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Para leer y comprender a Thomas Khun

El vasto esfuerzo intelectual y científico que hace Thomas Khun en su obra “La estructura de las revoluciones científicas” (1962) se enmarca en un proyecto mayor de repensar desde sus cimientos el origen y evolución del quehacer científico, de estudiar las condiciones de posibilidad que una práctica científica requiere para ser tomada como tal en el marco de una determinada comunidad científica y de un determinado campo científico.

Khun distingue una tradición científica que entiende la ciencia como una actividad completamente racional y controlada a la que denomina “tradición formalista” y que nosotros conocemos como el Círculo de Viena y la diferencia con una corriente de pensamiento científico que la comunidad científica conoce con el nombre de la “tradición historicista”.

El impacto teórico y metódico que tuvo el libro de Khun inicialmente en la mentalidad de los hombres de ciencia significó un aporte sustantivo en el enriquecimiento del debate sobre el sentido y devenir de la creación de conocimiento científico.

El aporte de Khun al conocimiento y a la historia de la filosofía de la ciencia ha sido inconmensurable: conceptos y categorías de análisis científico como paradigma, revolución científica, crisis, comunidad científica, ciencia normal, la noción de campo científico, resolución de enigmas, giro copernicano, son algunos de los aportes más originales e inéditos que hizo Khun al debate que protagonizó la comunidad científica internacional hacia los años de las décadas del 1960-1970 y que continúa hasta hoy.

Veamos la concepción khuniana de paradigma: es una constelación de creencias, valores y técnicas que comparten los miembros de una comunidad científica. Por ejemplo, en el campo de la física teórica el modelo aristotélico de la teoría geocéntrica y el paradigma heliocéntrico. Dos cosmovisiones totalmente distintas de una determinada manera de entender la realidad y por consiguiente la verdad científica.

Khun propone un esquema que comporta cinco fases de un mismo proceso científico: dice que la ciencia se desarrolla con arreglo a los siguientes momentos del proceso de producción del conocimiento científico: a.- El establecimiento de un paradigma, lo cual conduce a la instauración de una determinada racionalidad científica que se conoce con el nombre de B.- ciencia normal. En palabras de Khun: “la ciencia normal consiste en la realización de una promesa, una realización lograda mediante la ampliación del conocimiento de aquellos hechos que el paradigma muestra como particularmente reveladores, aumentando la extensión del acoplamiento entre esos hechos y las predicciones del paradigma y por medio de la articulación ulterior del paradigma mismo”.

Otra definición, esta vez más exacta de paradigma según Khun: “Considero a los paradigmas como realizaciones científicas universalmente reconocidas que, durante cierto tiempo, proporcionan modelos de problemas y soluciones a una comunidad científica”.  Siguiendo la definición khuniana de paradigma, éstos pueden ser, por tanto, un marco o una perspectiva macroteórica bajo la cual se estudian y analizan los problemas fundamentales de la ciencia y se intenta buscarle solución a los problemas de la ciencia, también llamados por Khun enigmas.

Nos dice Khun que toda ciencia pasa por períodos más o menos largos de cierta “estabilidad” lo que el mismo Khun llama “ciencia normal” pero que en el propio seno del queahacer científico se gestan períodos de “crisis” que van creando las condiciones objetivas y subjetivas para la emergencia de nuevos paradigmas que a su vez posibilitan el advenimiento de lo que el autor denomina “revolución científica”. En momentos de “crisis” la concurrencia de múltiples paradigmas “tentativos” o “provisionales” que tratan de explicar la realidad ajustados a un propósito de verdad, van enriqueciendo la cientificidad del conocimiento. Dice Khun que a menudo el debate que establecen los defensores de distintos paradigmas resulta estéril. Desde los griegos hasta la actualidad las distintas “revoluciones científicas” que ha vivido la humanidad no son sino “rupturas de una continuidad”. Para decirlo con palabras del propio Khun: “cada revolución científica marca el comienzo de un nuevo comienzo”.

Nos dice el epistemólogo Ángel Américo Fernández en su libro “Problemas Epistemológicos de la Ciencia: Crítica de la Razón Metódica” (2007), “por la episteme transita, circula y se desplaza todo proceso que lleva al conocimiento y, es condición básica, previa y fundamental para la creación de paradigmas. No puede haber paradigmas sin episteme, pues este es el factor iluminador del acto cognitivo, lo alimenta, logra contextualizarlo, le ofrece una constelación de visiones del mundo, lo dota de redes lingüísticas y… le dibuja un horizonte”. (p.15)

Seguidamente nos aclara Fernández que el surgimiento de cualquier paradigma a lo largo de la historia del conocimiento de la humanidad está intrínsecamente imbricado en una respectiva visión del mundo, en un registro socio-lingüístico, en un cierto “sprit du temps”, con todas las implicaciones históricas y culturales que se derivan de ello. En palabras del propio Fernández… “el paradigma es la forma social que adopta la lengua en al ámbito del conocimiento y de la ciencia”. Ciertamente, suscribimos la idea de Fernández que sostiene que “la categoría paradigma representa una clave cardinal para desmontar la tesis empirista en el origen del conocimiento. (…) Continúa el profesor Fernández recusando la pertinencia del empirismo lógico y dice que “la idea de paradigma constituye un antídoto para quebrar la vieja concepción lineal sostenida en la evolución del conocimiento operando por vía acumulativa como resultado de una sumatoria de  o adición de teorías a través de las distintas épocas”. (p.16)

Fernández sintetiza la idea de paradigma y nos dice que ella “es equiparable a una gran matriz que produce y distribuye sentido, penetrando y atravesando por todos lados el proceso de conocimiento, y ofrece un caudal de coordenadas mentales a los sujetos e instala redes semióticas, formando una inescapable franja de conceptos que contribuyen a la formación de teorías, es decir, a un cuerpo orgánico de enunciados que tiene pretensiones de validez-veracidad para explicar un ámbito de lo real”. (p.17)

Ciertamente, la formulación de teorías que intentan dar cuenta de ámbitos de lo real es un intrincado proceso por lo demás complejo que poco o nada tiene que ver con la vulgata empirista o pragmática o de cualquier concepción metafísica de la realidad. Nos dice Fernández que entre el paradigma y la realidad hay un puente que se llama teoría y que ésta siempre está distante de ser una elaboración uniforme, lineal o monolítica. Siendo la teoría una explicación de lo real en ella se constituyen múltiples y plurales visiones del mundo que a su vez albergan los más asombroso elementos de la racionalidad, las emociones, la sensibilidad, el misterio e incluso pulsiones provenientes de la más recóndita irracionalidad del ser humano.

 

 

 

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