Laberinto Electoral
La elección de las autoridades, sean nacionales, regionales o locales, ha sido uno de los grandes logros de la democracia. Pero cuando estas son manipuladas por algún autócrata o dictador, se convierten en un simulacro perverso de la antidemocracia.
Sadam Hussein celebraba elecciones periódicas en las que siempre triunfaba con márgenes superiores al 90%, lo mismo hacen Lukashenko en Bielorrusia, Erdogan en Turquía, Mugabe en Zimbabwe y Raúl Castro en Cuba, por solo mencionar algunos dictadores a los cuales les gusta arroparse con el supuesto manto de la aceptación popular. Nos preguntamos qué sucedería si las elecciones en esos países fuesen libres y supervisadas por entidades internacionales, cuáles serían los verdaderos márgenes, cuántos de estos personajes serían periódicamente reelectos.
En nuestro país pareciera vamos por el mismo camino. Ya hemos visto los resultados, no auditados ni auditables, de la elección de la Asamblea Constituyente y la de la reciente de gobernadores. Ahora, la función continúa con una precipitada convocatoria a comicios municipales para el 10 de diciembre -por cierto en un día laborable-, y para los que el CNE, como ejemplo de amplitud democrática, pretende recibir miles de postulaciones desde este lunes hasta el miércoles. Si como ustedes lo leen, en tan solo 3 días.
Por supuesto, ya el PSUV tendrá confeccionada la lista de cada uno de los alcaldes de todas las ciudades y pueblos del país, mientras que la oposición, quizá no tendrá el tiempo democrático de hacerlo en el supuesto que se decidiera participar. Y si algún partido lo hiciera, sería un hecho extraño en el que no se podría hablar, a carta cabal, de una democracia participativa, sino de una nominación vertical.
Tristes y preocupantes tiempos los que vivimos en los que nada funciona bien, salvo la manera como, con tendencia autocrática, se designan a diestra y siniestra a los candidatos a ocupar todos los espacios de la gestión municipal.