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Odio a la Ley

A propósito de la “Ley contra el odio” “promulgada” por la “Asamblea Nacional Constituyente”, escribo lo siguiente:

El 2 de febrero de 1999, día en que Hugo Chávez se juramenta como presidente, durante el acto de la toma de posesión, se produce el quiebre, el primer rompimiento con el principio del imperio de la ley, que marca de manera inequívoca su desprecio, y el desprecio de su proyecto, a la legalidad. Pues al jurar “sobre esta moribunda Constitución”, violando la fórmula solemne de palabras para poder tomar posesión del cargo.

Tan importante es la fórmula solemne del juramento, que consiste precisamente en repetir unas palabras, y no otras, y además, en un cierto orden, que Barack  Obama, para la toma de posesión de su segundo término, tuvo que tomar el juramento, por precaución, una segunda vez, ya que, en la primera, el magistrado de la Corte Suprema mezcló el orden de dos palabras. Así, Chávez sentó el primer precedente particular del odio a la ley que hoy es lo generalizado y, sobre todo, profundizado hasta los tuétanos de las ruinas que quedan de la Nación.

Tanto Chávez como Maduro han gobernado a punta de leyes habilitantes y estados de excepción como norma general. Lo excepcional y extraordinario, que es la concentración del poder, lo convirtieron en lo general y ordinario. Lo propio del dictador.

Un “Tribunal Supremo de Justicia” que actúa en contra de la Constitución al decapitar parte de los curules, caso de los diputados de Amazonas, y que ejecutó y descuartizó, en una ráfaga de sentencias, las competencias constitucionales de la Asamblea Nacional. Un CNE que no convocó un referendo revocatorio, que retrasa elecciones, que guarda silencio ante la delincuencia organizada electoral…  Si a lo anterior agregamos la violación de todos y cada uno de los derechos consagrados y garantizados en nuestra Ley Fundamental, comenzando por nuestros Derechos Humanos…

Y, ahora, para más, una Asamblea Nacional Constituyente que nunca fue convocada según las exigencias de la Constitución se da la tarea de promulgar una Ley contra el odio para lo cual no tendría facultad aún si se hubiera convocado como debía ser. Dictan sin facultad una ley contra el odio quienes odian la ley. Sudan odio a la libertad, odio a los derechos, odio a la democracia, odio a la prosperidad, odio al conocimiento, odio a la civilidad, odio a la familia, odio a la paz… Odio a la persona humana. Odio.

Los antiguos distinguían a los gobiernos políticos de los tiránicos respondiendo a la pregunta: ¿Quiénes gobiernan, los hombres o la ley? El principio del imperio de la ley fue mancillado desde el primer día del proceso chavista. Lo que prevalece y es inocultable, es su odio a la ley.

@massone59

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