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La nueva política: menos discurso y más resultados

Comienza una nueva etapa en Argentina. Informalmente ya había comenzado antes de las PASO de Agosto cuando Macri “demarcó la cancha” y no aceptó la alianza con Massa; reconoció que las vertientes duras en competencia eran kirchnerismo/peronismo versus oposición; y que Massa tenía un poco de cada uno sin una integridad conceptual: habían algunas propuestas buenas pero no había estrategia. A partir de allí, no hubo que pensar mucho, pues las opciones eran claras y hasta evidentes para un observador no informado. La gestión en la ciudad versus el relato (como se dio en llamar al kirchnerismo). Fue construyendo un bloque de afinidad gruesa que le diera personalidad y consistencia. En el escenario del triunfo se veían todos muy afines: Massa habría desentonado en esa tarima.

 

Ganó con el 40% de los votos posibles y el 60% restante que no votó por él se dividió entre 38% para Scioli, 19,60% abstención y 2,40% blancos, nulos o impugnados. Va a tener una gobernabilidad relativamente estable si se maneja bien en el congreso donde tendrá que hacer alianzas y tejer un entramado de soporte que puede darle más solides que si tuviera mayoría absoluta. De todos modos está claro que no busca la hegemonía sino la gobernabilidad, que pueden parecer lo mismo pero lo hegemónico es más vulnerable.

 

Estamos asistiendo al fin de la polarización como política de estado y dando pié a la desconcentración de la opinión y el disentimiento. Curiosamente en ingles polarizar significa separar mientras que en español significa concentrar: complementos mutuos.

 

El discurso de reconocimiento de Scioli fue al mismo tiempo un discurso de lanzamiento de su liderazgo como jefe opositor. En el mensaje a su base votante reafirmó en qué disiente y como va a hacer oposición, fue de agradecimiento (y despedida?) a CFK y se preparó para capitalizar los 12.198.441 de votos que recibió. Se podría pensar que los votos propios son los 9 millones de la primera vuelta y que los del FPV son los 3 millones restantes que aparecieron luego de que se lanzó la campaña dura contra Macri. No hay que olvidar que él fue elegido como el candidato del FPV por ser el personaje que tenía más votos propios y que llegaba a un sector de la clase media que les estaba vedado. Hizo una muy buena elección considerando el nivel de saturación y rechazo que tenía CFK, y tal vez por esa causa fue que no ganó.

 

Con su elección DS de alguna manera salvó al kirchnerismo de su extinción y posterior reabsorción por parte del peronismo. Entonces la lucha por el control del partido será entre CFK y él, o habrá un proceso de maduración en el cual ambos trabajen juntos. Pareciera que los nuevos aires ya no admiten a líderes mesiánicos que todo lo saben y todo lo resuelven por la vía rápida, corriendo la arruga y esperando que algo pase en el futuro.

 

Ahora volviendo a Massa, si no hubiera convocado en la tarde de la elección una rueda de prensa para reconocer a Macri (fue el primero en hacerlo) ese día nadie hubiera pensado en él. Cuenta con una fuerza parlamentaria orientada a negociar con diferentes partes pero le resultará difícil reconstruir la fuerza que tuvo en la campaña y sus votos, tal vez nunca fueron de él y se reabsorbieron en el balotaje. Su destino será recordar permanentemente a la sociedad que él está ahí y que quiere ser parte.

 

Ya entrando en América latina, sin duda esta elección tendrá un impacto en el sentido de dirección. En algunos casos con acciones directas y en otros por arrastre y persuasión.

 

Los tres países más grandes de sud América tradicionalmente fueron Brasil, Argentina y Venezuela, en ese orden. Y los tres entraron casi simultáneamente (mas menos un par de años) en una línea socialista con corte populista. Brasil con el triunfo de Lula, Argentina cuando Néstor Kirchner conoció a Chávez y Venezuela después del golpe del 2001. Y los resultados sobre sus países, medidos a esta fecha, no fueron buenos. Excepto Brasil que fue exitoso en la disminución de la pobreza, Argentina y Venezuela la mantuvieron o incrementaron. En lo económico los tres están en problemas de recesión, inflación y pérdida de competitividad. Y en lo geopolítico están más aislados que nunca de las grandes corrientes de bienestar. Su base de sustentabilidad eran los votos y preferencias de la parte más débil y vulnerable de la sociedad y pudieron durar tanto tiempo pues el síndrome de Estocolmo más un relato por saturación postergaron una toma de conciencia a la que ya llegaron especialmente a la vista de los resultados que en Venezuela se muestran más descarnadamente como son la escasez, la inseguridad y la inflación.

