una solución para los problemas limítrofes entre Venezuela y Colombia.

Él decía: “Entiendo perfectamente la ansiedad o la nueva esperanza de Claudio Perna por asociar sus valores concebidos con el periodo histórico, comprendo el insomnio e Vivas Arias buscando arte por los callejones de las urbes, interpreto las recientes entrevistas de Margarita D´Amico a científicos y su serie de artículos asesinantes contra algunos de nosotros, acepto que Diego Barboza me comente en un Pent House de Parque Central que su arte son mariqueras, adoro los intentos de reformación jurídica de mi amigo Wenemoser y admito los intentos destrozantes de Peña y a nuestro violento Carlos Zerpa utilizando nuestros cánones religiosos y políticos para echárnoslos en cara.
¿Es que a nadie le interesa tener una camisa o una prenda interior de Ettedgui o un poco del agua que el artista tomó en el evento?

A mi me gustaría enormemente tener en mi casa un poco del aire que respira Wenemoser, o unos cabellos de Perna, o un hipo de Espinoza, o un trozo de tacón de Yeni o Nan o Elda Cerrato, o un papel que Bélgica Rodríguez arrojó al suelo, o un poco del temperamento de Fuenmayor, o un pelo de Terán, o una gracia de Montero Castro, o sudor de Zerpa… De verdad me gustaría. Si tuviera esa oportunidad de conquistar esa estrategia artística, con ella incluyo que se valoricen sus obras, que pueda revenderlas, que la historia las documente”.

Recuerdo que en el Performance “Acto de Inauguración”, presentado por Marco Antonio Ettedgui, en la inauguración de una exposición de ensamblajes, instalaciones y Performances mía, titulada: “Cada cual con su santo propio” que realizamos en la planta alta de la galería “Contracorriente” en el mes de Marzo de 1981, MAE se desnudó poco a poco casi haciendo un “strip tease” en lo alto de una escalera, justo en el balcón que daba a la calle, la gente se aglomeraba sorprendida para verlo, se desnudaba lentamente, se ponía luego una gorra militar y pronunciaba un discurso iconoclasta en donde manifiestaba su desilusión ante la ineficacia del arte y anunciaba su retiro del mismo… luego comenzaba a ser un militar amanerado, un militar maricón que cantaba una merengue popular con aquello de: “La marina tiene un barco, la aviación tiene un avión, van pasando los cadetes en perfecta formación… unos son de la marina otros son de la aviacioooooón!!!!!!” la gente se ponía nerviosa, temiendo que se diera una “redada policial” y verifican si han traído su “cedula” su carnet de identidad… hay regocijo y mucho temor en la audiencia, saben que en cualquier momento todos podríamos terminar presos esa noche, por mi parte yo sonreía en complicidad con Marcos… El cometido del Performance se había logrado. Marco Antonio dijo al terminar: “Este es mi ultima propuesta como Performancista, con este Acto de inauguración para mi amigo Carlos Zerpa he determinado que no quiero hacer mas arte hasta nuevo aviso, y realmente no quiero hacerlo más por ahora. Soy un humano y no pienso presionarme para cumplir con la exigencia virtual de ser artista, para mi es inútil ahora y me respeto”.

Esto para mí es un terremoto (decía MAE) y esta toma de objetivos y subjetivos del arte es una refrescura después de la aridez, como me decía mi amigo Barboza: una conciencia particular de la situación exterior. Marcos estaba convencido que su arte no estaba decidido por las premisas del “yo” si no del “tú” y que el “yo” quedaba tan solo para el arte de los setenta… “Revindico de nuevo mi imagen de artista predilecto; no se me compra, pero si se me disfruta por un método de visualización similar al que se usa cuando se lee una revista pornográfica”.

Le comenté al Ettedgui en ese momento que al igual que a nuestro común amigo Diego Barboza, estaba yo también muy influenciado para mis próximos trabajos por sus Performances, en especial por el realizado en “Acciones frente a la Plaza” titulado, “Hospitalización por calculo renal” y que ese era el camino que yo iba a seguir para presentar mi próximo trabajo, él me respondió con una sonrisa en los labios ”Algo queda”… y en verdad, poco después de ese encuentro comencé a incluir en mis Performances ciertos elementos muy Ettedguianos, como cantar en público y hasta bailar.

