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La rebelión de los perniles

En estos días navideños y de año nuevo, la prensa y las redes sociales han reseñado la manifestaciones, a veces violentas, de ciudadanos, en gran parte chavistas, protestando porque el gobierno no les ha entregado los perniles que prometió regalarles. En la época de Chávez no se regalaban los perniles sino que se vendían, a precios muy bajos, y a uno por persona, en los locales habilitados por el gobierno para comprar alimentos baratos. Se formaban largas olas para comprar los perniles, muchísimo más cortas que las que vemos hoy en día en los abastos para comprar harina Pan. Chávez recurría a esas ventas para amarrar los votos que tenía asegurados para venideras elecciones.

Maduro, cuya aceptación por parte de los venezolanos, de oposición y chavistas descontentos, ha caído a niveles bajísimos, ante la proximidad de elecciones presidenciales requiere captar los votos de los más necesitados y para ello ofrece regalos de productos que, para mala suerte suya, no puede comprar. Es así cómo vemos los regalos de perniles que según Maduro no llegan porque lo impide Portugal, o no lo permite el Imperio. Pero la verdad es que no vienen de Portugal, no por decisión de su gobierno que, por cierto no es uno de los que más exige sanciones de la Unión Europea, sino porque a les expendedores portugués de pernil de cerdo, no les han pagado la cuantiosa suma de euros por perniles entregados el 2016.  En cuanto a la falta de permiso del Imperio, se trata de cómo Maduro quiere justificar todos los males que los venezolanos estamos sufriendo debido a una crisis creada por él.

Uno puede entender que los venezolanos más pobres que no tienen acceso a bienes de primera necesidad ya que los que se ofrecen en los mercados, provenientes del extranjero tienen precios que no pueden pagar, esperen que se los regalen en CLAPs o perniles de cochino. Pero lo que deben entender es que están comprando sus consciencias con esas ofertas. Desde épocas inmemorables los venezolanos se han acostumbrado a que les regalen las cosas, como si ese fuera un deber del Estado. La pedigüeñería es un fenómeno de la cultura de los venezolanos, como bien lo explican los antropólogos culturales. Es bueno recordar el proverbio chino: ““Regala un pescado a un hombre y le darás alimento para un día, enséñale a pescar y lo alimentarás para el resto de su vida”.

Sobre la rebelión de los perniles me permito citar lo publicado en El Nacional:

“Una señora, vecina de La Vega, en Caracas, bajó de su casa para presenciar la protesta que llevaban a cabo ciudadanos por el incumplimiento en la entrega de los combos de comida distribuidos por los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP).

Según expresa la mujer, en un video difundido en Twitter, apoya la iniciativa de realizar barricadas para protestar en contra del gobierno, pero además se burló de aquellos manifestantes que votaron por el oficialismo en las pasadas elecciones con la promesa de que recibirían un combo CLAP navideño, que incluía pernil.

La ciudadana también hizo referencia a los 500.000 bolívares que depositó el gobierno a los ciudadanos que se sacaron el carnet de la patria.

“Se dejan comprar por 500 bolívares y un pernil, que no se los dieron. Me ‘cago’ de la risa”, dijo en tono irónico.

Antes, afirmó que estas protestas deberían hacerse en todos los barrios para que “la gente empiece a pensar”.

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