Entretenimiento

Un Campus Musical en Barquisimeto

Hace unos días le comenté en Facebook a Gabriela Montero que es necesario aplicar la moderación y mesura en la vida y que, una vez expresadas las críticas a la falta de solidaridad de J.A.Abreu y  G.Dudamel con la resistencia venezolana, había que dejar el tema y no perseguirlos por eso. Hoy me entero del proyecto de “campus” para las orquestas juveniles que están planificando construir en Barquisimeto y me doy cuenta que ahora es a Abreu y a Dudamel a quienes debo recomendar ejercer la mesura en su gestión de El Sistema.

De la lectura de las noticias aparecidas en Venezuela se deducen rasgos que definen al proyecto solo hasta cierto punto por lo que los comentarios que se hagan deben tener una buena dosis de prudencia. Por ahora se entiende que lo que se intenta construir es un “campus”. Es decir el equivalente a una ciudad universitaria para la formación de músicos que incluiría edificios para la actividad docente, espacios de practica y ensayo, auditorios de varios tamaños, espacios administrativos, residencias estudiantiles y quizá algunas facilidades deportivas. Se debe mencionar que en alguna pieza noticiosa se ha indicado que ese campus seria el centro de El Sistema al cual se vincularían centros regionales construidos en las principales ciudades del país. Se habla que se tiene la meta de un millón de jóvenes vinculados a El Sistema a través de esos centros.

Las noticias también dicen que se espera que el proyecto sea financiado por el Banco Interamericano de Desarrollo y que la arquitectura del campus ha sido encargada a Frank Gehry, el famoso arquitecto norteamericano de origen canadiense, quien aparentemente ha donado su trabajo al proyecto. Por su parte el Gobernador de Lara, Henry Falcón, se muestra muy contento con la idea y el gobierno venezolano ha prometido su apoyo total.

De todo lo publicado hasta ahora se deduce que el proyecto viene siendo manejado desde hace tiempo, que aparentemente ya se han tomado compromisos formales con la asignación de los terrenos, con la escala y el programa de espacios del “campus” y con los estudios iniciales, incluyendo la participación de Gehry.

Siento necesidad de opinar sobre este proyecto por varias razones. En primerísimo lugar por ser venezolano y luego porque amo y admiro El Sistema de orquestas juveniles venezolano, porque lo he defendido públicamente de toda clase de ataques y porque es uno de los pocos logros de mi país que han surgido del tesón,  la constancia, el trabajo y el amor al prójimo de unos venezolanos para contribuir a una mejor vida en todo el planeta. De manera que presento estos comentarios con firme sentido constructivo confiando en que colaboro con la formación de un consenso nacional acerca del proyectado campus.

No es bueno que un proyecto que involucra tantos intereses nacionales este siendo manejado con tanta confidencialidad y reserva. El sistema de orquestas juveniles fue creado y conducido hasta lo que es hoy día por J.A.Abreu pero el proyecto no es de su propiedad. Más aun, ya ni siquiera es solo de Venezuela. Es ya una idea que pertenece a la humanidad: favorecer en las juventudes la integración de valores esenciales para la vida humana a través de hacer música colectivamente. Por eso es necesario abrir el proyecto a la opinión pública nacional e internacional para acopiar ideas y crear consenso. Por otra parte, si el proyecto tiene que hacerse ahora entonces debería tener características que se correspondan al momento histórico que vivimos los venezolanos.

Un aspecto fundamental a considerar es si la escala que, con ese proyecto, se le esta asignando al Sistema es la que corresponde a un país en el estado en que se encuentra el nuestro. Soy un amante de la música desde niño que, además de disfrutar de su belleza, comprende los beneficios psico-sociales que ella ofrece al ser humano. Somos testigos de la maravillosa influencia que ha tenido la actividad musical en los jóvenes que El Sistema ha captado pero “no solo de pan vive el hombre” y no solo la música ha hecho de la humanidad el portento que sin duda ha mostrado ser. Ademas de las bellas artes, que incluyen la música, también la ciencia, la filosofía y sobre todo, el trabajo han sido las bases del esplendoroso desarrollo de la raza humana. No creo que haya duda de que para salir del lastimoso estado en que el régimen militar de los últimos 15 años ha llevado a Venezuela habrá necesidad de un enorme esfuerzo de trabajo, de consenso político y de políticas inteligentes.  En ese contexto, la prioridad que tienen las artes es alta pero no es la máxima. Las actividades para sustentar la vida y generar el crecimiento económico deberán prevalecer en la asignación de recursos por largo tiempo. Por eso el Sistema deberá mantener su lugar en la estructura educativa de la nación pero su costo deberá permanecer en un rango razonable competitivo con el resto de tareas de la educación. Ademas de música y cultura necesitaremos ciencia, destrezas técnicas, información y sobretodo, empleo… y para todo eso se necesitan recursos.

