Este diciembre tiene que ser de siembra de esperanzas
Nadie, salvo aquellos que se benefician de las mieles del poder, puede decir que estas navidades son las mejores que hemos tenido.
Termina el año 2016 cargado de frustraciones, inquietudes, zozobra y desilusiones. Sin embargo, no todo está perdido y, aunque resulte difícil de ver, entre tantas desgracias, se ha abierto el camino que conducirá a la construcción de un mejor país.
El papel que ha tenido y seguirá teniendo el Vaticano, es una luz de esperanza que alumbra nuestra vía hacia la recuperación de la democracia. Hoy, de los cinco facilitadores que el gobierno invitó para convocar a un diálogo con la oposición, ya solo les queda como aliado el inefable Samper, que quemó su último cartucho al plegarse, de manera descarada, a las veleidades de un régimen en franca decadencia. El otro, ambiguo por naturaleza, Rodríguez Zapatero, terminará alineándose con lo que su olfato político le aconseje y, ciertamente, no es quien ni tiene con qué, confrontarse con la Santa Sede.
Otra situación que permite entender que el gobierno de Maduro ya no tiene la acquiescencia internacional fue la decisión firme de los integrantes de Mercosur, de no caer en la provocación de los desplantes, y reiterar que el gobierno venezolano ya no tiene ni voz ni voto en el acuerdo subregional.
Ahora la pelota está en el campo y le toca a la inmensa mayoría de los venezolanos apoyar al único equipo de que disponen, para que con firmeza, tenacidad y generosidad, conduzcan al país hacia un nuevo gobierno de salvación nacional, en el que, con participación de todos, se tomen las medidas necesarias para hacer de Venezuela un país viable, en el que todos podamos contribuir a construir una sociedad justa,incluyente y solidaria en la que desaparezca el desabastecimiento, la inflación, la impunidad y la injusticia y podamos transitar, sin miedo, el camino requerido para hacer la mejor Venezuela para todos.
Desde Analitica le deseamos a todos la mejor navidad posible.
