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Muros del Sol de Samuel Villegas

Samuel Villegas D.

Muros de Sol. Caracas, 2007. 163 pp.

Editorial Emprender 1

(%=Image(8410735,»L»)%)Samuel Villegas entrega el poemario Muros del Sol con la certeza de la faena cumplida, del verso madurado durante más de tres décadas de expresión poética. Villegas fue compañero de andanzas de Jesús Sanoja Hernández, Rafael Cadenas, Jesús Enrique Guédez y Arnaldo Acosta en el grupo literario Tabla Redonda, que abogaba por un encuentro entre el poema y la sociedad. Cadenas ratifica la premisa del grupo en sus Anotaciones, pues propone una poesía que más que mecer, logre estremecer. Samuel publicó su primera obra, La señal del primer hombre, en 1959 bajo el catálogo de Ediciones Frailejón de la Universidad de Los Andes; desde entonces, su escritura pulsó lo estético sin abandonar el reclamo social en libros como Príncipe caído príncipe y El loro que mentía (relatos).

Poesía presentida

El narrador chileno Roberto Bolaño, ganador del Premio Rómulo Gallegos con su novela Los detectives salvajes, escribió que “la poesía (la verdadera poesía) es así: se deja presentir, se anuncia en el aire, como los terremotos que según dicen presienten algunos animales especialmente aptos para tal propósito”. Así, los 310 poemas que propone Villegas pueden ser aprehendidos como no-lugares (o espacios borrados de su condición inicial) de encuentro entre el lector y el mundo, unas veces exaltado (“Los milagros del Edén florecen hoy en la hierba, / verde trébol fresco, hierbabuena, mano de Dios…”); otras, trabajado desde la imagen (la serie Ruda estrella) y algunas detonado desde los cimientes: “Entiende, ningún árbol ha crecido debajo de otro árbol. / Deja al Norte en el Norte. / Y recuerda que estás al Sur, latino, abajo”.

He cavilado mucho

Esta obra se deja abordar a través de doce itinerarios bien definidos, en los cuales se intuye el pulso severo del lector ante las palabras que no le dan “oportunidad a que las domeñe o las rechace”. Recojo días, Nocturnales, Palabras, Los Combates de Alción, Razonamientos del Agua, Amaestramientos, Hablas de amores, Heredad del fuego, Virtudes, Ronda la ronda del color, Fraguas y La cola de la estrella son las pistas que nos invitan al juego de la interpretación, pero también del puro goce de la palabra plasmada en el papel.

Villegas va revelando su poética a través de resquicios en la muralla de luz con la cual la protege. Nos confiesa, “he cavilado mucho, / una montaña de pensamientos / vuela en la dinamita de los días… Y borra los espacios”. A veces arremete con imágenes furiosas (“Filos de navajas nostálgicas cortando la piel del alma), pero es constante en la adoración del color, sus valoraciones, sus estrategias visuales y su interpretación y vivencia por el lector: “Naranja es la nostalgia de los parques donde el amor distribuye enamorados” o desliza belleza en elipsis, como ésta elegía al amarillo: “aunque te empeñes no puedes reconocerlo en su luz / como mariposa de oro y girasoles sedientos del estío,/ como cuando el agua de amor no llega a tu jardín…”. El azul, el rojo, el magenta, el violeta, el verde, el dorado, el blanco y el negro, son algunos de los poemas cromáticos que nos deslumbran.

Sin falsos nihilismos

Inmune al hábito de fácil nihilismo y la conformación automático que padecen algunos creadores “laureados”, Samuel Villegas sonríe ante las dudas más profundas que lo atraviesan a él y a su lector, “Yo no creo en Dios, / dije, / Y Dios se rió de buena gana. / Mis ríos interiores se desbordaron .

inusitadamente”… Y no se detiene en la nostalgia del pasado, sino que lo recupera en una advertencia suspendida entre los versos: “nada puede ser reconstruido / sin que la palabra pérdida / apunte certeramente hacia el pasado”

Epílogo de la noche

Erotismo, denuncia, amor, metapoemas, encuentros, añoranzas, naturalismo y enseñanzas de camino conforman el universo poético de esta obra, siempre mudable en relación directa al ánimo del lector que se acerca, pero es imprescindible acotar que siempre hay embarcaciones para partir del “puerto tan arduo” que cada lector vive… Mejor lo expresa Samuel en su Epílogo de la noche: “Vamos a juntar todas las noches / vamos a apretarles muy duro / hasta que no pueda apretarse más / y extraer de tanto sueño. / Un día nada más”.

Sobre el autor

Samuel Villegas D’Martini (Carora, 1932) es licenciado en Letras (UCV), poeta y crítico. Se ha desempeñado como educador y gremialista en el Movimiento Simón Rodríguez y la Comisión Ejecutiva Nacional que editó el polémico informe “La farsa de la Educación en Venezuela”. Ha publicado libros de poesía y relatos, y fue miembro, junto a Rafael Cadenas y Jesús Sanoja Hernández del emblemático grupo literario La tabla redonda. A su vez, Villegas ha sido reconocido como artista plástico en diversas exposiciones individuales y colectivas en instancia como Fonpres-CIV, Colegio de Profesores de Venezuela y la Federación Venezolana de Maestros.

(*): Periodista UCV, Especialista en Desarrollo Organizacional, UCAB.

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