Develada manipulación informativa contra MST
La opinión pública no entendió hace unos meses cómo, de repente, el Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST), uno de las organizaciones de izquierda más vivas de América Latina, había empezado a ser denostado por algunos importantes medios de comunicación y hasta por la progresista revista de información Veja. Esto hizo que la presidencia de la República rompiera con
el Movimiento, al que llegó a acusar de usar métodos «terroristas».
(%=Image(7887571,»L»)%)Hoy, según informaciones presentadas por Teodomiro Braga, columnista político del diario Jornal do Brasil, todo empieza a esclarecerse. Se ha descubierto, en efecto, que dentro de los nuevos Servicios Secretos de Brasil (ABIN), que se esperaban purificados de los viejos métodos de los informadores del tiempo de la dictadura militar, existe aún un 3% de la vieja guardia que pertenece al 13% de los policías actuales que pasaron del extinguido SNI al nuevo de los tiempos de la democracia. Uno de ellos, responsable de pasar informaciones tendenciosas a la prensa, ha sido ya desenmascarado, aunque no se ha revelado su nombre. Se trata de alguien que había ya ocupado un alto cargo en los viejos servicios secretos.
De ahí que el ministro jefe del Gabinete de la Seguridad Nacional, el general Alberto Cardoso, hombre de confianza del presidente de la República, Fernando Henrique Cardoso, se haya precipitado en afirmar que los Sin Tierra no pueden ser considerados enemigos internos del Estado sino «un movimiento social que defiende una causa justa». Para el ministro, el MST es «un aliado crítico del Estado, pero un aliado». Cardoso ha añadido que el MST es un movimiento que «dio una dimensión
especial para los trabajadores rurales sin tierra, haciendo, sí, que el Estado de Brasil tomara conciencia de la necesidad de una reforma agraria».
Estas afirmaciones tan abiertas y positivas por parte de uno de los ministros más significativos del Gobierno son importantes para acabar con el clima de caza de brujas y que los mismos dirigentes del MST no entendían. Hasta el punto que acabaron pidiendo la mediación de la Conferencia Episcopal de Brasil que siempre había sido solidaria con un movimiento que consiguió tierras en propiedad para más de 300.000 familias y que ha creado un tipo de enseñanza alternativo al urbano para los hijos de los campesinos, premiado por la Unicef.
El general Cardoso, que ha prometido que el Gobierno castigará a los miembros de los servicios secretos desviados, ha elogiado el hecho de que este país pueda hoy contar con unos servicios secretos renovados, democráticos y al servicio del Estado. Y que lo demás es escoria de la vieja dictadura y de la que el Estado promete liberarse.