«Los novísimos venezolanos somos los artistas más preparados para subsistir en medios agresivos desde Michelangelo», Nos decía Marco Antonio en su Peformance «Post-Punkake», que realizó para la serie “Informacional Arteología”, basada en el cuerpo como pieza de arte viviendo en un mundo amenazado por la guerra nuclear… Luego de este Performance sería enfático al pronunciarse: «la realidad del concepto es total, es la verdad del cuerpo. Si nos herimos en un escenario, nos herimos de verdad, que corra la sangre, morir»… Esta toma de conciencia en realidad es muy importante partiendo de un artista que venía del teatro y que hacía teatro, el entender plenamente que el Performance NO era teatro y que si se tiene que vomitar pues se vomita de verdad, si se tiene que sangrar pues se corta y se sangra, que jamás utilizaría ketchup como sangre y que si tenía que beber hasta emborracharse pues lo haría, que jamás tomaría agua con un toque de café para que pareciera Whisky o Koolaid de uva como si se tratara de vino tinto, para hacer parecer que ingería bebidas alcohólicas y luego fingiría su ebriedad, porque no se trataba de fingir ni de hacer teatro.

Quedó pendiente con Marco Antonio un Performance que íbamos a hacer juntos, quedó sin hacerse por la llegada repentina de su muerte, por culpa de ese accidente que le costaría la vida en plena actuación con sus compañeros de “Autoteatro”. Quedó en el limbo un trabajo que íbamos a hacer juntos, que íbamos a realizar Marcos y yo, en donde los dos haríamos un Performance “mano a mano”, una especie de collage conceptual, de un collage Performancístico, en donde incluiríamos cosas de nuestros compañeros de “ACCION”, con mucho humor negro pero a la vez con mucho respeto hacia nuestros compañeros utilizaríamos detalles de los Performances de Nan y Jenny y su acción divisoria del espacio, de Pedro Terán y su chaman dorado, de Alfred Wenemoser y su Ida Pingala, de Diego Barboza y sus chicas con redes, de Claudio Perna como atril, de Diego Risquez y su Miranda en la Carraca, de Antonieta Sosa y su trabajo con vidrios quebrados, de Héctor Fuenmayor y su Cruz y Ficción y de Ángel Vivas Arias y sus gárgaras de pintura amarilla… ya lo teníamos planeado con MUCHÍSIIIIIIIIIIIMO HUMOR y de seguro lo íbamos a presentar en el jardín principal de la Galería de Arte Nacional…Ya Marco Antonio en su texto “Recuerdo de Infancia” (MAE arte-información para la comunidad, Ediciones Oxígeno, 1985 por Alejandro Varderi) hacia un listado en donde comenzaba a incluir partes de esta idea, el la escribiría en su esquema:

1-Padres haciendo el amor
2- El muchacho sale del agua y se acuesta en la arena.
3-El maestro asesina al niño que está cuidando la biblioteca para robar un texto. 4- La mamá de la familia asesina a la madre desnuda para robar otro texto. Cansado, llega a su cuarto.
5- Enciende la TV con un video de Carlos Zerpa
6- Se viste, se acuesta en la cama, el joven esta allí, pero no lo siente…

Edttegui es quien se ocupaba de entrevistar a los artistas del Performance al inicio de los 80s, estas entrevistas y notas de prensa publicadas en su columna del Diario El universal, son el trabajo de un comunicador que no solo siente un interés por estas propuestas sino que está dentro de ellas, que es coparticipe.

Marco Antonio resultó mortalmente herido accidentalmente en la sala Rajatabla, mientras se presentaba, una barra de hierro olvidada dentro del cañón del fusil fue disparada por una compañera hacia su persona, esta atravesaría su corazón, un disparo de ficción que en realidad lo alcanzó fatalmente, los espectadores estaban fascinados por los efectos especiales, por la actuación magistral y el grito de dolor del Performancista, mientras sus compañeros entendían perfectamente que no se trataba de teatro, si no que el fatídico accidente en verdad había ocurrido, MAE fue llevado de emergencia al Hospital Universitario de Caracas en donde falleció once días después cuando tenia apenas 22 años de edad… Este fue su último Performance.

Sirvan estas líneas para recordarlo y rendirle un pequeño pero sentido homenaje a un hermano a quien en verdad quise y continúo queriendo mucho.

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