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Guerra, saqueos y revolución. Lo mismo pues

Los verdes sacaron sus juguetes a pasear hoy. Los generales más gordos usan sus binóculos para ver de lejos la escena. Se preparan para una confrontación que ejecutada por las fuerzas imperialistas y promovida por Álvaro Uribe, penetrará nuestras fronteras desde todas las direcciones. Hace rato que los militares perdieron el norte y el foco.

La puerta de lámina metálica del camión no pudo con el embate de aquella docena de personas. Cual lata de sardinas mostró su carga al tiempo que una masa de gente desesperada clamaba por recibir lo suyo. Fueron tan solo minutos, pero el sudor y la bulla arroparon la escena. En el camión únicamente quedó el eco y las cajas vacías. Los tres guardias nacionales observaron la escena a unos 20 metros de distancia mientras alguien les arrimó su parte del botín. Esta escena se repite muchas veces estos días, una explosión social in crescendo.

Nicolás grita a los representantes de su partido. Les pide que le traigan propuestas. Unos lo escuchan, otros duermen plácidamente y los más despiertos leen la mensajería de su teléfono celular. El cuento de cómo las revoluciones en América  tomaron posesión de gobiernos no parece interesarles. El frente sandinista, Allende y hasta el Ché no cala en esos estómagos hambrientos que esperan el fin de la tarde para engullir una cena. Nicolás también perdió el norte. Habla sin parar de la necesidad de resucitar la revolución que cayó herida –por un error del pueblo- el pasado 6 de diciembre. Esquiva la hambruna, las colas y la gente clamando por medicinas. Revolución es venta de esperanza, no de soluciones. Nicolás mira de reojo a Cilia buscando su afirmación, parece preguntarle: ¿hable bonito verdad?

Miles de personas pierden su día en colas para comprar. Unos para revender, otros para comer. Alimentan sus rabias y sus hambres con la esperanza de que su turno llegue antes de agotarse lo que está en venta. En Cuba las colas son más cortas.

Los estómagos vacios del pueblo están perdiendo la paciencia. Nicolás perdió la capacidad para entender el momento que está viviendo y su ineptitud para resolverlo. Los militares perdieron la memoria sobre el juramento que hicieron a la Patria.

@pereiralibre

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