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Petróleo e ideología son insuficientes para impedir aislamiento de Venezuela, por Reyes Theis

23 de marzo de 2014. Venezuela vivía la resaca de las intensas jornadas de protestas que desde el 12 de febrero pasado sacudían el país y que originó una represión desmedida que oficialmente produjo 43 muertos y más de 800 heridos en Venezuela.

El Gobierno de Panamá, preocupado por lo que acontecía en el país, decidió nombrar como embajadora alterna ante la Organización de Estados Americanos (OEA) a María Corina Machado, para que expusiera la situación de Venezuela. El tema no fue debatido. Venezuela impuso su fuerza diplomática: 22 Estados votaron en contra del debate del tema, nueve abstenciones y solo tres países a favor de escuchar a la dirigente opositora: Canadá, EEUU y Panamá.

Muchas cosas han pasado desde aquel día: Venezuela se ha hundido en una crisis económica terrible, la escasez y la inflación golpean al venezolano, al Estado no le alcanzan las divisas para las importaciones, las obligaciones de pago de deuda se hacen cada vez más pesadas y los precios del petróleo no repuntan: como consecuencia, no se puede gastar muchos dólares en ayuda internacional que garanticen una fidelidad amplia.

Pero más allá del tema económico, la represión desmedida, el problema humanitario por falta de alimentos y medicinas, la cancelación de elecciones sin argumentos legales y la usurpación del Tribunal Supremo de Justicia y del Ejecutivo a las funciones de la Asamblea Nacional de mayoría opositora, han hecho reflexionar a aliados tradicionales de izquierda como Chile y Uruguay.

A ello se suma el cambio de signo ideológico de varios países de la región. Argentina, Brasil, Perú, Paraguay ya no están dirigidos por presidentes de izquierda.

La declaración, propuesta por Argentina, Honduras, México, Perú, Estados Unidos, Brasil y Canadá, "da la bienvenida" y "apoya" el diálogo que se inició el pasado 30 de octubre
Foto: Referencial

03 de abril de 2017. El Consejo Permanente de la OEA adopta por consenso una resolución donde señala que las decisiones del Tribunal Supremo de Venezuela de suspender los poderes de la Asamblea Nacional “son incompatibles con las prácticas democráticas y constituyen una violación del orden constitucional” y se compromete “en la medida que sea necesario” a iniciar gestiones diplomáticas sobre el caso venezolano, en el marco de la Carta Interamericana de los Derechos Humanos.

Pero, ¿Qué significa que la resolución haya sido adoptada por consenso?

No significa que haya unanimidad en cuanto a la materia acordada. En realidad esta unanimidad se produjo solo porque las naciones que se oponían no estaban en la sala o no pidieron la votación.

Lo que está claro es que por primera vez una mayoría contundente obligó primero al debate del tema venezolano por propuesta de 20 naciones, y luego, a la aprobación de la resolución por consenso. Los 20 Estados que impulsaron el debate fueron: Belice, Argentina, EEUU, Costa Rica, Colombia, Chile, Canadá, Santa Lucía, Perú, Paraguay, México, Jamaica, Guyana, Barbados, Bahamas, Brasil, Guatemala, Honduras, Uruguay, Panamá; hubo 2 abstenciones: Trinidad y Tobago y Antigua y Barbudas y 11 votos en contra: Bolivia, Ecuador, El Salvador, Nicaragua, Dominica, Haití, República Dominicana, Surinam, San Vicente y Las Granadinas

Una configuración de fuerzas que dista mucho del tímido respaldo de 3 naciones en el año 2014.

¿Cómo se mantiene la fidelidad?

El Caribe angloparlante. Esa es la llave de la OEA. Un grupo de islas pequeñas pero que cada una con su voto tienen igual fuerza que México, Brasil, EEUU y Canadá,  los gigantes del barrio.  Por ejemplo, para medir su fuerza como bloque, es necesario destacar que para activar la Carta Democrática Interamericana se necesitan 18 votos de los 35 miembros, las islas angloparlantes suman 11 y a ellas se suman: Haití (francoparlante), Guyana y Surinam. Allí hay 15 votos en total.