Si para financiar el centro que se proyecta se obtienen donaciones internacionales pues bienvenido sea pero si el financiamiento es el que se menciona del Banco Interamericano de Desarrollo mediante algún nuevo prestamo a la República de Venezuela que aumente el monstruoso nivel de endeudamiento al que el régimen nos ha llevado entonces lo rechazamos radicalmente. No es posible que con las dramáticas necesidades de la población venezolana en aspectos tan vitales como la alimentación, la salud, la energía de uso urbano y doméstico, la seguridad, el manejo de la basura y el control ambiental nos endeuden más para construir un campus que hasta ahora no ha sido necesario para llevar al Sistema al extraordinario nivel que hoy tiene. Es más, el verdadero reto es seguir desarrollando al Sistema con los recursos que se tienen. Entre las virtudes de J.A. Abreu que han sido premiadas repetidas veces esta su capacidad de haber realizado esa obra con escasos recursos negociados con los gobiernos de varios “turnos”.

Pero el éxito tiene sus peligros y uno de estos es la perdida de las perspectivas. Con todo respeto, el peligro de la megalomanía es real y ubicuo. Los iconos dejados por ataques de ese demonio marcan la geografía de Venezuela. Recordemos el Hotel Humboldt en El Avila, el reactor nuclear del IVIC, el submarino “Carite”, el Parque Central en Caracas, el nuevo Panteón,  etc. etc. Un hombre con la inteligencia de Abreu habrá seguramente pensado en esto pero es posible que algunas “pompas y circunstancias” lo estén comprometiendo. Él se merece el beneficio de la duda.

Hay dos aspectos que es necesario revisar. Uno es la escogencia de Frank Gehry como arquitecto del campus.  Como saben quiénes se interesan en el acontecer de la arquitectura contemporánea mundial, Gehry es uno de los arquitectos “celebrity” en la actualidad. Se trata de un grupo de diseñadores de edificios, casi todos europeos y norteamericanos y algún japonés, que extremando la audacia de las formas y los materiales que usan han construido estructuras llamativas, sorprendentes y comercialmente eficaces para clientes que necesitan iconos estridentes con fines de mercadeo de sus localidades. Son los arquitectos de los emiratos árabes, de las ciudades emergentes y de los gobiernos pantalleros. Antes que arquitectos son diseñadores de monumentos. Hacen iconos por encargo para deslumbrar y alardear. En mi opinión, son conceptualmente lo más alejado de la esencia de una idea tan vinculada a la acción social como El Sistema de Orquestas Juveniles. Asocio mucho más la imagen de El Sistema a una arquitectura sosegada, poética y sugerente como, quizá, la del Monasterio diseñado por Jesus Tenreiro en Nirgua.

La arquitectura de Gehry no va con lo que somos los venezolanos de estos tiempos. Somos una sociedad en crisis, semi destruida y agobiada con las gigantescas tareas de reconstrucción que se nos plantean para el próximo futuro.  El Sistema está en el centro de nuestras esperanzas de volver a ser una sociedad con identidad histórica compartida, objetivos vitales comunes y solidaridad efectiva. El Sistema no es una curiosidad turística ni un paisaje natural para admirar ni una ruina arqueológica para mostrar. El Sistema es un recurso social nuestro, venezolano, que nos enorgullece y que nos hace falta para apoyar a nuestra juventud en su empresa de reconstruir al país. Hay que quitarle todo rasgo de heroísmo, arrogancia y petulancia. No necesitamos disfraces, ni maquillajes, ni adornos ni alardes estructurales como los de Gehry. Necesitamos una arquitectura que nos transmita un mensaje de paz, de tranquilidad para el estudio, de trabajo tesonero y humilde aunque de excelencia y que podamos pagar con nuestros medios.

El punto importante en esto es que El Sistema es originalmente venezolano aunque su influencia se haya extendido mundialmente. Es simplemente justo que su sede sea diseñada en Venezuela por venezolanos. La solución trivial y sencilla ha debido ser que se convocara un concurso para seleccionar un arquitecto o grupo de arquitectos venezolanos que llevase a cabo el proyecto. En esta instancia no hay intereses de mercadeo internacional que necesiten la participación de un “celebrity” para atraer la atención ni de turistas ni de mecenas ni de patrocinadores de ninguna especie. Los líderes del arte musical venezolano le deben solidaridad y respeto a los practicantes del arte de arquitectura de su propio país. Es cuestión ética.

Se ha dicho que el campus tendrá una sala llamada sala Dudamel. Si eso fuese cierto, se estaría cruzando otro límite ético que por lo menos sorprende que no se le respete. Lo convencional es que los monumentos, las avenidas, los iconos se les designen con el nombre de algún personaje cuando con el tiempo a este se le reconocen virtudes y obras valiosas para la comunidad y se desea honrar su memoria. Gustavo Dudamel es un gran director de orquestas. Es el mejor que hemos tenido en Venezuela. Ha sido reconocido mundialmente como una estrella de ese arte y hemos admirado que lo haya demostrado desde tan corta edad. Gustavo Dudamel tiene una carrera excepcional. Va por un brillante camino pero le faltan muchos años para mostrar una obra artística completa y de valor indiscutible. No parece este el momento de darle más honores a pesar de su altísima competencia artística. No es elegante que promueva ese proyecto para darle tu propio nombre como si fuera Donald Trump. Por otra parte, ¿Por qué Dudamel? ¿Por qué no otro de los excelentes directores o músicos formados por El Sistema? ¿Es porque fue el primero en alcanzar fama? ¿Y al resto de héroes anónimos de El Sistema, los músicos de la primera generación que ahora son sus maestros no les damos nada? En fin, en la vida hay que tener mesura y moderación como le dije a Gabriela Montero.

 

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