Opinión Internacional

Comisión Interamericana

Durante los días 21 y 22 de enero pasados, los países miembros de la Convención Americana sobre Derechos se reunieron en Montevideo, para seguir evaluando el desempeño de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y especialmente la mudanza de la sede principal del ente protector de Derechos Humanos de la Organización de Estados Americanos de Washington a un país latinoamericano.

La cita de ministros de relaciones exteriores no tuvo la acogida que los países miembros del ALBA aspiraban, solo asistieron a nivel ministerial el país anfitrión Uruguay, Argentina, Ecuador y Haití.

Igualmente llamó la atención «la celebración de la conferencia a puerta cerrada, sin agenda o temario público disponible, y sin espacios de intervención de la sociedad civil (que) vulnera el espíritu de transparencia y participación que debe ser garantizado en este tipo de espacios», tal y como lo denunció la Coalición Internacional de Organizaciones por los Derechos Humanos en las Américas, que agrupa a más de 50 ONG de defensa de derechos humanos en el continente, desde Amnistía Internacional, CEJIL, Espacio Público, Centro de Derechos Humanos de la UCAB, por mencionar algunas.

Esta Asamblea de Estados Partes, está reabriendo un debate que ya fue resuelto en el seno de la Organización de Estados Americanos, al culminar el proceso de fortalecimiento del sistema de protección de Derechos Humanos, en el marco de la XLIV Asamblea General Extraordinaria de la OEA, en marzo de 2013, en la que participaron todos los países miembros del foro hemisférico. Las reformas propuestas comenzaron a implementarse recientemente, e incluyen cambios en el Reglamento de la Comisión y en sus políticas y prácticas.

Según el canciller uruguayo, el único que habló con la prensa en el marco de la Reunión, varios países reclamaron de la CIDH «una autocrítica fuerte» por haber sido «injusta» en numerosas ocasiones, por haber estado «limitada» y por no haber actuado en algunos casos «donde tendría que haberlo hecho». Agregó que «La comisión tiene que examinarse a sí misma en ese contexto; en ese marco se da una circunstancia un poco particular y es que la Comisión está en un país que no es parte de la Convención y eso es algo que es discutido por muchos países».

La CIDH está integrada por personas independientes, que no siguen instrucciones de gobiernos, para poder tener una visión no confesional, que en el contexto de la lucha y protección de los derechos humanos significa criticar y enfrentarse a los gobiernos. Sin embargo, para muchos este hecho tan simple, escapa de su comprensión del problema y quieren reabrir un debate que en el fondo sigue deteriorando la protección de los derechos humanos en el hemisferio.

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