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Frente al atosigante caos: unidad, organización y visión estratégica

Un amigo me envió una nota que decía: “En Venezuela uno duerme ocho horas y cuando se despierta pareciera que hubiera despertado de un coma de cinco años”. Esta semana han pasado tantas cosas que cuando me dispongo a escribir esta columna ellas me atosigan en la mente.

En estos siete días destituyeron a la Fiscal General sin razón formal y nombraron en su cargo a un Defensor del Pueblo no reconocido por Naciones Unidas. La Asamblea Constituyente (AC) pateó a la Asamblea Nacional (AN) y se instaló en el hemiciclo de sesiones, donde Delsy Eloína se sentó en el puesto de Julio Borges. La MUD sigue sin plan post-30J y se pelean por ir o no ir a elecciones regionales. Los anti-MUD vociferan a todo gañote: ¡Traición! El CNE prohíbe que la MUD inscriba candidatos en siete estados. Crecen los alcaldes de la oposición mandados a la cárcel. 20 hombres asaltan el fuerte militar más importante del país y se llevan armas y municiones. Se llevaron a Antonio Ledezma y a Leopoldo López y los devolvieron a sus celdas-casas. Sacan de la prisión (encapuchado y esposado) al general Baduel. La AC aprueba un decreto que subordina a ella todos los poderes públicos. En Lima 17 países tratan la crisis en Venezuela y en Caracas 13 apoyan a Maduro. En las calles muchos quieren seguir la lucha; otros muestran cansancio y despotrican de los líderes; mientras otros salen como arroz del país por tierra, mar y aire. Y pare usted de contar.

La Venezuela actual, en manos de este pranato castrista, se nos ha convertido en un caos difícil de entender y digerir. Discernir en este caótico mundo donde vivimos es una hazaña. Y aunque me quejo de que la MUD no tenga un plan post-30J, hay que reconocer su centralidad en esta lucha. Cada día nos enfrentamos a un marasmo de hechos como los descritos, salpimentados con guerra sicológica y desinformación, en medio de una jauría de venezolanos que creemos que nos las sabemos todas, opinando y exigiendo. Aunque dando tumbos, con ella al frente hemos avanzado en el rescate de la democracia. Pero no le arriendo las ganancias si no se opta por meterle más cabeza que corazón y empeño a esta muy “sui generis” lucha.

Esta no es la dictadura gorila de derecha, en la cual los gorilas verdes al final transan por un exilio dorado o al menos plateado. Estos son unos pranes comunistas que juran todos los días “Patria socialista o muerte”. Más una caterva de corruptos que siguen chupando de la flácida teta petrolera y que no quieren dar con sus huesos en una mazmorra. Muchos, oficiales de alta graduación. Todo mezclado con narcotraficantes, bandas criminales, guerrilleros y extremistas haciendo de las suyas en un país sin control. Para no hablar de rusos y chinos. La lucha no es fácil.

Hay que ir más allá de la intuición política y la capacidad de liderazgo. Esto es una guerra y así debemos asumirla. Y una guerra no la ganan  los soldados, ni los oficiales, ni los de logística sino hay organización, disciplina y estrategas que vayan más allá de lo local, de lo casuístico, de lo inmediato. Si no solo la suerte de los dados de Rosalinda nos devolverá la democracia.

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