Opinión Internacional

Carta a un amigo izquierdista

Estimado amigo:

¿Serías por favor tan amable de enviarme también, tras tus exhaustivas búsquedas, algunos artículos que aparte de recordar los muchos errores, atropellos y abusos de los gobiernos de EE.UU. contra el mundo, también recuerden o aludan tan detalladamente como los que me has enviado hasta ahora, las históricas atrocidades o abusos de los europeos en África, de los rusos y la KGB en Afganistán y en Europa Central y Oriental, de los japoneses contra los chinos, del régimen castrista contra la amordazada y terriblemente empobrecida población cubana, de Fujimori contra la población peruana, e incluso tratar de enviar a los otros amigos tuyos que forman parte de tu red, artículos que los informen sobre los muchos abusos de poder, ataques descalificadores e indiscriminados y otras prácticas antidemocráticas –sobre las que ya te he comentado– del régimen del Bolívar de pacotilla venezolano contra todos los que nos oponemos a su institucional y humanamente degradante «revolución de odios»…¿Crees realmente que eliminando a los EE.UU. de la faz de la tierra se acabaran los males de este planeta???. ¿Podríamos por favor hacer el esfuerzo consciente y humanista de dejar de atribuir a EE.UU. –así homogéneamente, aunque culpemos en el proceso a todos los muy multiculturalizados estadounidenses, aunque hayan habido rectificaciones en las políticas de sus gobiernos– de todos los males habidos y por haber a lo largo y ancho del mundo?…¿Podríamos por favor dejar simplemente de utilizarlo como chivo expiatario universal?

¿Sabes una cosa amigo? No conozco personalmente a Chomsky, aunque como muchos he leído sus siempre acérrimas críticas a la política exterior de EE.UU. y entiendo que la izquierda del planeta lo considera parte sine que non de «la reserva crítica» de los que luchan por un mundo presuntamente más justo –léase no capitalista y no liberal-democrático–, pero ese individuo debe odiarse mucho a sí mismo, a su origen judío y estadounidense. De allí tal vez derive su evidenciable fundamentalismo de izquierda que simplemente le hacer «ver» al mundo solamente a través de su segado prisma de desconfianza, rechazos y tal vez odios –amplísimo, debo agregar, dado su carácter de venerado «intelectual orgánico» de los detractores del liberalismo económico y político–…y digo esto, más allá de su reconocidísima trayectoria en el área lingüística o literaria, pues la verdad rememorar todos los errores y excesos en los que ha incurrido EE.UU. en esta hora de duelo y generalizado temor que viven todos los países, en especial aquéllos cuyos nacionales encontraron el 11-S una muerte sorpresiva y horrenda, y que tan demoledoramente ha afectado al territorio y la población de EE.UU., SU PAIS, SUS CONCIUDADANOS, es tan absolutamente absurdo y deplorable como culpar a los judíos por el genocidio perpetrado por los nazis contra ellos, o incluso y aún más absurdo e inhumano, como culpar a todos los judíos del mundo, los que existieron, existen y van a existir, por la muerte de Cristo…

Quisiera creer que tú, al igual que yo, eres un humanista, y que lo único que te mueve en esta hora tan triste y tensa para la humanidad es el deseo de alcanzar eso que has denominado «paz con justicia»… y con esa creencia en mente te recuerdo que por ya varios años me he dedicado con genuino interés al estudio de los EE.UU., a leer y reflexionar sobre su condición real o ficticia según se le mire de «primera nación nueva», de primer modelo de «democracia moderna» y por tanto de sociedad imperfecta como todo régimen que se sepa no totalitario sino libre, pero siempre teniendo como meta el desideratum de que el proceso democrático puede perfeccionarse permanente y vigilantemente para convertirlo en una forma de vida…. También he indagado en torno a sus muchos errores en política doméstica y sobre todo de política exterior, y entiendo que su uso tan instrumentalista de la razón, de la racionalidad que subyace en los preceptos y actos no pocas veces cínicos y siempre pragmáticos de la «realpolitik» –como lo han hecho otras potencias y países de menor peso internacional, pero no por ello menos responsables– ha sido condenable en demasiados sentidos…pero sinceramente me despierta profunda repulsión constatar que se recuerde todo lo malo, que se sea tan ¿guevarista?. El Che sentenció una vez en una frase célebre entre los «revolucionarios» del mundo que «Toda nuestra acción es un grito de guerra contra el enemigo de la humanidad: los Estados Unidos de Norteamérica»…Por eso no me extraña que tantos izquierdistas, independientemente de que etiqueta se pongan en estos tiempos de globalización, hoy secretamente estén diciendo «quien siembra vientos cosecha tempestades», y que hasta hayan sentido una callada pero sin duda canallesca satisfacción tras observar la genocida devastación del 11-S, como la que demostró sin tapujos ese terrorista desafortunadamente venezolano a quien no en vano se le ha conocido como el Chacal..

