Opinión Internacional

¿Cómo será el segundo semestre del 2000 en Argentina?

(%=Image(1855527,»L»)%)Frío y nublado plomizo, como los ánimos de los manifestantes, se mostraba el cielo de Buenos Aires que dió techo a una marcha protagonizada por algo más de 50.000 personas para protestar «contra el Fondo Monetario Internacional» al decir de sus organizadores. Es uno de los eufemismos habituales de los que aman políticos y sindicalistas locales cuando quieren eludir la verdad: fue contra el gobierno y el durísimo paquete de ajuste económico divulgado el lunes 29 de Mayo por Fernando de la Rua, el radical que aliado con la izquierda del Frepaso llegó hace sólo seis meses a la Casa Rosada. Esto venía a suceder luego de lo que los argentinos llaman «El Impuestazo» que se aplicó en el verano y está demasiado fresco en los bolsillos de la gente al igual que las noticias del fracaso de la recaudación fiscal en estos meses y los continuos desórdenes callejeros en las provincias también.

La marcha organizada por los sindicalistas nucleados en lo que se llama CGT Disidente (CGT = Confederación General del Trabajo) para diferenciarse de la CGT Oficial que ha entablado un diálogo con el gobierno, no solo incluyó al grupo sindical inicial: hubo de todo literalmente hablando. Sin temor a equivocaciones ha sido la marcha más heterogénea que se registre en la historia de la última década: para dar una idea en la misma había grupos afines con los «carapintada» de Seineldin, montoneros y grupos vinculados al grupo guerrillero filosandinista de Gorriarán Merlo que atacó La Tablada en Enero del 89. Había ex – gobernadores peronistas, dieciseis diputados «rebeldes» provenientes de la misma Alianza que gobierna el país (izquierdistas variopintos y hasta la radical Elisa Carrió), legisladores peronistas, el ex – teniente coronel Rico y el socialista Alfredo Bravo. Hasta un representante oficial (un laico) de la Iglesia Católica que fue uno de los dos oradores en el acto. La marcha fue singularmente tranquila, tras un gran esfuerzo de los organizadores por garantizar el orden y evitar las provocaciones eventuales. Se mezclaba una abundante muestra de banderas argentinas con algunos estandartes rojos que señalaban la presencia de rojos de corazón que los blandían (la convocatoria había sido con banderas argentinas solamente, pero buscaron hacerse notar y lo lograron). Era como ver el aco iris político argentino marchando por las avenidas.

Una improvisada banda de música con más entusiasmo que afinación interpretó el Himno Nacional para comenzar el acto y a continuación lo que los argentinos identifican como «la marchita» es decir la marcha «Los Muchachos Peronistas» que obviamente, no todos cantaron.

Los discursos fueron duros. Durísimo el de Moyano (dirigente sindical de los transportistas y cabeza de la CGT disidente), convocando a dar pelea y a la «desobediencia fiscal». Finalmente se anunció un paro general de 24 horas para el próximo 9 de junio. Simultáneamente, la CGT Oficial también convocaba a un paro para el mismo día. Muy cerca estuvo que se llamase a un paro de 36 horas con movilización desde los lugares de trabajo, pero se reservó la medida (peligrosa por la movilización, dado que se presta a desbordes y provocaciones) para una segunda etapa de lo que se avizora como un segundo semestre volátil. Se ha prometido además que como parte de estas expresiones de protesta se incluirán apagones y cacerolazos, fáciles de organizar y muy efectistas.

Todo eso sucedía en la Plaza de Mayo de Buenos Aires, culminando así un mes en el que se vivieron situaciones de extrema tensión en las provincias de Salta (Noroeste) y Chaco (Nordeste), amen de otras de menor cuantía en otros puntos del país. En Salta hubo ocho gendarmes (fuerza federal de seguridad) heridos de bala, disparadas por grupos de acción de ultraizquierda a los que el gobierno jamás identificó y se las arregló para que los medios ocultasen a cal y canto la cifra de heridos de bala de las fuerzas del orden y la filiación política de los que dispararon. Para diarios, radios y TV argentina, los gendarmes heridos no existieron y obviamente: ¿si no existieron los heridos para qué hablar de quienes los hirieron? Vamos hombre, diría un español, que a eso se llama en la SIP: Libertad de Prensa, Independencia de los medios y Etica Periodística…

Los puntos más conflictivos del paquete económico contra el cual se marchó incluye un severo recorte presupuestario, caracterizado por quitas en los sueldos de 140.000 empleados públicos, acto que rápidamente ha merecido el juicio de «otra vez el gobierno mete las manos en los bolsilos de la gente». Entre los alcanzados por las quitas salariales están quienes integran las «brigadas de bomberos de la tensión social» i.e., gendarmes y policías federales, ¿habrá sido para levantarles la moral? Amen del resto de la administración federal y las Fuerzas Armadas. Los jueces y legisladores no han sufrido este embate a sus ingresos. El presidente anunció que él y el vicepresidente se han autorecortado sus sueldos.

Nada se ha hablado de los subsidios que paga el estado a los concesionarios privados de ferrocarriles, peajes, el abultado presupuesto universitario con el cual se sostienen a miles de «punteros» del radicalismo, etc., etc.

Las supuestas medidas de «reactivación e inversión» incluídas en este paquete de medidas han merecido, en general, juicios severos por parte de los analistas económicos los que han dicho claramente que creen que no son tales y que fueron incluídas como maquillaje.

Por de pronto se anunciaron recortes presupuestarios en la agencia oficial de noticias Telam y a 48 horas de anunciadas, ya han sido desmentidas de palabra y hecho.

