Las marchas y manifestaciones deben ser siempre pacíficas

Frente a la opresión de los regímenes dictatoriales, frente a las leyes, decretos y resoluciones, de esos gobiernos que desconocen la democracia, que violan la Constitución y los derechos humanos más elementales, que solo buscan permanecer en el poder indefinidamente en el poder, cabe la desobediencia civil que se manifieste a través de acciones no violentes, la llamada no-violencia activa, la resistencia pacífica.

La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, promulgada en 1999 contiene dos artículos que, de manera taxativa, permiten que frente a un gobierno que viola la Constitución, que no respeta la libertad, los derechos humanos y la democracia, los ciudadanos incurran en desobediencia civil en resistencia pacífica. Esos artículos disponen:

Artículo 333. Esta Constitución no perderá su vigencia si dejare de observarse por acto de fuerza o porque fuere derogada por cualquier otro medio distinto al previsto en ella.

En tal eventualidad, todo ciudadano investido o ciudadana investida o no de autoridad, tendrá el deber de colaborar en el restablecimiento de su efectiva vigencia

Artículo 350. El pueblo de Venezuela, fiel a su tradición republicana, a su lucha por la independencia, la paz y la libertad, desconocerá cualquier régimen, legislación o autoridad que contraríe los valores, principios y garantías democráticos o menoscabe los derechos humanos.

Hemos visto cómo el gobierno dictatorial de Maduro, no observa la Constitución y ahora pretende derogarla mediante una espurrea e inconstitucional convocatoria a Asamblea Constituyente Corporativa. Es indudable, además, que frente a la legislación o autoridad que contraríen los valores principios y garantías o menoscaben los derechos humanos incurra en desconozca ese gobierno haya resistencia pacífica y no violencia activa.

La Mesa de la Unidad Democrática, con el apoyo irrestricto de todos los sectores de la sociedad, frente al desconocimiento de la Constitución, frente a la negativa de liberar a los presos políticos, frente al desconocimiento de las facultades y atribuciones de la Asamblea Nacional, frente a la negativa de permitir un canal humanitario que pueda suplir las carencias de alimentos y medicamentos, frente a la negativa a celebrar elecciones directas, universales y secretas y otras violaciones, ha venido convocando a marchas y manifestaciones pacíficas en las que han participado millones de venezolanos. Esas marchas ha ocasionado brutal represión por parte de la GNB y la PNB que ha dado lugar al homicidio de más de 60 ciudadanos y a miles de herido. Esa represión ha ocurrido cuando quienes están al frente de las marchas, por lo general diputados de la Asamblea Nacional, dirigentes políticos y representantes de organizaciones no gubernamentales, solicitan que se permita el paso hacia el destino de las marchas, son reprimidos violentamente, sin ton ni ton, por esos cuerpos de la dictadura. En esos casos, puede considerarse permisible y justificable que esos grupos conocidos como “guerreros” o llamados “guarimberos”, ejerzan el legítimo derecho a la defensa, recogiendo las bombas lacrimógenas y  lanzándolas contra los opresores, arrojándoles piedras e incluso cocteles Molotov, impidiendo el paso, con talanqueras y otros medios, de las fuerzas que vienen a perseguir a los opositores. Lo que no se debe  permitir ni aplaudir es que esos mismos “guerreros”, antes de que la GNB y la PNB comiencen a lanzar bombas lacrimógenas y a disparar con fusiles de perdigones, metras y balines metálicos, comiencen a atacar a esa fuerzas. Con ello provocan la brutal y criminal represión causante de muertes y graves lesiones, sin que se logre abrir el paso al destino de la convocatoria.

Tan solo el día de ayer, sábado 27 de junio vimos como un marcha y una concentración que concluyó en la Plaza Alfredo Sadel, que se desarrolló pacíficamente, sin que hubiera habido impedimento por parte de la GNB ni de la PNB y cuyo objeto era exigir la restauración de la libertad de expresión, con motivo de cumplirse 10 años del cierre de Radio Caracas Televisión pudimos observar como un acto enaltecedor, con la participación de periodistas, artistas y dirigentes políticos llamaban a la paz, culminó, a partir de alrededor de las 4 de la tarde, con actos de violencia  y represión, a la altura del puente que separa a El Rosal de las Mercedes. Ya desde tempranas horas pude observar que había muchos de esos “”guerreros” encapuchados, con máscaras anti-gas, escudos y bolsas cuyo contenido desconozco. La presencia de esos “guerreros” en un acto pacífico y enaltecedor, no era necesarias ya que no había habido impedimentos ni amenazas de represión. Por desgracia, esos mismos “guerreros” y otros fanáticos extremistas, en la tarde, hicieron que muchas personas se dirigieran hacia la autopista y quemaran, innecesariamente, un camión, dizque para impedir el paso de las fuerzas represoras. La represión, según tengo entendido, no fue tan brutal como de costumbre y la PNB se retiró mucho antes de lo anticipado. Seguramente, la dictadura dirá que la violencia fue de la oposición y es probable que se valga de ello, amparada por la inconstitucional sentencia, arreste a los alcaldes de Chacao y Baruta.

Gandhi, con marcha pacífica, sin violencia, logró que el Imperio Británico claudicara y se lograr la independencia de la India. Nosotros podemos lograr la libertad, el fin de la dictadura de Maduro, siguiendo el ejemplo de Gandhi y otros líderes pacifistas. Es muy difícil que lo logremos con acciones de estos “guerreristas” cuando dejen de ser de simple legítima defensa y se conviertan en provocaciones, a veces por parte de quienes se oponen a la dictadura pero también por parte de infiltrados gubernamentales que no se logra identificar ni controlar.

Con razón, Freddy Guevara dijo: “Perderemos esta lucha si la desesperación nos desvía a la violencia”.