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Viña del Mar 2017: Crónica del éxito de un festival que junta a Maluma y la Pantoja

El festival de Viña del Mar echó este sábado el cierre a seis noches de música en las que actuaron más de 20 artistas y sobre las que antes del inicio se cernía una única pregunta: ¿puede triunfar un certamen que junta en su cartel a gente tan diferente como Isabel Pantoja y Maluma?

La respuesta fue contundente: el letrero de «no hay entradas» colgado durante toda la semana, más de 100.000 asistentes al festival y la ciudad chilena completamente a reventar, repleta de gente que apuraba el verano austral, venía a ver a sus artistas favoritos o ambas cosas a la vez.

El choque cultural fue también grande pues convivieron gente de los 80 sacada de «Grease» para revivir viejos laureles en la actuación de Olivia Newton-John y las «Malumáticas», uno de los múltiples clubes de fans del reguetonero colombiano Maluma, que hacían guardia a la entrada de un hotel a la espera de la improbable aparición del nuevo rey de la música latina.

Las malumáticas

«Somos fanáticas de Maluma, le seguimos desde la primera vez que llegó a Chile, el 18 de octubre de 2015. Para nosotras es importante porque unió nuestra amistad mucho más», contaba Tiara Riquelme junto a Isidora Soca, que llegaron desde San Antonio (centro de Chile) para ver actuar a su ídolo.

Ambas descartan que el colombiano merezca la fama de machista que se granjeó tras la polémica por las letras de sus canciones y creen que se es injusto con él.

«Hay muchos artistas que han hecho canciones más feas que estas. Aunque esto está mal, nos gusta porque es lindo, es humilde y cuida mucho a sus fans», afirmaba Soca.

La invasión de los aficionados al reguetón se notó en muchos ámbitos del día a día de Ciudad Jardín, como se conoce a Viña del Mar.

«La otra tarde llevaba a unas chicas en mi taxi escuchando a Isabel Pantoja y se enojaron porque no entendían cómo podía escucharla a ella en vez de a Maluma», contaba sonriente José Galvez, un conductor que ha aprovechado el tirón del certamen para incrementar sus ingresos.

La polémica de la tonadillera

La tonadillera española aportó el picante y la polémica a esta edición, especialmente cuando regañó a la primera fila del público, en concreto a Mario Domm, vocalista del grupo mexicano Camila y presidente del jurado del certamen, por estar atento al teléfono celular y no prestarle la atención que ella consideraba adecuada.

«A un artista hay que respetarle. Las risas, los móviles… Para todo hay tiempo. Esta canción es mi vida y, si no os la vais a tomar en serio, no la canto«, se plantó, genio y figura, la diva andaluza, que se llevó la Gaviota de Platino, premio honorífico del certamen.

Domm tuvo que esperar al último día, el sábado, cuando ya habían desaparecido de las calles de Viña del Mar las mujeres disfrazadas de gitanas en honor a la reina de la copla, para contraatacar.

«Es triste que el platino se fue a España con la persona menos humilde que conozco», dijo en referencia a la tonadillera.

El Platino «sentimental»

Precisamente la petición de otra Gaviota de Platino fue lo que despertó al «monstruo» -como se conoce al público del festival por su exigencia con concursantes y jurado-, que estuvo tranquilo hasta el último día.

La impecable y emocionante actuación de la chilena Mon Laferte provocó que los asistentes a la Quinta Vergara pidieran con una tremenda ovación la máxima distinción para ella, pero la dirección del certamen decidió no entregarlo y justificó como pudo su decisión.

«Los triunfos nunca nos incomodan. No tenemos más Gaviotas de Platino, pero sabemos que ese estruendo equivale a mil galardones para Mon Laferte», explicaron desde su cuenta oficial de Twitter.

Sorpresivo descenlace

Además de humoristas y músicos consagrados, Viña del Mar tiene una competición internacional que dura toda la semana para elegir la mejor canción de entre todos los países participantes y que se resolvió, cómo no, con polémica.

La descalificación de Danay Suárez, de Cuba, por cambiar a última hora la letra de su canción por, según dijo, un «motivo espiritual», hizo que el galardón fuese para la propuesta española, del cantante Salvador Beltrán y su tema «Dónde estabas tú».

La representante de la isla recibió el «Premio a la Inspiración» por la modificación que le hizo a la canción «Yo aprendí», cambiándole su letra por otra de sus creaciones llamada «Dejando al mundo». Justamente, tras el anuncio, la competidora leyó un pasaje de la Biblia en el escenario. Ambos artistas recibieron gaviota de plata y la suma de 30 mil dólares.

Al final, el triunfo del cartel del «festival de festivales» radicó en un eclecticismo que ha tenido a la Quinta Vergara llena e implicada durante las seis noches del festival y cuyo espíritu definió uno de los vendedores de comida que tienen sus puestos a las afueras del recinto.

«No importa quién cante, aquí se vende igual de bien todos los días», decía Juan Luis Vega en su puesto de perritos calientes.

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