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El oficio de la revolución; éxito o fracaso

“…una vez que se había desenmascarado a la hipocresía y que se había puesto de manifiesto el sufrimiento, fue la rabia, no la virtud, la que se manifestó; la rabia de la corrupción desvelada, de un lado; la rabia de la desgracia, de otro.” Hannah Arendt

En Venezuela y en otras latitudes y tiempos históricos se quiso hacer una revolución, desde un discurso que postulaba un cambio de estructuras economicosociales y el rediseño de un orden institucional basado, en la sustitución de valores y principios morales. ¡Dos décadas después, podemos decir sobriamente que, el intento fracasó porque aparentó, simuló, pero no fraguó una sociedad distinta y, por el contrario, trabajó con la vileza de la que ya conocíamos y más todavía…!

En efecto; los procesos revolucionarios se engendran, al tiempo que se producen perturbaciones sociales que, el orden no sabe, no puede o no quiere metabolizar. A menudo y nos lo enseña Sorokin, sabemos de eventos, turbaciones, sacudidas que cada cierto tiempo soliviantan los escenarios nacionales, pero, ello no significa revoluciones. El abordaje de un proceso revolucionario debe traer en su aliento de fondo una impronta moral. ¿Cómo puede creerse en una propuesta de transformación que no traiga un compromiso moral en sus alforjas? Así lo repetía Madame D Stael, apurando un sorbo de café desde su salón de la rue du Bac

Y un “engagement étique,” no puede tener otra substancia que la de la responsabilidad. En realidad; el desempeño de un honesto revolucionario puede llegar a ser errático y ello conducir al fracaso, pero, lo que no puede es permitirse fracasar y mantener su espacio conductor. El liderazgo de una genuina revolución debe presentar cuentas de su gestión y si no lo hace, sencillamente, desvirtúa la razón del movimiento y tergiversa la orientación del esfuerzo que su corriente social propugna. Salvo por supuesto que recurra al sofisma falaz, a la mentira, a la desnaturalización de sus iniciales intenciones o, peor aún, las corrompa. Este desenlace pernicioso inficionó cruelmente de personalismo, oligarquización e ideologismo totalitario a los procesos de Cuba, Corea del Norte, Albania, Somalia y especialmente a la URSS y a los países de Europa del Este. En alguna forma aconteció igual en Irán, Argelia, Afganistán que participaron de procesos políticos desde las ideologías religiosas y con resultados no muy lejanos de aquellos políticos ya citados. Por cierto, y lo recuerdo no por primera vez, se cumplen en octubre un siglo de la revolución de octubre, pero también se cumplen en noviembre 26 años de la caída del muro de Berlín.

Algunos y no son pocos creen que, un revolucionario debe cuidarse de romanticismos y yo riposto que de pragmatismos también. El drama de las revoluciones estriba precisamente en el elemento ético de sus actores que a menudo las desvirtúa, sin olvidar los afanes deterministas que la experiencia desnuda en sus inconsistencias y, además, y es un factor muy importante, la indisposición espiritual para revisar y corregir. Los chinos como diría Weber actuaron guiados por su sentido responsable mas que por su convicción política y al hacerlo, acertaron ofreciéndole a ese inmenso pueblo una oportunidad que los coreanos del norte o los cubanos no tendrán o así parece.

En Venezuela, como nos enseñó Carrera Damas, más que una revolución, el chavismo involucionó al país. Nos atrasó, nos africanizó, nos regresó a etapas que estaban superadas y en todos los órdenes nos pasa eso. En salud pública, echamos para atrás, con endemias que habían desaparecido y que ahora resurgen dominantes como la malaria. En educación nos lastró completamente y los talentos y capacitados se van o piensan en irse. La demagogia inyecto su deletérea influencia en la perspectiva de las finanzas públicas y nos arruino como sociedad guiándonos hacia un default no declarado ante los acreedores privados y por eso no hay medicinas, alimentos, insumos, aunque sigamos pagando la deuda externa en cabeza de Pdvsa y de la república. Hambre, mengua, inseguridad y desesperanza es el legado y nadie lo asume como responsabilidad. La verdad es un enemigo del chavismo y la libertad de expresión también. El chavismo nada tiene que envidiar al fascismo de Mussolini. Impunidad e Irresponsabilidad caracterizan a los mamelucos del Castro comunismo cubano.

Un dato revelador para finalizar; en Ecuador o Bolivia el índice inflacionario anual gira en torno al 1 y 2 % si mis informaciones se confirman y acá en Venezuela, ese es el promedio diario de incremento del índice de precios del consumidor que se proyecta hacia 1000% para este año y Maduro y su contrafigura en la revolución Diosdado, no tienen ni una palabra y menos una renuncia o una consulta al soberano asumiendo la carga del desastre. Las revoluciones exitosas como la norteamericana logran cambiar el mundo basados en lo mejor del ser humano y asumiendo la responsabilidad del éxito o del fracaso y no escondiendo, disfrazando, manipulando como diría Chomsky. Las revoluciones suelen devenir hipócritas y Venezuela nos lo confirma a diario. Aun cuando no se hayan ido, solo son pasado y solo eso pueden ser.

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