De todo ello surge un cuadro que ha sido muy bien resumido por quienes llevaron a cabo una encuesta por estos días que publica la revista «3 Puntos» y que es harto reveladora del estado de ánimo de los argentinos en estos días: 95 % no participa en ninguna organización política, 80 % piensa que el país está estancado o en retroceso, 70 % teme perder su trabajo.

Y en un verdadero «last but not least», mientras ocurría todo eso un hijo de De la Rua (Antonio, 26, uno de los principales responsables del marketing presidencial y cabeza de un grupo autodenminado «grupo sushi» porque comen comida oriental pero lo interesante es que tienen mucha influencia en el seno del poder) aparecía paseándose con la cantante pop colombiana Shakira prodigándose arrumacos en las playas de Miami en una pésima demostración de «timing político» que cayó mal (para decirlo delicadamente) al ver un par de revistas del género que publicaron una profusa producción fotográfica.

Intentando describir muy sintéticamente entonces el estado de ánimo argentino, puede decirse que:

No aparece la esperanza en el horizonte. Esto sencillamente profundiza el desaliento, el descreimiento y genera un malhumor creciente que en algunas provincias ya es rabia o «bronca» como dicen jóvenes y viejos en una expresión que tiene un sentido inequívoco para cualquier argentino desde hace casi cuatro décadas cuando apareció una canción de protesta titulada «La Bronca».

¿Qué hace el presidente De la Rua frente a todo ésto?

(%=Image(8937589,»C»)%)El esfuerzo más importante en este sentido es una tarea difícil que se ha iniciado por estos días: la búsqueda de algun tipo de acuerdo de gobernabilidad que tiene como modelo idealizado el muy español Pacto de la Moncloa y para lo cual De la Rua ha hablado por primera vez con un grupo de ex-gobernadores justicialistas y algunos personajes de importancia en ese agrupamiento. Hay inadvertidos que por estas horas también mencionan el pacto venezolano de Punto Fijo, pero hay quienes por lo bajo les susurran que el terremoto político que Venezuela vive hoy es el resultado del puntofijismo. Por supuesto que a nadie se la ha ocurrido mencionar entre los pactos de este tipo, el que en su momento firmaron conservadores y liberales en Colombia.

Lo que nadie ha dicho todavía por aquí es que no se sabe muy bien quién jugará en esta «Pacto de la Moncloa a la Argentina» el rol de S.M. el Rey Juan Carlos, que fue un sabio y prudente monarca capaz de representar con seriedad y notable eficacia su papel de pivote central y factor de unidad nacional hispana. Tampoco estará la zanahoria de la entrada en la Europa de la Comunidad y de la OTAN que se alzaba frente a los políticos españoles. Porque si lo que tenemos como versión local de Juan Carlos y la Comunidad Europea/OTAN son De la Rua (o Alfonsin o cualquier otro político aliancista) y el Mercosur, no hace falta ser un genio para darse cuenta que los pilares fundamentales, básicos, «sine qua non», no son muy favorables para utilizar una expresión educada.

¿Cómo sigue esta historia en lo que resta del año 2000?

Todo apunta a mayor recesión,mayuor desocupación, crecimiento bajísimo (en el mejor de los casos) o probablemente nulo, malhumor nacional creciente, incremento de la inseguridad pública, tensión social en significativo aumento (no por nada De la Rua se reunió con los obispos católicos y les pidió ayuda para enfrentar el conflicto social).

El Frepaso, brazo izquierdo de la alianza gobernante, está mostrando públicamente hasta dónde llega la crisis que se vive en sus filas debido a lo que ocurre con el gobierno del cual son una parte.

Y por si todo ésto no fuese suficiente, está clarametne probado que De la rua y su gabinete marchan varios pasos detrás de los acontecimientos. Más aún, cada vez que se ha planteado una situación límite a la que se llegó por falta de previsión y errores u omisiones varias, producido el «incendio» han demorado un tiempo prolongado antes de decidirse a actuar con lo cual en todos los casos el problema se ha agravado más de lo conveniente. Los diecisiete días de discusiones previos a la adopción de las medidas económicas anunciadas el 29M son simplemente la última de dichas pruebas.

Las disensiones dentro del gobierno también tienen estado público. Ha asomado como «hombre fuerte» al lograr imponer sus criterios en la pugna por lo que debía hacerse Fernando Santibañes, actual Secretario de Inteligencia de Estado. El ex – banquero y amigo personal de De la Rua ha eclipsado claramente a Terragno, formalmente jefe de gabinete y como tal debería ser la principal figura del gobierno: sencillamente no lo es y nadie da mucho por su permanencia en el cargo que es claramente ambicionado por Santibañes, que en la practica está funcionando como principal colaborador de De la Rua.

Alfonsin, que debió abandonar prematuramente la presidencia ante una avalancha de problemas de todo tipo que culminaron con el ataque de guerrileros equipados con armas sandinistas a La Tablada el 23E del 89 y una hiperinflación galopante que generó saqueos y otros actos de pillaje populares, ha dicho en privado por estos días: «si seguimos así se pierden las elecciones legislativas del 2001». No hay argentino que no esté de acuerdo con esta expresión.

El invierno argentino que comienza en pocos días promete ser caliente, muy caliente. Habrá que ver si sube tanto la temperatura que alguien se queme. En tal sentido, en estos momentos nadie apostaría una moneda falsa por la permanencia durante mucho tiempo de algunos de los miembros del actual gabinete presidencial.

Un par de horas antes de viajar a Berlin y cuando ya resonaban con fuerza los bombos de la protesta en Plaza de Mayo, De la Rua dió una conferencia de prensa en la que entre otras cosas dijo testualmente: «Tengo la situación bajo control». Pues no lo parece.

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