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16j: Ética y participación popular

Del extraordinario evento mundial del pueblo Venezolano, del pasado julio 16, se derivan  importantes enseñanzas  de carácter ético, que vale la pena reseñar.

Las nuevas generaciones no tuvieron hasta este día, la posibilidad de conocer un proceso verdaderamente democrático, sin las dudas y alcabalas que acostumbran a utilizar quienes manejan este hipopótamo putrefacto que se llama Consejo Nacional Electoral, al que hay que cambiarle hasta el nombre, por vergonzoso proceder,  pues más que autoridades electorales, son verdaderas delincuentes prestas a desafiar cualquier norma ética que se les atraviese en el camino.

Estas señoras son capaces de robarle la cartera a cualquiera que  pase cerca del centro Simón Bolívar. Que puede esperarse de los votos, que cuando se hacían elecciones, recurrían  al inefable emergente Jorge Rodríguez, el cual puede jactarse de ser el delincuente electoral más pernicioso que ha tenido el país, y por cuyas tropelías es considerado como héroe nacional por el resto de las granujas que conforman esta cleptocracia criolla.

Además de las formas de organización electoral, que resultaron impolutas y permitieron  expresarse a más de 7 millones de personas, causó especial impacto en el mundo, los procedimientos éticos que rigieron  el proceso, hasta el punto que a estas alturas, ni el gobierno ni sus mesas situacionales cubanas, han podido refutar la fortaleza honorable y honesta de los directivos de la expresión  cívica, que dejaron en su actuar un verdadero gesto de Venezolanidad,  donde por fin se hizo algo, alejado a las triquiñuelas, abusos y calagrañas. Han demostrado una expresión  de patriotismo, grande como un rascacielo.

Se evidenció que el título de  Rector es inmerecido para las sanguijuelas que hoy ocupan ilegalmente el órgano electoral. Rector implica sabiduría, presupone un alto grado de desarrollo cognitivo, una gran responsabilidad de amor a la verdad, es descifrar el paradigma como conjunto de estudio previo a lo social e histórico del escenario donde se desarrolla su actuación, se asocia a García Arocha, de legendaria familia académica, al Padre Virtuoso y al resto de maestros que asumieron la tarea de coordinar un océano democrático, que resultó una fiesta de lealtad, de cumplimiento del deber constitucional.

Ese acto además, se realizó  con un voluntariado civil, que no solo sale a las calles a reclamar su libertad, sino que levanta valores de igualdad en la participación, con el voto libre como bandera de contenido democrático, universal, secreto. Un órgano electoral voluntario que supo respetar la decisión mayoritaria, que a decir de Cerroni, solo con  el sufragio universal da principio a la democracia.

Me impresionaron las palabras de los Rectores auténticos, que resumían el respeto al valor de la verdad, a la objetividad, a la no vulneración de lo expresado, como resultado fidedigno y confiable.

Impusieron por un día el clima de civilidad, a pesar del régimen, que movió sus pies de monstruo en Catia, donde no aguantaron  la desesperación asesina que les nutre.

La  enseñanza que nos deja esta consulta popular, es que el pueblo creyente de la democracia será, -para resumir en la frase de Weber- el que tendrá “derecho a poner la mano en la rueda de la historia”.

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