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El futuro que le espera a Diosdado Cabello

Si alguien dentro del madurismo ostenta la imagen y conducta más radical, sectaria, soberbia, prepotente y totalitaria es Diosdado Cabello.
Javier Antonio Vivas Santana
El problema de Cabello es que en sus afanes por dominar o hacerse del poder quedó en la mayor de sus frustraciones, cuando Hugo Chávez aquel 8 de diciembre de 2012 se decidió por Nicolás Maduro como su eventual sucesor en caso de que llegara su muerte. Desde entonces, quien fuera una ficha de poder, sólo ha vivido como un segundón del madurismo, quien sólo administra las finanzas públicas del Servicio Nacional Integrado de Administración Aduanera y Tributaria (Seniat) a través de su hermano, y controla una parte de la fuerza armada sin poder llegar a la cúpula militar.
Es tal el fracaso político de Cabello desde que Maduro llegó al poder, que no ha podido ser vicepresidente de la República o ministro de la defensa. Perdió la Asamblea Nacional de manera apabullante, y le fue negada la presidencia del bodrio jurídico que llaman “constituyente”. En otras palabras, Maduro ha boicoteado a Cabello cualquier aspiración presidencial, aunque de manera secreta, el actual presidente le diga que sólo quiere estar al frente del poder hasta 2024, y después le “llegará su turno”.
Diosdado Cabello, lo hemos definido como el “molotov” del régimen madurista, y no precisamente por el nombre que reciben las bombas caseras que generalmente se emplean en algunas protestas estudiantiles o del pueblo, sino por aquel individuo de nombre Viachelav Molotov que como lo escribí en alguna oportunidad: “(…) fue en importante medida, el perro faldero de Stalin, pero no por razones de ser un incondicional con éste, sino que de alguna manera anhelaba su posición, es decir, siempre estuvo tras la toma del poder del “comandante en jefe” como solía llamarle en sus apariciones públicas y privadas, pero en especial, y de manera irónica, después de su muerte”¹, o sea, conducta que es la reflejada por Cabello en el seno madurista.
En más, después de ver el cómo se han generado los acontecimientos en los últimos días en relación con el apresurado adelanto de elecciones presidenciales anunciado por Cabello, no tendría nada de extraño que esa decisión haya salido por un efecto impulsivo del susodicho sin ni siquiera consultarle al propio Maduro, y menos a la directiva de la “constituyente”, con el propósito de radicalizar o implosionar las conversaciones de diálogo, máxime cuando éste individuo es rechazado prácticamente por casi todos los países occidentales y democráticos.
Si efectivamente, Cabello anunció por su cuenta el adelanto de la elección presidencial, era evidente que podía haber algún trasfondo político sobre el cual haya algún temor del otro autodenominado “hijo de Chávez” ¿Será acaso que en la cúpula madurista se estaba barajando la posibilidad de aplicarle alguna investigación al “molotov” del gobierno, al mismo tiempo que se sacaba del juego a Rafael Ramírez y, de esa manera dejar a Maduro con el control absoluto del partido oficialista y toda la estructura de lo que llaman “Estado”? Y si asumimos lo anterior como cierto, ¿no pudo Cabello, haber engañado a la directiva de la “constituyente” para pedir un derecho de palabra, el cual terminó en una convulsión política con el propósito de evitar su posible investigación y ser liquidado políticamente por el propio “fiscal” que apoyó para ser designado en sustitución de Luisa Ortega Díaz?
