Opinión Internacional

Bush and Push

Traducción: Carlos Armando Figueredo Planchart

1. La diplomacia del empuja-empuja

Después de años de casi absoluta desatención respecto de América Latina, el presidente Bush organizó un tour por la región, definiendo interlocutores y agenda de acuerdos bilaterales. Los acuerdo bilaterales, inclusive, pasan a sufrir cierta inflexión en la medida en que hubo una señalización para toda la región.

Los motivos de este viaje son obvios: la vertiginosa caída de popularidad de Bush en los EUA y su derrota en el Congreso Nacional, en virtud de su idea fija de ataque y ocupación del Medio Oriente y del avance acelerado del liderazgo de Hugo Chávez en toda la región, además de la victoria progresiva de fuerzas políticas de izquierda en las últimas jornadas electorales del continente.

El viaje de Bush trató de crear una alternativa política y económica (léase alternativa de fuente energética) para los EUA. No por otro motivo, diversos analistas comprendieron que sus negociaciones en Brasil (8 y 9 de marzo) fueron las más importantes. Con Lula, Bush acordó un plan de expansión en la producción de etanol a parir de la caña de azúcar. Este acuerdo apunta hacia una tentativo de cerco al poderío energético de la Venezuela de Hugo Chávez. Bush firmó un pacto de cooperación sobre etanol con Brasil, mediante el cual los países se comprometen a promover el acceso y la producción del biocombustible en América Central y en el Caribe, como alternativa frente al petróleo. Brasil es el mayor productor de etanol en el mundo. Con el acuerdo con los EUA, los dos países pasan a controlar el 72% de la producción mundial. Con todo, la productividad brasilera supera cinco veces la de los EUA (produce etanol a partir de maíz, afectando el preció de la ración animal). El acuerdo firmado revela con nitidez el pragmatismo del lulismo. En febrero, un manifiesto firmado por varios movimientos sociales latinoamericanos criticaba el modelo de producción de bioenergía que adopta el mismo modelo de opresión secular sobre los trabajadores. El manifiesto destacaba que el acuerdo del etanol es una fase de la estrategia geopolítica de los Estados Unidos para debilitar la influencia de países como Venezuela y Bolivia en la región.

En seguida, en Uruguay (donde Bush permaneció durante 36 horas), se firmaron varios acuerdos comerciales que ya se venían esbozando en los últimos meses. Uruguay, inclusive. Viene tratando de sacar ventajas (y lo ha logrado) de esa aproximación del gobierno de los EUA, para fortalecer sus intereses en el Mercosur. El presidente Tabaré Vázquez agradeció públicamente la ayuda de 1,5 millardos de dólares recibida de los EUA en 2002, durante la crisis financiera uruguaya.

Colombia es su tercer destino. El gobierno de Álvaro Uribe es socio antiguo de los EUA. Es, posiblemente, el gobierno más favorable a Bush en toda América Latina.

Su viaje adquiere contornos más fuertes y dramáticos en Guatemala (donde las elecciones nacionales que ocurrirán en septiembre apuntan hacia victoria del Premio Nobel, Rigoberto Menchú, opositora de los Estados Unidos) y México (donde existe fuerte inestabilidad política).

Sintomáticamente, Hugo Chávez planificó viaje por la región en el mismo período. Estuvo en Argentina, participando en mitin contra la presencia de Bush en América Latina ; siguió hacia Bolivia para visitar a las víctimas de las reciente inundaciones.

Hugo Chávez en el rastro de Bush
La política diplomática de empuja-empuja, en suma, alcanzó a la América del Sur. Ya había sido diseñada en años anteriores, con motivo de la creación de la Naf7a y del lanzamiento de la creación de la ALCA. En aquel momento, la acción diplomática de los EUA impuso la estrategia del 3 + 1, o sea, cada país latinoamericano adhería a la Nafta (formada por los EUA, Canadá y México), sometiéndose a sus reglas, hasta la conformación final de la ALCA, La política fracasó, como sabemos.

En esta gira regional Bush trata de recuperar el tiempo perdido y utiliza armas similares a las de Chávez, que compra títulos de deudade Argentina y Paraguay, establece políticas de cooperación agresivas en América Central y propone la creación del Banco del Sur, de Títulos Públicos de América del Sur y empresas estatales interregionales de sectores estratégicos.

En artículo reciente, cuyo título es La Gira del Etanos, Raúl Zibechi sugiere que se diseña en la región un proyecto geopolítica armado por Roberto Rodrigues, ex ministro de Agricultura en el primer gobierno de Lula, Afirma el autor en este artículo:

Si consideramos que la actual coyuntura que vive la región es sumamente delicada es porque puede producirse una inflexión de larga duración que afectará tanto a los pueblos como a los gobiernos de izquierda. Hilando fino, el problema no es ni Bush ni Estados Unidos. Ellos hacen su juego, como siempre lo hicieron. Con el proyecto del etanol emerge una nueva-vieja alianza: la de las elites globales, que se expresa en algunos gobiernos de la región.