El problema con que estas islas pequeñas tengan igual peso que las naciones grandes en la votación de la OEA, está en que son naciones endebles, con gran necesidad de apoyo foráneo y son susceptibles a la manipulación. Eso lo sabe el Gobierno “Bolivariano”.

Antes de la discusión del tema Venezuela en la OEA, varios primeros ministros de las islas del Caribe recibieron la visita del ministro venezolano de Comercio Exterior e Inversión Internacional Jesús Faría. La intención, coordinada con la Casa Amarilla, era explorar espacios de cooperación para garantizar la continuación de la alianza política con el Gobierno venezolano.

Durante la gira de Faría por el Caribe Oriental se reunió el 9 de febrero en la isla de Antigua y Barbuda con el primer ministro Gastón Browne y coincidieron en elevar el comercio y profundizar la complementación productiva de ambos países.

Con Browne,  Venezuela mantiene una relación estrecha. El presidente Maduro firmó en 2015 un acuerdo con él por medio del cual Venezuela adquirió el 25% de las acciones  de la Compañía de Petróleo de las Indias Occidentales (West Indies Oil Company). Además se comprometió con la construcción de un resort.

Antigua y Barbuda, ya sea a través de su voto o sus abstenciones, ha favorecido las posiciones venezolanas en la OEA. Este miércoles su representante se quejó en el Consejo permanente de la sesión realizada el lunes pasado, que Bolivia intentó suspender para que no se aprobara la resolución sobre Venezuela: “Estamos en peligro por la forma en que se ha abordado este asunto” señaló el diplomático caribeño.

Otro de las escalas del ministro Faría fue Dominica, allí se reunió con su primer ministro, Roosevelt Skerrit, “con quien conversó sobre la necesidad de desplegar los máximos esfuerzos para el desarrollo de una zona económica en el Caribe, así como promover el intercambio comercial por los países de Petrocaribe”, además  hablaron de la posibilidad de crear una Ruta Naviera para el Caribe Oriental y así facilitar el comercio entre las naciones, reseñó una nota del Gobierno venezolano.

Dominica forma parte del grupo de 11 naciones que votó porque la crisis venezolana no se discutiera en la OEA en la sesión del Consejo Permanente del 28 de marzo.

La gira de Faría había iniciado en San Cristóbal y Nieves, donde se reunió con sus autoridades y el 6 de marzo pasado el  primer ministro Timothy Harris, estuvo en Caracas y se reunió con la canciller de Venezuela, Delcy Rodríguez, quien informó que el país fortalecerá la cooperación con esa isla del Caribe.

San Cristóbal y Nieves es otro aliado de Venezuela en la OEA y también forma parte del grupo de naciones que se opuso a la discusión del tema venezolano en su seno, al igual que San Vicente y las Granadinas. Esta última isla fue visitada a finales de febrero pasado por Faría, quien llegó acompañado de la Secretaría Ejecutiva de Petrocaribe y  fueron recibidos por el primer ministro Ralph Gonsalves.

En el  encuentro en San Vicente se planteó “la necesidad de fortalecer el esquema de una zona económica en la región caribeña, tal y como fue propuesto por Petrocaribe y el ALBA-TCP” asimismo, “una delegación de la Secretaría Ejecutiva de Petrocaribe, brindó acompañamiento y asesoría para avanzar en la construcción de una ruta marítima entre los países del Caribe Oriental en el marco de la nueva Zona Económica”, reseñó la prensa oficial.

A pesar del despliegue venezolano con las islas del Caribe, Santa Lucía, Jamaica, Barbados y Bahamas, sí respaldaron debatir la severa crisis venezolana, demostrando que el petróleo y la ideología ya no son suficientes para evitar el creciente aislamiento de la dictadura venezolana.

@reyestheis

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