Hipérbole y paradoja
Eduardo Soto Alvarez
En estos tiempos, la retórica de la Casa Amarillista, cuando no es ofensiva y urticante, produce, al menos, la sarcástica ironía de sus destinatarios. En particular, cuando se trata de dos potencias mundiales y miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU con derechos a veto. Es decir, países capaces de paralizar ipso facto las decisiones del principal órgano, a nivel planetario, en materia de paz y seguridad internacionales.
Anteayer en Beijing, la Asamblea Nacional Popular decidió reelegir para un nuevo período al Primer Mandatario, como Presidente de la República Popular China. La Cancillería aprovechó la oportunidad para adjetivar esa nación como hermana, a su sociedad como modestamente acomodada y a las relaciones bilaterales como una Alianza Estratégica Integral.
Ayer la Casa Amarillista se despepitó por el cuarto triunfo del Presidente ruso y calificó ese pueblo también como fraterno y a las relaciones bilaterales como una dinámica intensa de cooperación y coordinación política, para promover la paz y la justicia en las relaciones internacionales.
Este tipo de fraseología, trae al espíritu ciertos ecos de la prosa satírica de Orwell, cuando indica que todos los animales son iguales, pero hay unos más iguales que otros. Aunque en política internacional se pregona la igualdad, la práctica es muy diferente. Máxime cuando los desaguisados y la contumacia del régimen, han colocado al país en una situación de evidente desventaja, sin poder de negociación, excepto seguir pignorando sus recursos naturales, junto con retazos de soberanía.
Ninguna de las noticias era sorpresiva y no había necesidad de que se emitieran sendos Comunicados Oficiales con un lenguaje tan hiperbólico y paradójico, que no debería ser del agrado de nadie. El régimen recurre a la hipérbole pues exagera lo que afirma y paradójicamente se da ínfulas de gran potencia, cuando ni siquiera paga los sueldos a sus diplomáticos acreditados en esas capitales.
Si se pretendía ganar mayor benevolencia ante los dos países, con los que, para complemento, la pandilla del poder se ha endeudado hasta el alma (si es que tiene alguna), lo único que va a conseguir el régimen, será una actitud condescendiente con la que pretenden disimular su menosprecio.