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Así es “que” se gobierna

Después de unas tranquilas ascuas de tres semanas, con el gabinete renunciado, el presidente de esta piñata se decidió a tratar de entretenernos durante tres horas y media con una perorata que parecía propia de un programa infantil de dudosa factura.

El escenario era patético: un salón de Miraflores abarrotado de personajes que, un grupo de militares, estaban enfundados en deslumbrantes uniformes y, los civiles, en los trajes más costosos del escaparate. Camisas costosas y corbatas de colección, eso sí, las corbatas, rojas rojitas. Cabelleras muy bien cuidadas y sobre todo, muy bien coloreadas. Ellas, con trajes de marca, posiblemente china, que no dieron ninguna nota de elegancia. Infaltable, la pavosa imagen del seudolibertador, diseñada en el siglo XXI.

Regodearse con el difunto de manera saturadora fue un elemento de muy mal gusto pues entre otras cosas, demuestra la ausencia de liderazgo de los vivos y da soporte a las acciones en la cacareada revolución…que ahora son cinco o seis, además, a la mejor usanza de años idos, nos resulta llamativa la necrología política.

Después de esas notas obituarias se tomó en mano, muchas veces, el manoseado librito azul de la constitución. Loas de respeto y seguimiento a un instrumento legal que se viola a diario.

El tiempo transcurrió y llegamos al capítulo de engañar a la teleaudiencia… Alabanzas al sistema electoral, recuento histórico adulterado de manera profunda y grosera, sacudirse y culpar a otros del contrabando de extracción sin mencionar a sus actores, conceptos inexistentes como “eficiencia en la gestión y eficacia política”, intento de promoción a tres actividades inexistentes y agredidas secularmente: la industria autóctona, el comercio nacional e internacional y el turismo de alto riesgo que recibe poco cuidado, la Venezuela potente y para rebasar las sorpresas se habló de la educación que ha sufrido controles y agresiones económicas y conceptuales desde el comienzo del régimen que nos destruye. Hasta se invocó la revolución del conocimiento.

Se siguió con una enumeración de “revoluciones” con apellidos llamativos que nadie entendió.

Así llegamos a los tiempos decisivos. El organigrama nacional recibió un nuevo maquillaje. Vicepresidentes, ministerios que se fusionaron y ministros que se barajaron.

Y llegó el único sacudón, Rafael Ramírez pasó de sus poderosas posesiones petroleras y económicas… a la cancillería. Se nombraron algunos personajes que ascendieron de la segunda línea a la primera y otros que hicieron mutis con más pena que gloria. La sustitución de Ramírez se hizo con un tributo familiar a quien ya demostró su casta en la industria eléctrica y ahora toma nuestra actividad medular.

Un divertimento en la pieza oratoria se hizo presente al poner sobre el escritorio el tema de la corrupción, que aparentemente era novedoso.

Entretanto…nuestro signo monetario sigue “cuesta abajo en la rodada”, la salud, los hospitales y las medicinas no fueron tema atractivo, la deuda externa e interna no es importante y el salario del trabajador no le importó a nadie.

Perdimos tres horas y media de nuestro esparcimiento y descanso para escuchar lo que piadosamente llamaremos, un bodrio. Una burla a todos los ciudadanos y un insulto a sus seguidores.

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