Colectivos suizos se solidarizan con ecuatorianos sin papeles

El arresto de dos dirigentes de la Asociación de Ecuatorianos y Amigos del Ecuador en la ciudad de Lausana (cantón de Vaud) causó alarma en los «sin papeles» y en las organizaciones suizas que los apoyan. La medida ha sido interpretada como intento de criminalizar al movimiento que lucha por la regularización de los «sin papeles».

El pasado 1 de octubre, los ecuatorianos Jaime Arroyo y otra persona que prefirió no revelar su nombre fueron detenidos e interrogados en el marco de una investigación que la policía lleva a cabo sobre una red de traficantes que sería la responsable de transportar ecuatorianos desde Quito a Lausana. Según el agregado de prensa de la Policía, Jean-Christophe Sauterel, la «investigación ha permitido establecer que la Asociación debía servir de sostén a los clandestinos de su país en la provisión de domicilio, empleo, ayuda financiera y dándoles consejos sobre el comportamiento a adoptar en caso de control de la policía». Estas afirmaciones fueron desmentidas por Arroyo, quien dijo al periódico 24 Horas de Lausana, que «yo les he dado solamente consejos para que puedan encontrar un lugar donde ir a comer, asearse o tener atención médica».

Este hecho se produce luego de que el pasado 17 de septiembre, más de un centenar de «sin papeles» ecuatorianos «salieron de la sombra» y participaron junto a organizaciones similares en una manifestación en Lausana.

Aunque los dos ecuatorianos, que residen legalmente en Suiza, fueron liberados el mismo día y la propia policía descartó cualquier vinculación con la red de traficantes, ellos corren el riesgo de que se les aplique el artículo 23 de la Ley Federal sobre la Estadía y el Establecimiento de extranjeros que señala que, «quien facilite la entrada, salida o la permanencia ilegal de personas será sancionado, sean sus fines de enriquecimiento o no». Esta Ley contempla multas de hasta 10.000 francos suizos (unos US 6.289 dólares).

El abogado defensor de Jaime Arroyo, Jean-Michell Dolivo, señaló que este artículo hasta ahora se ha aplicado solamente a los traficantes y si el «cantón Vaud decide interpretarlo al pie de la letra, todas las personas que luchan por la regularización de los ‘sin papeles’ podrían ser encausados con este artículo». El vocero del colectivo del cantón Vaud de apoyo a los «sin papeles», Christophe Taflemacher, fue mas allá y denunció que se trata criminalizar al movimiento, puesto que el mensaje de la policía y del juez de instrucción es claro: «si ustedes luchan por la regularización de estas personas, ustedes se arriesgan a ser inculpados».

Como respuestas a las detenciones, el 3 de octubre los colectivos de apoyo a los sin papeles organizaron una nueva movilización pidiendo explicaciones al Consejo de Estado del cantón Vaud por el arresto de los dos ecuatorianos. Al mismo tiempo se dirigieron al procurador general del cantón con un manifiesto en el que piden ser inculpados junto a los ecuatorianos, «porque nosotros también ayudamos a los sin papeles y estamos, por tanto, sometidos a las mismas sanciones que establece la ley de residencia y establecimiento de los extranjeros».

Desde enero a junio de este año, salieron del Ecuador cerca de 250.000 personas que huyen de la aguda pobreza que afecta a más del 70% de la población, del desempleo y del bajo poder adquisitivo de los salarios. Los países de destino fueron principalmente Estados Unidos, España e Italia. Suiza figura como un lugar de destino minoritario: se calcula que en Lausana, una ciudad de 114.000 habitantes, viven unos mil ecuatorianos/as y otros 250 en Ginebra.

En los últimos tres meses el tema de los «sin papeles» ha estado presente en la opinión pública suiza, sobre todo a raíz de que se han producido movilizaciones, tomas de iglesias en Lausana y Friburgo y se han organizado colectivos de apoyo tanto en estas últimas ciudades como en Ginebra.

Suiza, considerado como uno los países más ricos y desarrollados del mundo, se presenta como un polo de atracción para muchos emigrantes que vienen a buscar trabajo para mantener a sus familias. Los guardias suizos mantienen una constante vigilancia de las fronteras. En el primer semestre de este año, impidieron la entrada a 50.595 personas y 2.259 fueron arrestadas luego de haber ingresado ilegalmente. Estas medidas de control, sin embargo, no han impedido el ingreso de muchos emigrantes sin papeles, que según estimaciones periodísticas estarían entre los 200.000 y 300.000. Provienen principalmente de Europa del Este, de la ex Yugoslavia, Asia y América Latina. Entre las razones que les obligan a salir de sus países de origen están la crisis económica, las catástrofes naturales, las guerras, los regímenes autoritarios.

Los sin papeles se ubican en las ramas de la construcción, los restaurantes, la hotelería, la agricultura y las pequeñas empresas. Las tareas domésticas, el cuidado de niños/as y ancianos, y las actividades relacionadas con el sexo y las actividades de diversión, por lo general, están reservadas a las mujeres. Las condiciones de
trabajo son bastante difíciles: por lo general sus ingresos son inestables y no pueden gozar de las garantías sociales y la seguridad que tienen los demás trabajadores. Viven con un constante temor a ser expulsados y muchos tienen sentimientos de impotencia, de inexistencia y vulnerabilidad.

Las autoridades suizas han descartado la posibilidad de una amnistía general para los inmigrantes sin papeles, y solo admiten que pueden considerar los casos justificados de carácter humanitario previstos en las leyes vigentes. Ahora que se discute un nuevo proyecto de ley de emigración, hay quienes piensan que se debe adoptar sanciones más severas tanto para las personas en situación «irregular» como para los empleadores que los contratan. Otros en cambio, consideran que en Suiza se perfila un déficit del 7 al 8 % de población económicamente activa, y que se
debe dar paso a una emigración controlada no europea por razones económicas y humanitarias.