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Reflexiones sobre el Dibujo y las Artes Marciales.

El pincel lleno de tinta china y la espada afilada son similares, ambos
tienen que buscar su esencia para ser, así lo mantenían los grandes maestros
marciales que se desenvolvían magistralmente en ambos caminos, el de la
espada y la escritura o el de la espada y el dibujo.

Un movimiento de la espada samurai, que corta el aire en dos no es otra cosa
que un dibujo espacial acompañado de una música de silencios, “no porque
algo no se vea, quiere decir que no exista”… Afirmamos.

¿Qué es, si no “música pura” o “trazo dibujistico perfecto”, el camino que
describe una flecha desde el arco hasta el blanco, camino que va desde
adentro del espíritu del arquero, hacia el centro de los círculos
concéntricos de la diana?

Las Artes Marciales y la música tienen los mismos principios, complejos
acordes, juegos de silencios y melodías únicas, la ejecución de un kata no
es solo una ejecución marcial, si no que es también arte sonoro, sus
movimientos no son otra cosa que música, ya que el ejecutante se mueve sobre
el tatami como si caminara sobre un pentagrama, como si leyera una partitura
musical con su cuerpo, o como si dibujara con sus movimientos un gran dibujo
invisible sobre un papel inmaculado, sin dudas “el arte vive en las delgadas
fronteras que separan lo real de lo irreal”… Como nos decía Marta Traba.

Las notas musicales en esencia son iguales al espectro de los colores, el
DO, el RE, el MI, el FA y el SOL, son idénticos como calidad cromática al
Amarillo, al Rojo, al Azul, al Blanco y al Negro… Cuando un director dirige
a su orquesta, hace un fascinante dibujo en el espacio con su batuta.

¿Será entonces cierto que los colores y las notas musicales contienen en si
la misma fuerza que las letras vocales: A, E, I, O y U, como opinan muchos
investigadores?
Cinco notas musicales, cinco letras vocales, cinco colores puros, cinco
sentidos buscando el sexto… vista, oído, olfato, gusto y tacto, cinco dedos
de la mano para contar: uno, dos, tres, cuatro y cinco… Cinco Katas Heian
del Karate Shotokan de Funakoshi, quien también dibujaba y escribía poesías
en el monte “Torao”, la montaña “Cola de Tigre”… Miyamoto Musashi casi un
dios en el manejo de las dos espadas y del pincel, se retira invicto de sus
batallas a una cueva a escribir el “Go Rin No Sho”, “El Libro de los Cinco
Anillos”… Libro de la Tierra, del Fuego, del Agua, del Viento y del Vacío…
“Porque por vacío entendía el gran maestro, aquello que no tiene principio
ni tampoco fin”.

Dibujar es un placer inmediato; tener un lápiz, un pincel, una pluma fuente,
un carboncillo o un bolígrafo en las manos es equivalente a la realización
espontánea de un dibujo automático, que parte del mundo invisible y se hace
visible gracias a ese trazo, mejor aun si en ese momento se habla por
teléfono o estamos escuchando música o una aburrida conferencia…Estoy
convencido que ese trazo con el cual se escribe un texto, un poema o se
dibuja, es la manifestación más espontánea y directa que existe del
espíritu, tan fuerte como un poderoso KIAI, que surge igualmente de adentro
de nosotros mismos.

Hay una conexión directa entre “La idea” y la punta del lápiz… Digamos que
el lápiz es tan solo la extensión de la mano, la extensión de la intención,
el otro extremo de la cuerda, cuerda que nos une con lo que en verdad somos
en esencia… El dibujo es la manifestación mas directa del lado derecho del
cerebro, por medio de él podemos hacer visible ese otro mundo, un mundo
quizás mas real que este en el que nos desenvolvemos día a día… Como ya
dijimos, traemos por su medio, imágenes del mundo invisible y las hacemos
visibles… El dibujo es tan solo un instrumento, una ventana, una puerta o
mas bien “un portal”, Jamás un resultado o un final.

Uno puede, además de dibujar de una manera ortodoxa, con carboncillo o lápiz
HB sobre papel 100% de algodón, hacerlo utilizando el dedo lleno de aceite
para motores, o dibujar con un palito de bambú sobre la arena en la playa, o
con crema de afeitar, con pelos y cabellos, con luz, con humo, con hilos y
agujas cosidos en la tela… Se puede dibujar con brochas o rodillos, con las
manos vacías, en bajo relieve sobre mármol, con cortes profundos sobre los
metales, con el mouse en la computadora, con la punta del cuchillo en la
madera, con el cautín al rojo vivo, con jabón o lápiz labial en el espejo o
con agujas llenas de tinta sobre la epidermis, porque tatuarse no es otra
cosa que dibujarse en la piel… Muchos cuerpos son testigos fieles de ello.

Todo arte conlleva en si el espíritu del dibujo, del trazo mágico, del
espíritu poético… Todo buen arte tiene al dibujo como su columna
vertebral, se vea o no se vea… En la escultura hay dibujo, en el
Performance hay dibujo, en las Artes Marciales hay sin duda dibujo.

Dicen los entendidos, que cada energía atrae a otras energías semejantes,
que las bellas artes atraen a otras artes de almas gemelas, por eso vemos a
muchísimos artistas marciales que también pintan, danzan, dibujan, hacen
música, son actores o escriben textos y poesías.

Dicen los grandes maestros, que una mirada basta para comunicarnos y dejar
todo sobreentendido, que el amor cautiva al amor, que la violencia solo
engendra violencia, que las cruces solo sirven para atraer a los vampiros y
que “Un dibujo vale más que cien palabras”.

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