La eliminación de la democracia y del pluralismo mediante la violencia de Estado
El comunismo soviético fue el que instauró la eliminación de la democracia, y cualquier atisbo de pluralismo político, como táctica y propósito para mantener el control del poder en manos de un solo y único partido, el PCUS.
Ese modelo, ideado por Lenin y luego perfeccionado por Stalin, fue replicado por Mao en China, por Kim il Sung en Corea del Norte, por Ho Chi Mihn en Vietnam y por Fidel Castro en Cuba.
Otros países han intentado, sin éxito permanente, aplicarlo, ya que la resistencia democrática dio al traste con la expresión hegemónica de sus gobernantes.
En América Latina la situación ha sido diferente. Por un tiempo se impuso el foquismo propugnado por Fidel y el Che Guevara de sembrar focos guerrilleros en diversos países de la región y esa idea fracasó en Venezuela, Bolivia, Perú, y se instaló en Colombia con el ELN y el viraje ideológico de la antigua guerrilla conservadora de las FARC.
Ahora, los mecanismos son más sutiles pero el propósito es el mismo, y el nuevo decálogo continental fue promovido y alimentado por el llamado Foro de Sao Paulo, idea surgida de la cabeza de Fidel Castro y acogida en Brasil por Lula da Silva.
¿En que consiste el revisionismo de la fórmula marxista-leninista- stalinista?. En llegar al poder mediante elecciones democráticas con un programa vago e indefinido de reformas sociales y condenas a las practicas corruptas de los gobiernos en ejercicio, y una vez obtenido el triunfo electoral modificar el sistema político, estableciendo la reelección permanente del presidente, fortaleciendo la hegemonía comunicacional del gobierno, reduciendo a su mínima expresión los partidos políticos democráticos, cooptando a las Fuerzas Armadas como instrumento fundamental de la represion del gobierno revolucionario y creando una nueva clase económica poderosa, con base en un manejo laxo de la moral en la gestión administrativa de los recursos del Estado.
Hoy, en la región solo lo ha logrado de manera incompleta y accidentada, la Venezuela de Hugo Chávez y su heredero, Nicolás Maduro. Pero los vientos democráticos que soplan en el continente -cada día con más fuerza-, apuntan, al igual que con la muerte de Fidel Castro, y probablemente con ella, la del Castrismo, a un refortalecimiento de un nuevo sistema democrático pluralista que, para poder ser exitoso y perdurar en el tiempo, deberá deslastrarse de la corrupción administrativa y darle mayor injerencia en la gestión a diversas expresiones sociales de control.