Entre los principales promotores de la Comisión Interamericana de Etanol, lanzada en diciembre, figuran dos personajes claves: Jeb Bush, ex gobernador de Florida, a quien muchos acusan del fraude electoral que facilitó el acceso de su hermano a la presidencia en 2000, y el brasileño Roberto Rodrigues, presidente del Consejo Superior de Agronegocios de San Pablo y ex ministro de Agricultura en los primeros cuatro años del gobierno de Lula.

2. Cada pais una sentencia

Lo importante es que Bush parece tratar de explorar las diferencias políticas entre países de América Latina, mientras que Chávez trata de trabajar en la construcción de la unidad a partir de la identidad política enfocada en el anti-americanismo.

Para James Petras la región está dividida en cuatro bloques, lo que remite a la dificultat real para la consolidación de una estrategia común, generando mayor probabilidad de que la estrategia de Bush obtenga más éxito que el pleito por la unidad ideológica de Chávez.

Según Petras, en artículo publicado en el sitio (%=Link(«http://www.rebelion.org»,»www.rebelion.org»)%) (América Latina: cuatro bloques de poder), los cuatro bloques revelan grados de oposición o de aproximación de gobiernos locales hacia el gobierno de Bush. Petras sugiere la siguiente clasificación:

1. La izquierda radical incluye a las FARC en Colombia, sectores de los sindicatos y los movimientos campesinos y barriales en Venezuela; la confederación obrera Conlutas y sectores del Movimiento sin Tierra en Brasil; sectores de la Confederación Obrera Boliviana, los movimientos campesinos y las organizaciones barriales en El Alto; sectores del movimiento campesino-indígena de la Conaie en Ecuador; los movimientos magisteriales e indígena-campesinos en Oaxaca, Guerrero y Chiapas, México; sectores de la izquierda campesino-nacionalista en Perú; sectores de los sindicatos y desempleados en Argentina. Es un bloque político heterodoxo, disperso, fundamentalmente antimperialista, que rechaza cualquier concesión a las políticas socioeconómicas neoliberales, se opone al pago de la deuda externa y en general respalda un programa socialista o nacionalista radical.

2. La izquierda pragmática incluye al presidente Hugo Chávez en Venezuela, a Evo Morales en Bolivia y a Fidel Castro en Cuba. A una multiplicidad de grandes partidos electorales y a los principales sindicatos y uniones campesinas en Centro y Sudamérica: los partidos electorales de izquierda, el PRD en México, el FMLN en El Salvador, la izquierda electoral y la confederación obrera en Colombia, el Partido Comunista chileno, la mayoría en el partido parlamentario nacionalista peruano Humala, sectores de los líderes del MST en Brasil, el MAS en Bolivia, la CTA en Argentina y una minoría del Frente Amplio y la confederación obrera en Uruguay. Incluida está la gran mayoría de los intelectuales latinoamericanos de izquierda. Este bloque es «pragmático» porque no hace un llamado a la expropiación del capitalismo ni al rechazo de la deuda ni a ruptura alguna de relaciones con Estados Unidos.

3. Neoliberales Pragmáticos. Petras estima que es el bloque político más numeroso e incluiría a Lula y Kirchenr. Serían los principales líderes de lo que denomina oposición liberal de izquierda que se halla en Ecuador, Nicaragua y Paraguay. Sostiene que los exponentes de este bloque predican el pago de obligaciones oficiales con la deuda, buscan estrategias de crecimiento mediante la exportación de minerales y productos agrícolas, aumentan el lucro del

El tercero y más numeroso de los bloques políticos en América Latina lo constituyen los neoliberales pragmáticos: el Brasil de Lula y la Argentina de Kirchner. Muchos son los imitadores de estos regímenes entre las filas de la oposición liberal de izquierda en Ecuador, Nicaragua, Paraguay y otros lados. Kirchner y Lula defienden su paquete completo de privatizaciones legales, semi-legales e ilegales. Ambos prepagaron sus obligaciones oficiales de deuda y buscan estrategias de crecimiento mediante la exportación de minerales y productos agrícolas, e incrementaron las ganancias empresariales y financieras restringiendo los salarios. Este bloque presentaría diferencias. Kirchner condujo una tasa de crecimiento mayor que la conquistada por Lula en virtud de su estrategia de defensa de la industria nacional;

4. Elite Neoliberal Doctrinaria. Son sectores sociales y partidos que siguen sin restricción la estrategia de los EUA. Redestacan los gobiernos de Felipe Calderón (México), Michelle Bachelet (Chile), Alan García (Perú) y Álvaro Uribe (Colombia). Todos esos gobiernos proponen una política agresiva de privatizaciones de empresas públicas, son exportadores de materias primas y reciben auxilio directo del gobierno norteamericano.

Es posible identificar otra clasificación de los países de la región en virtud de su reciente historia económica y social.

En el caso de Uruguay, asediado pr los EUA y que viene promoviendo estremecimientos en el interior del Mercosur, el éxodo de jóvenes es una de las facetas de la situación dramática que atraviesa el país. En el 2004, más de seis mil jóvenes salieron del país en busca de oportunidades de trabajo. En el 2005 se fueron casi ocho mil jóvenes. En el 2006, más de 17 mil uruguayos emigraron hacia otros países. En este período, el crecimiento del PIB fue el menor de toda la historia del país.

