Nos hacen falta ideas
Dentro de la crisis política que hemos vivido estos 17 años, se han hecho insinuaciones constantes a la tesis generacional, es así como se habla de la vieja política y de dirigentes “dinosaurios” para referirse en forma despectiva a los viejos partidos y a dirigentes con determinada edad, mientras por otra parte se alude positivamente a las nuevas generaciones del liderazgo. Se les escapa a quienes juegan políticamente a la tesis generacional, que a la “vieja política” se le debe la lucha contra la dictadura y la instauración de la democracia que hizo posible que Venezuela disfrutara de 40 años de civilidad y se desarrollaran desde el Estado importantes obras para el desarrollo del país.
Hoy uno de los hombre de uno los partidos de la “vieja política” (Acción Democrática), está llevando adelante con valentía, coraje, disciplina, talento, formación y con una agilidad intelectual importante, una lucha para restituir de nuevo la democracia y abolir nuevamente los regímenes militares de Venezuela tal y como lo hiciera otro líder de este mismo partido, Rómulo Betancourt
La referencia anterior no minimiza ni subestima los aportes de los otros partidos y dirigentes de la MUD que están luchando por la restitución de la democracia y las libertades públicas, sólo intento poner las cosas en su lugar. Pues la tesis generacional aparte de reaccionaria es estúpida, pues la lucha política por las ideas y por las convicciones ideológicas en las que uno se forma, nada tiene ver con la fecha de nacimiento, exceptuando por supuesto, a los aventureros políticos de oficio que vienen a la lucha política en la búsqueda de las ventajas y los privilegios que depara el poder, de allí que los veamos saltando de un partido a otro sin que intervenga para nada las ideas y los contenidos programáticos de uno u otro partido, pues lo que les interesa son los cargos.
En el fragor de la lucha política lo importante es la capacidad, la formación, la dedicación al estudio de los problemas, la capacidad intelectual para saber distinguir el talento político de la práctica política empedrada de intrigas, maniobras, zancadillas, el ve corre y dile y el rastacuerismo que practican quienes carecen de ideas y criterio político para promover discusiones políticas sin naufragar ante las conceptualizaciones que requieren de contenido programático y cargan a la población de necedades, trivialidades, chismes políticos y lugares comunes.
Los intentos por promover una salida política se han venido posponiendo, ante la ausencia de una política que contraste con la puesta en práctica por la élite política cubana desde 2003.
No basta con tener “maquinaria”, es decir, responsable de centros de votación, controladores y seguidores del REP, miembros y testigos de mesas electorales que vigilen los procesos electorales y aseguren las actas de votación, pues esta es una infraestructura que sólo sirve para el antes y después de las elecciones. Pero la discusión sobre la crisis económica, política, social y cultural del país y sus potenciales salidas es todo los días y éstas tiene que tener contenido programático inscrito en una política, y es precisamente en este punto donde hemos fallado los de la oposición. Esta letanía no me cansaré de repetirla a riesgo de que se me califique de necio.
Los venezolanos sufrimos hoy las consecuencias de una crisis económica sin precedentes, que nos arrastra hacia una crisis de hambruna generalizada, mientras que paralelamente estamos frente a un colapso de los servicios públicos más elementales, agua, servicio de electricidad, salud pública, recolección de la basura, otros, pero las élites (del Gobierno y la oposición), persisten en demandarnos que nos organizemos para nuevas elecciones (referendo, gobernadores, diputados a los Consejos Legislativos Regionales).
Ambas élites parecen no advertir, que la gente atraviesa por una especie de fatiga política electoral, pues no atisban a ver solución a la crisis, razón por lo cual estamos entrando en una dinámica donde nadie (ni Gobierno, ni oposición), logran explicar satisfactoriamente, el shock que estamos padeciendo, lo cual se traduce en una percepción de expectativas negativas donde la gente no sólo no se identifican con el Gobierno, sino que igualmente no lo hacen con la oposición. Por lo cual confianza y expectativas se conforman como indicadores claves de la actual encrucijada política.
En este contexto Henry Ramos Allup está dirigiendo una batalla en favor de la democracia que demanda un ambiente importante de consenso, en el que el Gobierno no aparece interesado, pues no le preocupa lo que pasa en el país.
Insisto, Venezuela pasa por un momento, donde no hay muchas ideas que nos permitan no sólo entender lo que pasa, sino como imaginar o de alguna forma tener una previsión de que puede pasar, esencialmente en el campo político, pues la gente demanda algo nuevo que la misma gente desconoce, por cuanto no hay nadie que les oriente. Para gobernar se necesitan ideas más allá de lo electoral, y lamentablemente no las tenemos, pues hablar de una salida pacífica, constitucional, democrática y electoral en la actual realidad política del país, es como hablar de las nubes, que unas veces tienen una forma, otras tienen otra, una veces están ausentes y otras veces simplemente se deshacen en agua. Esto último es importante tenerlo en cuenta pues el sistema de dominación chavista se auto define como Cívico-Militar, es decir, la lógica militar forma parte del sistema de dominación.
Miguel Molero