De hecho, sobre la actitud de Cabello cualquier persona diría que pretende mantener una dualidad entre defensiva y ofensiva política, sin que ésta última le haya rendido frutos dulces, sino por el contrario de los más amargos. Por ejemplo, Cabello nunca ha desmentido las graves declaraciones del ex – narcotraficante, Javier “Jota” Cardona, quien públicamente lo acusó como jefe del “Cartel de los Soles” y asesino de otros narcotraficantes, pero además tilda a Maduro de “bobo” y otros graves epítetos². ¿Será esa la razón por la cual Maduro nunca ha colocado a Cabello en posiciones de auténtico poder que pudieran realmente ver amenazada su presidencia? ¿Cómo es que Cabello no inicia demandas internacionales, sí tanto se jacta de tener apoyos en el mundo, contra lo que dice un elemento convicto y confeso, que hasta hace poco era parte del narcotráfico, con tan graves acusaciones en su contra? ¿O será que hay mucho más que una acusación en el ambiente, y por esa razón se justifica la afasia de Cabello y quienes son parte del madurismo? ¿Será casualidad o causalidad cuando Javier “Jota” Cardona, aseguró que la finalidad de Cabello y el madurismo era convertir a Venezuela en otra Cuba? ¿Por qué Cabello no responde a las afirmaciones del otrora vinculado al narcotráfico, cuando éste dice que “si pudiera”, armaría a Venezuela para “tumbar” al gobierno? ¡Por supuesto! Esperar ver semejante video en su programa “Con el mazo dando”, sería como preguntarle a Cabello en cualquier escenario dónde se encontraba el 11 de abril de 2002, mientras Chávez era depuesto y apresado.
Es más, es risible cuando Cabello entre sus destempladas declaraciones afirma prácticamente la ruptura de relaciones diplomáticas entre España y Venezuela, mientras su consorte, Marleny Contreras como representante del gobierno venezolano aparece fotografiada al lado del rey Felipe VI de la nación europea (2017)³, o en los propios días en que Cabello pedía a Maduro tal decisión, la ministra del turismo aparece nuevamente engalanada en la misma ciudad, esta vez con sus homólogos de otras naciones (2018); hecho que curiosamente es destacado por la vicepresidencia de la república⁴, lo cual equivale a decir, que a esta instancia le importa un bledo lo que pueda decir Cabello. Es de hacer notar que ambas incursiones de Marleny Contreras en la nación española se hacen en el marco de las ferias internacionales de turismo. Entonces, preguntamos a Cabello: ¿Si tan malo es lo que hace España y su gobierno en contra de Venezuela, qué tanto hace su mujer y comitiva en esa pro-imperialista nación?
La personalidad de Cabello cada vez está más distanciada de la realidad, sinónimo de la fuerte prosopagnosia política que le afecta, agravada con sus delirios de grandeza que han sido anulados y demolidos por Maduro y la cúpula que éste controla en su gabinete y la “constituyente”. Por ello, cuando Cabello señala que “no le gusta la plata” o que si le encuentran un dólar en el exterior abandonaría el país por “inmoral”⁵, sería suficiente para que sus palabras fueran la medida de esa “moral”. ¿Y por qué lo decimos? Porque no se trata de tener o no dinero en el exterior, sino ver su tren de vida junto con que tienen sus familiares, quienes están llenos de privilegios, escoltas y cualquier elemento en disposición, lo cual en definitiva es el pago que hace Maduro para que la coexistencia entre ambos se pueda mantener en los espacios de la política neototalitaria.
Lo preocupante de toda esta situación para Diosdado Cabello es que no sólo acaba de perder a su único benefactor en el imperio, como ha significado la salida de Thomas Shannon del gobierno de Trump⁶, sino que al tratar de mostrar ante el mundo que los venezolanos simpatizamos con el régimen totalitario de Corea del Norte, cuando él se reúne con el canciller de ese país⁷, sin ser parte de la representación diplomática venezolana, deja claro que es un individuo provocador, cuyo único interés consiste en dominar forzosamente la política interna a su antojo sin tener apoyo popular y menos en las filas del partido oficialista. Es simple, Diosdado Cabello es el individuo más rechazado del país.
Las acciones de Cabello lo han llevado hasta un averno existencial. Sabe perfectamente que nunca podrá acceder a la presidencia de Venezuela, y que su porvenir está sujeto de una débil soga madurista que en cualquier momento va a romperse y lo terminará hundiendo en las arenas movedizas de múltiples acusaciones que se ciernen en relación con muchos hechos que ni siquiera ha podido desmentir.
El futuro que le espera a Diosdado Cabello está escrito en su historia política, y ese relato ni siquiera el decurso podrá alterarlo Cuba, ni Rusia, ni China y tampoco Corea del Norte. A propósito de ser ciego. Quien tenga ojos que vea.
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