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Como las estatuas chavistas

Así es el régimen, egocéntrico, pura pantalla, busca imponerse a la fuerza… actúa porque les da la gana, se construyó con materiales de mala calidad. Hace varios meses atrás, jóvenes venezolanos decidieron destruir varias estatuas del causante original de nuestros sufrimientos, hartos del opresor, manifestaban de esta manera su descontento.

Las vimos hechos pedazos y quemándose, al revisar las imágenes pienso en lo bien que representan esta “caricatura de gobierno”. Son falsas, están hechas de una especie de pasta imitación bronce, por eso se prenden y se derriban como el gobierno.

Tan fáciles de tumbar que, unos muchachos con sus solas manos han podido derribarlas. Rápido saltaron los fariseos, como el gobernador zuliano, quien salió a perseguir los jóvenes que así protestaron. Con un ímpetu que, jamás le hemos visto, para perseguir al hampa asesina o los contrabandistas que operan en la frontera.

Tal como esas estatuas, está de solido el régimen de Maduro… cómo estará la situación en ese nido de víboras, hasta el “prócer chavista” Juan Barreto afirma que, de seguir así perderían inclusive, la elección de la reina del carnaval del PSUVE. Y tiene razón en parte… ya que el guarda la esperanza de reunificar fuerzas para mantener el poder.

Como mucho chavista se niega a aceptar la realidad… pero la suerte está echada, el pueblo venezolano tomó una decisión no negociable, se mantendrá en la calle, en resistencia, hasta salir de ellos.

Se acabó el mito, el comandante galáctico quedó desnudo, no es más que una momia de cera colocada en el cuartel de la montaña, como símbolo de la destrucción de la Venezuela que teníamos y añoramos.

Figura falsa, grotesca, que nos recuerda la invasión castrista, que simboliza la traición de muchos militares, quienes se hincaron ante los esbirros de los Castro, esa vergüenza comunista del caribe.

La batalla que se está dando en las calles de Venezuela, es el resultado de un proceso de saturación de la paciencia del pueblo. Ese del que se burlaron, arruinaron, manipularon y cuando no pudieron continuar engañándolo, dispararon contra él.

Ese que un día, decidió buscar la salida, que tomo voz en las manos limpias de los estudiantes, en la protesta de calle. Tiempo después vimos símbolos que no mienten… en el marco de las manifestaciones comenzaron a caer estatuas de Chávez por toda Venezuela.

Las “Chastatuas”, como las definió la comunicadora social Macky Arenas, estaban erigidas en poblaciones que sufrían necesidades, hambre, inseguridad y abandono gubernamental. En los estados Zulia, Lara y Táchira en menos de veinte días, múltiples imágenes de Chávez fueron destruidas.

La soberbia y la falta de inteligencia de Maduro, Cilia, Padrino o Diosdado, impidió que comprendieran esos símbolos que la historia repite. Donde un pueblo cansado de la corrupción, la escasez y la burla, reacciona decidido ante dictador.

Destruir representaciones de Chávez y del Ché Guevara, pendones y murales, sirve para catalizar la ira que nos invade. De Lenin a Sadam el fin de sus oprobiosas épocas, quedó inmortalizado en la desaparición de sus estatuas.

Aquellas eran de bronce, material noble y resistente, las chavistas… hechas de pacotilla, no tiene con que resistir al pueblo venezolano.

El socialismo bolivariano es primitivo, se comunica con mensajes e imágenes simples, técnica aconsejada por los asesores extranjeros, a fin de limitar los procesos reflexivos de los ciudadanos. Su proyecto, aunque absurdo, estaba dirigido a nuestras reacciones primarias, a los antivalores, a la parte oscura que todos tenemos.

El chavismo creció regalando dinero, las misiones no fueron concebidas para solucionar problemas sociales, sino como mecanismo de dadivas para crear dependencia. Regalos a cambio de votos y mientras el bonche seguía, consumaban la destrucción de la democracia.

Discursos interminables, malas palabras, retrecherías, ojos pintados en los muros, el rojo sangre omnipresente y el control de los medios, pretendía ocultar la ineficiencia y la corrupción. Porqué el despilfarro de la bonanza petrolera, implementado por Chávez y Maduro, ha sido la causa de nuestros males.

Las soluciones ridículas como la ruta de la empanada, los gallineros verticales o la producción de alimentos en materos y balcones, fueron las propuestas económicas para el desarrollo. De un régimen bien representado con estatuas de cartón.

Sus ministros, funcionarios y representantes del orden y la defensa nacional, son amigos de los pranes, directores de colectivos, serviles al invasor extranjero, contrabandistas, ladrones de divisas, narcotraficantes, expertos en lavado de fortunas mal habidas y en trampas electorales.

Por eso el pueblo está en la calle, quiere recuperar la libertad de decidir su vida en democracia, tener un país que produzca, contar con comida, medicinas y fuentes de trabajo. Exige honestidad, capacidad y eficiencia en el manejo de la cosa pública, aspira recuperar el país que tuvo y que lo representaba un jefe de Estado que mantenía la dignidad del cargo y era respetado en el escenario mundial de las naciones.

Eso aspiramos… un jefe de estado que no desee destruir las instituciones, que procure el desarrollo venezolano y no el financiamiento del proyecto comunista cubano. Que no despilfarre los ingresos, ni las reservas, ni el fondo de estabilización, como ha sido el caso de Chávez y Maduro.

El pueblo venezolano se ha expresado, en múltiples ocasiones, contra el proyecto hegemónico; le rechazó a Chávez el proyecto comunal por referéndum. Votó contra el régimen, para liberar la representación popular de la Asamblea Nacional; acaba de expresarse en el plebiscito del pasado domingo.

Con decisiones tomadas nos acercamos irremediablemente a la hora cero, la transición está en puertas, el régimen cercado se debate en los diferentes caminos a tomar. Mucho chavista quiere deslindarse, mucho mudo ha recuperado la voz, son signos de fase terminal.

Cada quien prepara su salvavidas, los más radicales son los que no han encontrado tabla de salvación. Esos son peligrosos, su parte primitiva a flor de piel, los convertirá en lo que son. Veremos cosas terribles, ojalá no sea así, pero quizás será necesario un nuevo proceso de violencia y dolor, para que del crisol de la lucha nazca el país que anhelamos y surjan los hombres a la altura del compromiso.

PDVSA, las Fuerzas Armadas, el Banco Central son instituciones que tendrán que apelar a la reserva moral venezolana para renacer con la Democracia, Instituciones cono el TSJ, el CNE, deberán ser fumigados y depurados.

Las Gobernaciones, Alcaldías y Ministerios, auditados, el servicio exterior reconstruido, con verdaderos profesionales del área. Serán necesarios planes de emergencia y contingencia, en la salud y la alimentación, todo enmarcado dentro un proceso de unidad nacional.

Los signos de las imágenes incineradas y derribadas fueron el principio del fin, el día en que se perdió el miedo. Al régimen le conviene hacer una lectura realísta, encontrar una salida pacífica, no olviden que, existe también una lista en la mente de cada venezolano ultrajado, que piensa que después de las estatuas les toca a ellos.

 

Ex Cónsul de Venezuela en París
Presidente de Venezuela-Futura, Francia

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