Cuéntele a Chávez
Aunque Daniel Ortega se reúne con frecuencia con Hugo Chávez, parece que ha evitado contarle al Presidente venezolano las consecuencias del control de precios en Nicaragua y cómo la inflación hundió a este país en la década de 1980, cuando el Frente Sandinista gobernó la primera vez.
Chávez ejecuta en Venezuela medidas económicas similares a las del gobierno sandinista de los años ochenta, que dejaron a Nicaragua con más pobreza y una deuda mayor de 10 mil millones de dólares, carga pesada para un país de cinco millones de habitantes, cuando Ortega salió del poder en 1990.
Una noticia de Venezuela que me llamó la atención la semana pasada es que habitantes del poblado de Sabaneta saquearon una distribuidora estatal, Mercal le llaman, en protesta por la escasez de algunos alimentos como la leche, la carne y el arroz, lo que suena increíble tratándose de un país petrolero y con extensiones de tierras aptas para la agricultura.
Entre las causas del desabastecimiento está el control de precios, un mecanismo del Gobierno para decidir qué producto es barato y qué producto es caro.
Hace días, cuando entrevistaba al economista Alejandro Martínez Cuenca sobre el cambio de moneda que hizo el gobierno de Ortega en 1988, queriendo frenar la inflación, surgió el tema de Venezuela, donde hoy hacen lo mismo.
Martínez, quien fue ministro de esa administración sandinista, sabe por experiencia propia que el control de precios ocasiona desajustes en los mercados y crea mercados negros, como ya sucede en Venezuela.
Chávez «está cometiendo exactamente el mismo error (del Frente Sandinista), creyendo que la economía funciona por voluntad, por voluntarismo… Ahora vamos a hacer el socialismo del siglo XXI, porque se le ocurrió al presidente Hugo Chávez y no porque realmente entienda que hay reglas del juego que son la lógica de los mercados, con las cuales vos tenés que convivir y saber manejarte», explicó.
Si Ortega nunca le ha contado a Chávez los detalles de cómo Nicaragua consiguió el récord de la mayor hiperinflación en América Latina, cuando él gobernaba hace 20 años, al menos los asesores del presidente venezolano necesitan estudiar el caso, para no caer en el mismo hoyo.
Es probable también que hayan ocurrido otras dos situaciones: una, que Ortega le haya narrado cómo mal administró el país en esa época y que Chávez nunca le haya puesto atención, porque el mandatario venezolano cree que todo lo que él hace es nuevo y producto de su invención, como el socialismo del siglo XXI, del que nunca ha podido explicar en qué se diferencia del socialismo que ha mantenido Fidel Castro en Cuba, con represión, por más de 45 años.
La segunda posibilidad es que Ortega apoye esas políticas de Chávez porque todavía cree en la economía controlada por el Estado, con producción y precios dirigidos por el Gobierno y organismos de masas, como los Consejos del Poder Ciudadano (CPC), buscando agiotistas y acaparadores en los mercados.
En este caso, Ortega sería cómplice de los daños que sufra la población de Venezuela por políticas económicas que ya causaron amargura en Nicaragua, sólo porque a un Presidente le cuesta entender que el mercado es muy racional.
* Jefe de Información
Diario LA PRENSA / Nicaragua
