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Las puñaladas del hambre y la miseria

La crisis humanitaria por la que pasa la familia venezolana es inocultable.  Evadirla, mediante sermones, excusas, engaños, la retórica mendaz y la represión, no quita el hambre ni cura enfermos. El país se volvió un solo cerebro que quiere liberase de la opresión y la zozobra. Ya no hay venezolano que no rechace la actual situación en que se encuentra el país. Nadie cree,que la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), es la solución. Más bien luce como una provocación. Hasta los mismos chavistas coinciden en decir que es ilegal. La población, la ve como la madre de todas las trampas que se hayan impuesto contra el país y la democracia. Maduro intenta, vanamente, hacer válido a éste escándalo intergaláctico. Utiliza a sus abusivas cadenas presidenciales, a la propaganda política y a su vocería para ocultar, nacional e internacionalmente el fraude de origen con que esta está investida. Ahora vocifera que está adelantando elecciones para elegir gobernadores, como si él, de manera intencional, no las hubiera retrasado. Dice, sin sustentación jurídica, que la participación de la oposición en estas elecciones, validan a su írrita criatura. Mas, en su disimulo, la abstención es su nueva trampa; pero, la población está dispuesta a votar, masivamente, este 15-O.

La ANC, ya luce como un aparato más de la represión y la exclusión. Maduro la usa.  Con ella humilla y se burla del gentilicio venezolano. Así no se construye paz ni se atrae prosperidad. Maduro finge sumisión a este fraudulento aparato, cuando en la realidad, le impone sus directrices y le dicta leyes, a su medida. Paulatinamente, somete al país, a su imperio unipersonal y absolutista. Es su pretendido Leviatán. Lo impone como si él no ofendiera ni soliviantara odios ni alimentara hostilidades. Usa el descontento y las protestas, que los venezolanos activan en contra de sus políticas inflacionarias, de escasez, de hambre y fracaso, para reprimir, violar DDHH, internalizar en la población el miedo y la inducción al silencio. Señala que sus adversarios quieren la guerra y coloca a la ANC como el único paliativo para lograr la paz, sin solucionar las causas que derriban el muro de contención que hasta ahora detiene el estallido social. La nación esta peligrosamente defraudada, afrentada y torturada por el actual inferno dantesco. Maduro, parece desconocer que el hambre y la represión son malas consejeras. Ignora que estas provocan el caos, que empujan al pueblo hacia protestas y sediciones. Hay muertos, hay heridos, hay presos políticos, hay violaciones de DDHH. Al no existir libertades, no hay fuerzas más poderosas y liberadoras, que la lucha democrática y el diálogo auténtico. Al gobierno no le interesa resolver la crisis, cree que la ilegalidad le garantiza seguir en el poder. El diálogo y los acuerdos, permanentes y sinceros, generan cambios sustanciales que llevan a los países hacia libertades políticas, sociales y económicas, sin detener el desarrollo y el progreso, sin trastocar el espíritu de la nación ni destrozar los factores de producción; mas, esto, no califica en la mentalidad de la cúpula roja.

A Nicolás Maduro, como infractor de la Constitución Nacional y desafiante del Derecho Internacional, se le viene el mundo encima. Ahora mina al diálogo, cuando él, como parte del conflicto, está obligado a sostener, autenticar, firmar y garantizar el cumplimiento de los acuerdos y las negociaciones. Y no se trata de presión, es un asunto de civilización. La Organización de Naciones Unidas (ONU), la Organización de Estados Americanos (OEA), la Comunidad Europea (EU), El Vaticano, las naciones de todos los continentes y los venezolanos como víctimas, le exigen respeto para los DDHH y volver al hilo constitucional. Las actuaciones de estos organismos y mandatarios están bien documentadas. Parten de hechos ciertos, de claras evidencias y de investigaciones bien fundamentadas. Operan impulsadas por la invocación de un pueblo que sufre. Tienen evidencias de todo lo que sucede en el país y de los ilegales senderos por donde transita la autodenominada revolución chavista-socialista. Estos organismos internacionales y las naciones se afirman en el Derecho y la legitimidad, ya tienen el consenso y la solidaridad mundial, de aquí en adelante, vendrán episodios inesperados.

El controvertido gobierno de Maduro, ya no haya que hacer. La evasión  a sus responsabilidades nacionales e internacionales ni la represión van a impedir las exigencias que el país entero clama. La torturada población y el deterioro institucional piden a gritos cambio de gobierno y de políticas económicas. La ANC, no hace ni hará milagros. Y Maduro, menos. El milagro está en la imparcialidad política, en la unicidad y esfuerzo creador de la nación. El triunfo de la oposición, en las elecciones de gobernadores, ratificará que el pueblo quiere libertades democráticas y que la oposición tiene la mayoría. Este triunfo de la oposición, abonará el terreno y ordeñará al cielo, para crear oportunidades ciertas que ayuden a salir de esta mortal pesadilla totalitaria. La población no quiere limosnas. Quiere  trabajar, para que jamás la escasez y la inflación la lleve a sentir las puñaladas del hambre y la miseria.

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