El economista Nido Ouriques, de la Universidad Federal de Santa Catarina, sugiere un análisis detallado, que revela diferencias significativas de los gobiernos de la región, Destaca lo que denomina nueva izquierda, compuesta por Evo Morales, Rafael Correa, Néstor Kirchner, Hugo Chávez y el liderazgo peruano de Ollanta Humala.

Lula es clasificado como de vieja tradición, de naturaleza eurocéntrica, cuya concepción no se basa en la historia de América Latina, en la comprensión de la regióm. Por ese motivo, sugiere que el PT y el PSDB poseen las mismas metas estratégicas, sin que haya indicación alguna de cambio cualitativo en la estructura de la economía y la política del país.

Evo Morales, Kirchner y Humala emergen del fracaso de las políticas neoliberales, capitaneadas por Menem, Carlos Andrés Pérez, Fujimori.

Rafael Correa, del Ecuador, se destacó en su país al inicio del 2001, Fue uno de los principales líderes del movimiento para ponerle fin a la dolarización de la economía. Era ministro y fue destituido. Su principal bandera en el momento, además de la independencia frente a los intereses norteamericanos y la unificación del congreso (unificación unicameral, eliminando el Senado).

Evo Morales lidera una población indígena que significa más del 60% del total de ciudadanos bolivianos. Bolivia es el país que más enfrentó golpes militares en América Latina. En 1994, se inició una ola de privatizaciones de empresas estatales, denominada de capitalización, incluyendo gas, petróleo, estaño, níquel. Esa es la motivación para el discurso nacionalista radical.

Kirchner, a su vez, surge a partir de la profunda crisis económica y social que se abatió sobre Argentina a partir del gobierno de Menem, Se hizo liderazgo nacional en medio de la rebelión popular que explotó en el 2000, generó asambleas populares en barrios de Buenos Aires, colocó a los piqueteros en las calles para que encabezaran marchas en muchas ciudades polos de Argentina. Su liderazgo obtiene legitimidad a partir de esa movilización social (que recuerda en mucho la movilización social brasilera de los años 80) y el fuerte discurso nacionalista (tan impregnado en el carácter argentino). El ataque frontal a las relaciones carnales (el término fue utilizado por Guido di Tella, del gobierno de Menem) de Argentina con los EUA forman parte de ese escenario político y social. Kirchner es un emblema de este nuevo escenario justamente porque es considerado un liderazgo moderado del peronismo, oriundo de una familia acomodada de la Patagonia, pero que es promovido políticamente por la crisis social y por la necesidad nacional de defensa intransigente de la economía nacional y la creación de empleos.

Ouriques concuerda con la clasificación que hace Petras en relación con el gobierno de Bachelet. Afirma que su liderazgo es fruto de un acuerdo entre la Democracia Cristiana y el Partido Socialista chilenos. Es ese acuerdo el que genera la trama social que incitó la huelga de 600 mil estudiantes que estremeció a Chile, teniendo como mote su política de austeridad fiscal que afectó al financiamiento de políticas sociales.

Volvamos, por tanto, al punto inicial.

La América Latina se polariza entre Chávez y Bush y alrededor de los dos líderes abrió de par en par el grado de embate que se diseña en este inicio del 2007.

Las acciones y estrategias de Bush y Chávez tienen algunas convergencias y muchas diferencias. La principal convergencia es tratar de persuadir mediante la fuerza del apoyo financiero. Chávez inauguró esa embestida con gruesos apoyos a Argentina, Paraguay, Bolivia, Ecuador y Nicaragua, para destacar algunos apoyos recientes. Bush acepta el desafío con la misma moneda. Dejando de lado los constreñimientos, esa política de persuasión crea en América Latina un verdadero balcón de negocios, cuya adhesión está directamente vinculada a la posibilidad de crecimiento económico de cada nación.

La divergencia principal no reside en la identidad ideológica, a pesar de que ésta sea la apariencia inmediata. Bush trabaja por estrechar las distancias entre los países latinoamericanos, siendo el apoyo norteamericano el fiel de una posible unidad futura, En otras palabras, la unidades un proyecto futuro, construido bajo la tutela de los EUA.

En el caso de Chávez, la identidad latinoamericana es un principio. Su discurso se basa en ese principio articulador, anti-ERUA. Su revolución bolivariana tenderá a crecer con otros intereses locales, como la identidad indígena, la autosuficiencia energética.

En este sentido, los últimos lances de esta disputa posicionaron al gobierno de Bush con más propiedad y fuerza. La disputa entre petróleo venezolano y etanol brasilero crearon un nuevo escenario, un nuevo tema de esta embestida. Hasta entonces, Chávez avanzaba en la región y disputaba el liderazgo regional de Lula. Sorprendentemente, la visita de Bush a Brasil redefinió el papel de Lula en la geopolítica regional. Brasil volteó la disputa. Pero dejó de ser el fiel de la balanza.

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