Imagino que si el ataque hubiese sido en Paris y sus amados símbolos, aún si hubiesen habido menos pérdidas humanas, la celebración silenciosa sería muchísimo menor y el horror y repudio abierto más genuinamente extendido y sincero entre la izquierda del planeta. Después de todo Francia, la otra nación con vocación universalista junto a EE.UU, pero cuyos líderes e intelectuales parecen guardar un resentimiento histórico –magnificado entre sus muchos intelectuales de izquierda– por la pérdida de su representatividad del «sueño iluminista» a favor de esa «bastarda y vulgar» Águila norteamericana, y nación que a su vez ha cometido hechos repudiables en Argelia y Vietnam, y más recientemente instrumentado una muy criticable política en Rwanda, no causa pese a todo eso el odio que inspira con menos razón que con razón los EE.UU. De hecho, y sin mal no recuerdo, Paris es lugar de ensueño, encuentros y conspiraciones genocidas de muchos de los terroristas o «revolucionarios» de la tierra. Reacción similar de sincero horror y categórico rechazo de gran parte de la izquierda y de los radicales del mundo hubiese ocurrido si la ciudad devastada hubiese sido Londres, lugar angular escogido por Marx para escribir su biblia anticapitalista que casi nadie ha leído ni lee ya, pero que todos aún mencionan aunque sea de oidas, ciudad en cuyo suelo está la tumba de este profeta de la izquierda, y también lugar preferido de las organizaciones terroristas más radicales para establecer sus sedes y centros operativos…

El juego de poder, amigo mío, siempre ha existido y existirá, sólo que cuando lo hacen los poderosos es «abuso y arrogancia», y cuando lo juegan los pequeños o «débiles», sean Estados u «organizaciones subversivas o revolucionarias», no importa los instrumentos que utilicen ni las violaciones a los derechos humanos en las que incurran, es simplemente un acto de «justa» autonomización, liberación o independencia contra las potencias opresoras y explotadoras, o simplemente y dicho en lenguaje más contemporáneo contra el «proceso de globalización capitalista»…que recordemos, por favor, encabezan para bien o para mal los EE.UU., junto a Europa Occidental y del Norte y Japón… Paradójicamente, como comenté hace poco a un diplomático mexicano (un priísta de izquierda, que parece lamentar la llegada de Fox a la Presidencia de México, pero quien por cierto, y en un natural acto de tolerancia democrática post-priísta, sigue aún representando a su país en el exterior)…en medio del inconmensurable dolor y aturdimiento causado por el horror en New York y Washington, pudiera ser finalmente positivo para el género humano que el ataque haya ocurrido en el territorio norteamericano y contra EE.UU., país contra el cual iba homogénea e implacablemente dirigido el ataque del 11-S, dada su condición de primer Estado universal, de epicentro del orden internacional y promotor esencial del proceso de eso que llaman «globalization from above», pues es a partir de la sensibilización de los poderosos, de la propia confrontación de éstos con la inseguridad, la vulnerabilidad –y más específicamente en el caso de EE.UU. de la ruptura de su histórica y existencial auto percepción de «excepcionalismo»– que ocurren o podrían ocurrir como ahora los grandes cambios y las grandes rectificaciones de la historia…y también «incidentalmente» si examináramos sin tantos prejuicios la historia del género humano, nos encontraríamos con que esa superpotencia, tan odiada y repudiada por todos los radicales del planeta aunque «pragmáticamente» siempre procuren gozar en epleno de las amenidades de su «abominable modo de vida», ha sido también la potencia más noble y benevolente que jamás haya existido…basta recordar cuanto dinero han invertido los gobiernos de EE.UU. y sus muchos centros e instituciones privadas para financiar ONGs dentro y fuera de EEEUU, cuya más permanente y efectiva labor ha sido criticar y desprestigiar la imagen de EEUU…¿Qué ese es el costo inevitable de su avasalladora hegemonía?, ¿Qué esa es la consecuencia insoslayable de ser tan envidiable e inocultablemente poderosos?, O.K. amigo, pudiera ser, pero eso en modo alguno justifica la atrocidad humana y humanitaria del 11-S.

La verdad amigo mío, te pido encarecidamente que no me sigas enviando artículos que sólo hieren mi sensibilidad humana…el mundo no va a mejorar si los EE.UU. desaparecen de la faz de la tierra, no se va a convertir repentinamente en un paraiso si los extremistas del mundo unidos en un solo bloque terrorista deciden extirpar el presunto cáncer estadounidense del planeta…No amigo, el mundo solo tiene chance de evitar el siempre latente y hoy tan pero tan cercano caos hobbesiano, si eso que yo llamo el aún pendiente sueño iluminista de la modernidad se realiza según una recuperación humanista de la razón, en tanto reconocedora, respetuosa y exaltadora de las diferencias…

Disculpa lo extenso y el tono molesto de esta carta, pero estoy sencillamente harta y a la vez muy preocupada de ver tantos demonios sueltos…cada uno más radical y peligroso que el otro…y el grueso de ellos confluyendo «religiosamente» y por tanto fanáticamente en la satanización del enemigo, ya sea EE.UU. para los radicales de izquierda y para los extremistas políticos o religiosos del planeta, o ya sea el Islam para los fundamentalistas liberales que desde el 11-S están invocando su propia guerra santa de «la civilización contra la barbarie» o de «Occidente contra el resto»….

Recibe mis saludos humanistas.

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