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17 Años navegando a pura vista

Hace aproximadamente cuatro meses, uno de los operadores electorales más eficientes del Zulia de uno de los partidos políticos de la oposición, me decía: “leo tu columna, pero más allá de tus críticas y análisis de lo que ha pasado en estos 17 años, se requieren respuestas para el ahora”, le respondí a este amigo compañero de partido en otros tiempo, que era imposible tener respuestas acertadas sin una política definida, pues hasta ahora la única política ha sido la electoral y que además, si no éramos capaces de revisar y evaluar autocríticamente los errores cometidos en el pasado y en especial en estos 17 años de chavismo, lamentablemente continuáremos dando traspiés.

Durante todos estos 17 años de chavismo se ha pretendido dar una sensación de un liderazgo del que carecemos (de allí que Henry Ramos Allup aparezca como un Goliat), sin claridad de objetivos más allá de lo puramente electoral, pues en todo este tiempo se ha descuidado la construcción de una política alternativa a la de los cubanos, que son realmente los que dirigen este país. Esto ha hecho que la política electoral haya sido hasta ahora ineficiente, pues la misma carece de una carta de navegación que indique la profundidad de la compleja realidad política que se inició en el país a partir del 11 de Abril del 2002.

La mayoría de los venezolanos coincidimos en que el modelo impuesto por los cubanos es contrario al Estado democrático, en tanto pone en riesgo la libertad, los derechos humanos y el pluralismo, pues es un modelo que trata de imponer una hegemonía para el control del ciudadano por parte del Estado, sacrificando la libertad individual.

De igual manera se ha subestimado la estrategia geopolítica puesta en práctica por los cubanos, en donde por cierto, tienen una larga experiencia acumulada, pues a raíz de la crisis de los misiles en 1962 entendieron que los riesgos globales no tienen respuestas nacionales por cuanto los instrumentos institucionales de los se disponen son insuficientes, dado que la globalización transformo las sociedades y la política, lo cual obliga a los Estados a equilibrar sus intereses estratégicos y de seguridad.

Producto de lo anterior, lo puramente electoral no es suficiente por cuanto carece de un sentido dialectico en torno a la reconstrucción del modelo democrático representativo y en esta dirección, a la oposición le ha faltado una especie de imagen de marca donde los venezolanos que adversamos el modelo chavista a lo cubano nos identifiquemos.

El contenido del programa de la transición no es visible para un importante números de venezolanos, incluso políticamente,  y esto es fundamental dado que es el entramado político el que ejecuta las decisiones. Se necesita crear una narración que haga entendible para el común de la gente algunos aspectos esenciales del contenido del programa de la transición, por ejemplo, en el área económica no tenemos definiciones claras, vale decir, una especie brújula que nos oriente hacia a dónde nos dirigimos en esta materia.

Hay quienes creen que debemos ir a una economía de libre mercado, donde el sector privado asuma el protagonismo fundamental de la recuperación y proponen entonces, una política fiscal restrictiva, eliminación de subsidios, eliminación de control de precios, eliminación del control de cambio, redefinición de las pensiones, reforma del IVA, incremento de las tarifas de los servicios públicos, flexibilización del mercado de laboral, etc.

Los sectores de la oposición que proponen esta política, pasan por alto que la economía de Venezuela atraviesa por un periodo de estanflación y que una política de ajuste como esta, agudizaría la incertidumbre política y económica del país, de otra parte hay quienes pensamos de manera distinta, pues somos del criterio que tenemos que evaluar tanto los factores endógenos como los factores exógenos, pues los primeros, dependen fundamentalmente de la política monetaria y fiscal, mientras los segundos, dependen de las políticas de otros países con los cuales mantenemos relaciones comerciales, financieras y hasta estratégicas, que impactan directamente sobre nuestra economía.

Para hacernos una idea de lo necesario que es tener ideas precisas en materia económica, basta revisar lo que está ocurriendo hoy en la Argentina y en el Brasil.

En Argentina por ejemplo, hay quienes acusan al Presidente Macri de keynesiano, mientras otros lo acusan de neoliberal. En el debate hay quienes plantean que el Estado no dispone de recursos para activar la economía a través del Gasto Público (GP) mientras que los déficits fiscales lo que hacen es acentuar la situación de quiebra de la economía. Pero más allá de esta discusión sobre la corrección de los desequilibrios macroeconómicos, lo que cuenta son los resultados obtenidos hasta ahora. Así tenemos que el servicio de agua potable se ha incrementado en 375%,  el gas 300%, transporte 100%, electricidad 700%, mientras la inflación hasta mayo del año en curso fue del 45%, el consumo de carne vacuno descendió al nivel más bajo en cuatro años en lo que va del presente año, el despido de trabajadores asciende ya a más de 100.000 trabajadores.

El Ministro de relaciones interiores de Argentina, Rogelio Frigerio habría manifestado que: “Fueron muchos años de fiesta y alguien tiene que pagar la fiesta de no reconocer la realidad” El problema estriba en que el pago de la fiesta, siempre la terminamos pagando los asalariados.

“Para meternos en esta depresión han hecho falta décadas de malas directrices políticas y malas ideas (…) porque durante mucho tiempo estuvieron funcionando muy bien para un puñado de gente rica y con muchísima influencia (…) La crisis que estamos atravesando es fundamentalmente gratuita: no hace falta que suframos tanto ni destruir la vida de tanta gente (…) La salida de la crisis está bloqueada por la falta de lucidez y de voluntad política” Paul Krugman, premio nobel de economía 2008.

Estas referencias del profesor de Pricenton nos refuerza el criterio de que necesitamos algo más allá de las banderitas, de las bambalinas, de las frases generales y de los slogans de las campañas electorales que nos permitan tener pistas firmes para aterrizar en el periodo de la transición. No podemos continuar navegando a pura vista.

Miguel Molero

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