 

Venezuela aun cuenta con la posibilidad de que si el gobierno tomara un conjunto de decisiones puntuales (1), tenga una rápida recuperación táctica que le permita nivelarse para emprender las decisiones estratégicas las cuales serán bastante más complejas. Argentina tuvo que cambiar de gobierno para que se puedan tomar y Brasil está cerca de cambiar de gobierno si no rectifica profundamente.

 

La influencia de paralelismos desfasados entre Argentina y Venezuela paso por tres etapas, la primera de gran fuerza económica y política que terminó con el affaire del maletín de Antonini, la segunda un poco más débil que terminó con el fallecimiento del presidente Chávez y la tercera y más distante que terminará el próximo 10 de Diciembre, cuando se transformará en algo diferente, más institucional y más de conocerse y comprenderse mutuamente.

 

El impacto inmediato de la victoria de Macri sobre las elecciones del 6D, será principalmente para el ánimo opositor por la consigna de “Si Se Puede” si todos salen a votar. Los conceptos de voto oculto y voto vergonzante deberían ser considerados como lecturas para las encuestas en Venezuela, pues inducen un efecto distorsivo que pueden sorprendernos el día de las elecciones. O bien que la oposición gane por un margen abrumador o bien que el gobierno pierda por un margen mínimo…o que no pierda.

 

Sería poco razonable que Macri hiciera algún tipo de declaración contra el gobierno de Venezuela ya en su calidad de presidente electo (como candidato era otra cosa) pues lograría un efecto contrario al esperado, que ayudaría a polarizar al chavismo contra un enemigo nuevo y asimilado a la derecha continental, lo cual contribuiría definitivamente al cierre de la brecha a favor de la oposición. Posiblemente después del 6D, el panorama sea distinto y materia de un análisis más específico.

 

El efecto dominó del que se habla no pareciera que opere directamente entre Argentina y Venezuela. De hecho, Brasil tiene más influencia sobre Venezuela y Argentina tiene buena influencia sobre Brasil. Entonces, uno pensaría que Argentina arrastre a Brasil (son socios interdependientes) y que Brasil a su vez arrastre a Venezuela. No obstante podría haber alguna relación causa efecto directo de Argentina sobre Venezuela por la pertenencia a Mercosur y que Venezuela aun tiene pendiente de armonizar un conjunto de políticas en lo económico que podrían llegar de no hacerlo a su suspensión temporal.

 

Concretamente las respuestas no vendrán desde afuera. Venezuela deberá solucionar internamente sus propios problemas y en todo caso Argentina podría ser un referente en el proceso de transformación que necesariamente ocurrirá en Venezuela más pronto que tarde, pues la situación no es sostenible si no se producen cambios.

 

(1)    Recomendaciones de Benjamín Tripier

Despolarización asertiva

Legalización mercado cambiario libre encaminado a una unificación cambiaria

Solucionar deuda con proveedores para restablecer flujo de bienes y servicios

Flexibilizar los controles internos para evitar mercado negro y corrupción

Reemplazar subsidio a productos por subsidios a personas

Crear un Equipo de Respuesta Rápida ERR supra ministerial para viabilizar lo anterior

Una digresión:

En mi caso personal, que voté por Macri, ya en el pasado había votado por Lilita Carrió y por Patricia Bullrich y ayer tuve la satisfacción de verlos a los tres en la tarima. Creo que este equipo de gobierno cuenta con gente valiosa y de tradición en diferentes áreas y con gente nueva que concibe la política de una manera diferente: menos discurso y más resultados. Y creo que esta última frase es la clave de lo que debería ocurrir en América latina. Creo que serán exitosos y que su ejemplo llevará a otras fuerzas políticas a revisarse para poder responderle a una población que se acostumbrará a resultados y a cosas bien hechas. Y ese ejemplo permeará al resto de la región. Si creo que habrá cambios.

Benjamin Tripier

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